Ese shock en mi mente seguía intacto, me tomó varios segundos abrochar nuevamente mi camisa.
La mirada de Christopher era una que nunca había visto, sus ojos brillaban y no precisamente de felicidad.
Acomodó a Ollie en el sofá en lo que mi primo me miraba tan cuál a un desconocido, comenzaba a sentir un peso.
- Christopher espera - detuve.
- Ahórrate tus malditas excusas - dijo entre dientes.
- Solo escúchame, yo...bebí un poco y no sé qué hice.
Negó tomando paso al exterior de la casa, lo seguí sin estar tranquilo al no sentirme escuchado.
- DÉJAME - gritó en un empujón.
- Perdóname, Chris - pedí en llanto.
- ¿Qué te perdone? ¡CÓMO MIERDA ME PIDES ESO!
- No hice nada, te lo juro.
- ¿Qué hubiera pasado si llegamos media hora más tarde? ¿Eh?
- Te quiero a ti, me gustas tú.
- Ahora entiendo, nunca existió su amigo bisexual, hijo de puta - negó.
Tenía lógica, era un detalle que no había tomado en cuenta.
Retomó sus pasos de forma lenta, mi actuar no tenía excusas y por lo que veía tampoco perdón.
- ¡Estaba dolido!
- ¿Y crees que yo no? - preguntó al girarse.
- Tú me dejaste.
- Solo te pedí tiempo, pero no para que vayas y te quieras acostar con el primer idiota que pasó por tu camino, quería más confianza de tu parte y mira con lo que me sales.
- Tienes todo el derecho de no confiar en mí, no sabes lo asqueroso que me siento, pero te juro que solo te quiero a ti, es de ti de quién estoy enamorado.
Sus ojos parecieron no sostener las lágrimas, era la primera vez que lo veía llorar y no era una buena sensación que yo fuera ese causante.
Lo abracé con gran sentimiento, que él no hiciese lo mismo me dolió, esto me estaba matando.
- Yo cambié por ti Erick - dijo en llanto.
- Lo sé, lo sé.
- ¿Entonces si lo sabías por qué no lo valoraste? - alejó.
- Chris.
Ambos guardamos silencio al escuchar como el ruido de algo romperse se escuchó a gran escala, no dudamos en regresar, algo pasaba.
- NO TE QUIERO VER EN MI CASA.
- ¡IVÁN NO, DÉJALO! - pedí al ver cómo golpeaba su rostro.
- SABÍA QUE NO ERAS DE CONFIANZA - reclamó para Gael.
- Cálmate, por favor, basta Iván - quité.
Respiré agitado, el problema estaba tomando una gravedad que se estaba yendo de mis manos.
- ¿A dónde vas?
- Chris, ya por favor - pedí.
- No tengo que darte explicaciones, Erick no es tu novio y no lo puedes juzgar por eso, no te engañó.
El puño de mi ex novio fue a dar a una de sus mejillas, los intentos de Gael por defenderse se vieron interrumpidos por mi postura.
- Andate - pedí.
- ¿Vas a estar bien?
Asentí desviando la mirada, era tanto el peso, el arrepentimiento y la vergüenza que sentía.
- ¿En qué mierda estabas pensando? - preguntó Iván.
- Perdón, lo siento - pedí con lágrimas.
- No si con un perdón se soluciona el problema - negó Christopher.
- Sube a tu cuarto Erick.
- ¡Pero hablemos! Yo...
- Sube a tu cuarto, no te lo voy a repetir nuevamente.
- Y si no quiero qué.
Solté un quejido al sentir como su mano se estampó en mi cara, era la primera vez que veía a Iván tan molesto.
- Hoy mismo hablaré con mi padre para que te ponga un alto, se acabó la buena disposición y conmigo no cuentes para nada. Sube - ordenó.
Caminé sin seguir insistiendo, apenas llegué a mi habitación me dejé caer en completo llanto y dolor.
- Dios, que hice...soy una mierda, MALDITA SEA.