Narra Alfonso
-¡suéltenme!- gritaba Alfonso mientras que los guardias lo cargaban de manos y de piernas mientras que lo llevaban por un pasillo directo a su celda dónde lo encerrarían por los problemas que había causado debido a su ira descontrolada mostrada después de que el gran maestro dictara el tratado de paz.
Después de forcejear con sus compañeros Alfonso se los quitó de encima con un hechizo de pulso de energía que los lanzó lejos antes de correr por el pasillo e ir a la sala dónde estaba la mesa dónde los generales y el gran maestro estaban sentados.
El elfo que había agarrado la varita mágica de uno de sus compañeros entro en la sala gritando.
-¡día de mi venganza!-
Tras eso salto entre las mesas lanzando hechizos de forma dispareja a todos lados antes de abalanzarse conjurando un cuchillo para apuñalar al gran maestro, pero antes de que pudiera atacar al gran maestro, el gran maestro estiró la mano para lanzar al pobre elfo contra la pared, al caer el elfo solo se sacudió la cabeza antes de levantarse y dar otro grito desgarrador lo que presentaba su rabia al punto en que levantó la varita para lanzar el rayo arcano, pero el gran maestro fue más rápido y uso un hechizo para devolvérselo pero reducido así Alfonso solo quedo aturdido.
-justo lo que hemos dicho por eso, llenos de rabia y descontrol- dijo el gran maestro- lo que me hace pensar en no firmar esto.
-espere- intervino el general Leo antes dar una reverencia.
-mire le pido mil disculpas y le aseguro que un incidente así no se repetirá-
-muy bien lo dejaré pasar, pero solo porqué hemos llegado tan lejos en terminar este asunto, pero solo con la condición de que se quede como prisionero en esta fortaleza- decía mientras que el gran maestro comenzó a caminar hacia Alfonso que estaba tirado en el piso.
Cuando llegó a el uso su magai para darle vuelta para que quedara boca arriba antes de lanzarle un hechizo.
-blochezi magicum-
Una luz salió del báculo y recorrió todo el cuerpo de Alfonso.
-su magia ha sido negada así que llévenselo-
De eso ya había pasado media hora y cuando Alfonso fue llevado a los calabozos y cuando lo metieron en la celda cerraron con fuerza la llave y al final uno de los guardias le dijo.
-ya recibimos el informe del tipo de persona que eres, normalmente te hubieran perdonado y dejado ir pero por el espectáculo de ahorita has sellado tu destino y ahora te quedarás aquí hasta que el gran maestro y los generales sepan cómo te despacharemos y ni se te ocurra usar magia, el gran maestro en persona te la bloqueó-
-espero que la sentencia sea algo que involucre mucho dolor, digo si no puedo matar quimeras al menos puedo hacer sufrir a uno- dijo el otro guardia antes de echarse a reír.
Pasaron varios minutos en que Alfonso estuvo inmóvil debido a un hechizo que le lanzaron para inmovilizarlo, tan pronto pudo moverse Alfonso se puso de pie de golpe corrió hacia la puerta de metal y comenzó a golpearla.
-¡cobardes estábamos ganando!-
Sus gritos no se calmaron y como estos llegaban hasta el piso de arriba, los monitoristas tuvieron que bajarle el volumen a la pantalla para que no se quedaran sordos por los gritos y fue hasta horas después de que estuvo gritando.
-¿Cómo es que no se le lastima la garganta con tantos gritos?- preguntó el guardia.
-te preocupa eso, yo estoy pensando en cómo es que lo admitieron el ejército con tantos problemas psicológicos-
-se nota que están o estaban tan desesperados por gente que admitieron a cualquiera-
-y pensar que estábamos perdiendo con una ejército tan mediocre como ese-
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Pasó el tiempo, las cosas siguieron más o menos mientras que los guardias rondaban de un lado a otro del pasillo, claro que no se acercaban mucho al siguiente pasillo ya que era en el que estaba encerrado Alfonso, como al inicio y durante un buen tiempo este siguió gritando como desesperado lo llamaron la celda del gritón, pero como sus gritos llegaban al piso de arriba lo llamaban el piso de celdas del gritón claro que después de meses este se fue calmando.
Pero aun habiendo pasado años, los demás prisioneros y también los guardias se quedaron nerviosos así que no se atrevían a ir a ese lugar, los gritos que decía Alfonso eran insultos obscenos de verdad muy fuertes, aunque para algunos guardias resultaba divertido, pero fuera de ese hizo ese pasillo estaba completamente solo y los guardias únicamente se acercaban para dejar la bandeja de comida la cual solo la acercaban mediante magia.
Por desgracia ese fue un grave error ya que en una ocasión ni siquiera se fijaron en que pusieron dos cucharas de las cuales solo regreso una, aunque eran de plástico, Alfonso la agarró e intentó abrir la cerradura, cosa que no funcionó.
Y aunque sabía que no podía hacer magia, este pasaba todo el tiempo que podía gritando los hechizos a todo volumen, en voz abaja, cantando mantras, meditando y concentrándose en ganarle al sellado, claro que como quimera tenia que se capaz de lograrlo y en especial de que tenía mucho tiempo, ni siquiera se molestaron en darle una sentencia es más después de los guardias no había visto a nadie.
Fue hasta que un día mucho tiempo después por fin sintió algo que marcó la diferencia, sentía como si su cuerpo se hubiera vuelto más ligero y no por haber perdido peso, si no que se sentía más liviano, así que siguió intentándolo al punto en que después de un rato se dio cuenta de que estaba flotando en el aire, había funcionado por fin le había ganado a es estúpido hechizo, solo tenía que practicar la forma en hacer otros hechizos, pero necesitaba un canalizador, fue ahí cuando vino a su mente la idea de usar la cuchara y transformarla en algún otro objeto.
-si no han venido y si me tienen encerrado aquí es porqué podré usar magia, así que lo haré-
Fue ahí cuando le llegó su comida en esa ocasión, como una vez cada cierto tiempo llegaba una manzana, mientras la mordía se le ocurrió algo así que agarró el corazón de la manzana y sacó las semillas las cual comenzó a hechizar al punto en que está se convirtió en una rama formando una varita.
A partir de ese momento Alfonso comenzó practicando diferentes hechizos sabía que no lo detectarían porque aunque apenas podía ver el exterior los guardias no iban a visitarlo.
Después de practicar mucho, por fin se animó a abrir la puerta y salir de su celda, claro que primero se hizo invisible para que las cámaras no lo vieran cerró la puerta y comenzó a correr por el pasillo, aunque no sabía en qué dirección ir, este se pegó a la pared que tenía más cerca y comenzó a seguirla de esa forma y llegó a las escaleras y comenzó a subirla.
Alfonso recorrió los pasillos de ese lugar con mucho cuidado, para su suerte no encontró a ningún guardia y era de noche así que la luz del sol no le afectaría la vista.
Después de eso recorrió el lugar, aunque por accidente consiguió entrar en la sala de los tesoros, en dónde se encontraban las coronas y las llaves que en ese momento estaban en su forma de báculo y aunque Alfonso casi no recordaba en qué consistía, pero si recordaba que eran muy importantes así que las agarró las cuatro tanto las coronas como los báculos y el libro dónde estaba escrita la leyenda.
Después salió caminando aún invisible, este fue hasta los pisos superiores y continuó su camino hasta que encontró lo que buscaba los aposentos del gran maestro, este fue guiado por los letreros y haciendo ruidos mediante magia distrajo al guardia, cuando este se alejó de la puerta de entrada y guiado por su ira le asesino mientras dormía después de se dio a la fuga y horas después de eso se dio de nuevo reiniciada la guerra.
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Onward 3 : Los cuatro Castillos
FanfictionEl tablero está puesto y las piezas se mueven, cada jugada debe ser bien pensada ya que cada batalla decidirá el futuro de muchos, en una guerra librada por dos bandos que alegan libertad y paz. Un odio basado en el temor de una profecía que marca c...