El tiempo de paz

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Después de ese desagradable momento en la aduana siguieron el camino hasta la costa y después de una hora llegaron a un puerto dónde después de estacionar a Ginerva 2 les volvieron a revisar las cosas y les volvieron a pedir las identificaciones, les dieron instrucciones de ir por tierra, en esas islas aun no tramitaban todos sus permisos de conducir.

La playa no estaba tan abarrotada de gente como ambos hermanos esperaban, de hecho estaban casi vacías, no había gente ni barcos, ni lanchas, la mayoría de los puertos estaban ocupados por barcos militares, a los lejos se podía ver un crucero por dónde seguramente estaban llegando inmigrantes del continente, claro Ian había escuchado que los primeros de los que se tenía registros ya estaban en proceso para comenzar a emigrar a las islas o a los demás continentes y tenían que hacer una pausa en esa isla.

-¿Cómo cuantas personas hay en ese crucero?-preguntó Ian volteando por la ventana.

-miles al menos, según lo que el general me dijo se tiene registro de al menos unos cien mil hechiceros quimeras en las tierras forestales, al menos los que saben que pueden hacer magia, mientras ya no digamos los que ignoran sus antecedentes mágicos.

-¿crees que haya suficientes espacio en las islas?-

-bueno por lo que me dijo, muchos irán a los continentes- respondió Barley.

La furgoneta siguió su camino durante una hora, conforma avanzaban se dieron cuenta de que la presencia de los vehículos militares comenzaron a disminuir y la presencia de gente que estaba en la playa divirtiéndose comenzó a aumentar, si fueran vacaciones ambos estarían contentos del lugar al que acababan de llegar.

Ian condujo hasta llegar a una playa, metió la furgoneta al estacionamiento al aire libre, y una vez que bajaron las cosas, comenzaron a caminar por la acera, el estacionamiento era muy seguro ya que en esa zona no se daba el robo de autos o autopartes, ambos elfos comenzaron a caminar por la playa, se cambiaron los zapatos por las sandalias para caminar por la arena.

Ambos caminaron hasta llegar a una cabaña chica de un solo piso, la cabaña no se encontraba en una zona turística ni marítima, así que no había  casi nadie, el lugar le pertenecía a la familia de la  secretaria del general Leo, una joven sátiro ll...

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Ambos caminaron hasta llegar a una cabaña chica de un solo piso, la cabaña no se encontraba en una zona turística ni marítima, así que no había casi nadie, el lugar le pertenecía a la familia de la secretaria del general Leo, una joven sátiro llamada Jania, ella les había dado las llaves, claro que la casa estaba deshabitada, ya hacía años que nadie iba a ahí y que era lo más que podía hacer por ellos, ya que habían pedido bastantes favores, la adopción de Fénix, la universidad de Barley y dinero que no podía ser mucho.

-bueno hogar duce hogar- dijo Barley apretando los labios metiéndolos hacia adentro en señal de incomodidad.

-bueno es mejor que tener que dormir en la furgoneta- añadió Ian

Los dos hermanos caminaron hacia la cabaña, Ian la abrió con la llave, el interior estaba vacío, no había ningún tipo de mueble ni telarañas, ni polvo, Jania les había contado que lanzaron algunos hechizos para evitar eso.

Onward 3 : Los cuatro CastillosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora