Onward 3 : Los cuatro Castillos

Premunición

Narra Diego

Se filtró la noticia de la muerte del gran maestro y de reinicio de la guerra en cuestión de horas, claro que hubo quienes no creyeron que fuera algo real, pero también hubo quienes tomaron medidas de forma inmediata, volver a llamar a las tropas, aunque no se habían disipado, pero si se abandonaron las posiciones que tenían en ella, además de que consideraron el reclutamiento masivo de civiles, aunque cuando se dio la confirmación oficial, las familia las familias de las islas intentaron huir apenas horas antes de evitar los primeros ataques.

-¿estás segura?-preguntó Diego

El elfo se encontraba sentado en una silla mecedora que se encontraba la parte frontal de una pequeña cabaña de un solo piso ubicada casi al límite del final de una pradera y el comienzo de un bosque.

-si pensé que por fin había llegado la paz que tanto anhelábamos- susurró Misty mirando hacia abajo- pero no pensé que estos fuera a reiniciar de nuevo, aunque ya no soy una fugitiva desde lo de tuve al bebé, ya no tiene motivos para perseguirme-

-bueno así son las cosas- le respondió Diego poniéndose de pie para que Misty se sentara en la silla- ven toma así ciento tenemos mucho de qué hablar- le dijo el elfo mientras que iba al otro lado del pórtico por otra silla.

-perdona por no invitarte a pasar, la verdad es que como no recibo visitas, no he acomodado mucho- explicó Diego mientras que se sentaba en la silla.

-bueno yo me alteré mucho aunque puede que por ser descendiente no me hagan nada, pero al ser una desertora puede que si vayan por mí y por cualquier información que tuviera

-y solo en estas circunstancias me buscas verdad- le comenzó a regañar Diego mientras que le medio señalaba con el dedo de forma no grosera- crees que no sé lo del bebé, tu bebé, que usaron por herramienta para convencer al gran maestro de iniciar la tregua, seguido de que le entregaste el báculo a un desconocido al que persiguieron por semanas pero la verdadera pregunta aquí es ¿Cómo me encontraste?-

-no fue fácil, tuve que hacer meditaciones par que la adivinación funcionara y mediante búsquedas pude hallarte-

-meditaciones o pócimas prohibidas, bueno no importa ya está aquí, pero dime que harás ahora, han pasado casi siete años desde ese día-

-¿Cuándo mataron a tu madre o cuando inicio la tregua?-pregunto Misty

-la primera y aún siento algo de rabia desde ese entonces, me costó trabajo superarlo, pero dime Misty porqué no volviste con Brian, pudiste haberte ido con él y con el bebé a Elftobich ahí los hubiera recibido con los brazos abiertos.

-no es eso, Brian y yo rompimos y de mi parte di al bebé en adopción y aunque me dolió en serio no siento nada por ese bebé.

Eso último si impresionó a Diego, no esperaba que una madre pudiera llegar a decir eso de su propio hijo, cuando se supone que las madres debían querer a sus hijos.

-¿neta?-

-si neta y se los di a esos chicos a los que ayudaste, ya sabes que eran parejas, hasta olvide sus nombres-

Eso último no le impresionó a Diego en lo personal el también olvidaba los nombres de forma muy continua si no se trataba de personas con las que conviviera seguido o casi a diario, en especial más ahora que vivía solo.

-bueno te entiendo, yo también prefiero quedarme solo como puedes ver, pero ¿Qué harás ahora?-

-bueno no sé-

-si no sabes puedes quedarte aquí, no te haré nada.

-espera- intervino Misty- quiero saber que hiciste después de esa noche, cuando paso eso.