11. Aprovechar la oportunidad

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Marina regresó al piso de Carlos cuando él ya estaba allí. La recibió con una sonrisa y un montón de papeles sobre la mesa, sin el portátil esta vez. Fue a su habitación para soltar la bolsa que llevaba a sus clases de baile y volvió al salón para encontrarse con él.

—¿Cómo ha ido la clase de hoy? —preguntó sin levantar la vista de los folios.

—Estoy reventada y los pies ya ni te cuento. Mañana dudo mucho que me mueva de aquí, le diré a Álex que dejemos el ensayo de kizomba para otro día... —Con las manos unidas en la espalda, avanzó hacia Carlos con curiosidad—. ¿Estás corrigiendo?

Él asintió.

—He aprovechado que no estabas para hacerlo. ¿Qué te parece si salimos a cenar?

Marina se detuvo en seco al escuchar la pregunta. Carlos levantó la mirada hacia ella y sonrió, lo que provocó en ella un aluvión de sensaciones que no supo cómo gestionar. Apretó los labios, inspiró hondo e intentó que su voz no sonara demasiado débil o temblorosa.

—Me encantaría, pero como quieras. Si te apetece, vamos. —Sonrió al terminar.

Se sintió estúpida por la forma en la que lo dijo. «¿Debí quedarme en mi casa? A este paso me pondré en evidencia mucho más de lo que me gustaría», pensó, frunciendo el ceño.

—Voy a cambiarme entonces —anunció Carlos mientras se levantaba de la silla.

Marina relajó su expresión y quedó embobada con su espalda hasta que se perdió a través del pasillo. Sus padres no pudieron irse en peor momento, como si intuyeran sus intenciones y quisieran fastidiarlas antes de llevarlas a cabo. «Si quiero olvidarme de él no puedo hacerlo mientras él me acoja en su casa. Viéndolo todos los días y a casi todas horas es casi imposible». Y con esos pensamientos se sentó en el sofá para esperarlo.

—¡No tardes que yo también me quiero cambiar! —exclamó de forma que él pudiera oírla desde su habitación.

No hizo falta respuesta porque Carlos apareció unos minutos después con unos pantalones vaqueros, una camiseta negra de manga corta, una chaqueta de cuero que llevaba en la mano y unas deportivas. Los tatuajes de sus brazos una vez más llamaron la atención de la chica, que se quedó mirándolos con la boca semiabierta. Ni siquiera recordaba lo que iba a hacer porque en su mente solo veía al profesor estrechándola entre sus brazos.

—¿No te ibas a cambiar? —cuestionó, viendo que ella no se movía.

Marina sacudió la cabeza y cerró con fuerza los ojos para retirar la imagen mental que no la dejaba en paz. Se incorporó y sin decir nada se fue hacia el dormitorio para cambiarse de ropa. Cerró la puerta y buscó en su maleta algún conjunto que la convenciera para esa salida. «No es una cita. No es una cita... —intentó persuadirse—. Pero como si lo fuera». Sonrió cuando al fin encontró lo que buscaba y se cambió lo más veloz que pudo.

Carlos se puso la chaqueta de cuero negro y esperó a que Marina apareciera por el pasillo. Recogió los papeles de su mesa y los ordenó colocándolos en dos montones: el de exámenes corregidos y el de los que no lo estaban. La escuchó gracias al sonido de sus tacones y se giró a tiempo para verla entrar en el salón. Vestía unos pantalones de cuadros cuyo color predominante era el rojo, una blusa blanca y unos zapatos que combinaban con ambas prendas. El pelo como siempre con los rizos indomables y un maquillaje sutil que resaltaba sus ojos y labios. Él se irguió al ver que ella lo observaba con una sonrisa divertida.

—Te has convertido en una mujer muy hermosa.

La seriedad de sus palabras fue acompañada de una mirada intensa que no reconoció en Carlos. Un escalofrío la recorrió entera al pensar en la posibilidad de que él la viera como mujer, algo que deseaba desde hacía tiempo. Sin embargo, no supo cómo tomarse aquello, ni siquiera cuando lo vio acercarse con total naturalidad y sin despegar los ojos de ella. Al notar las manos masculinas sobre sus hombros, contuvo la respiración mientras admiraba el rostro y los ojos claros de su anfitrión. Se relamió al notar de repente los labios secos y Carlos se percató de ese gesto sin inmutarse.

Fragancia de azaharDonde viven las historias. Descúbrelo ahora