Capítulo - 86 -

2.8K 144 35
                                        

Llego a mi oficina sigo pensando en la mejor manera, para que mi bonita y mi padre se encuentren, sé que mi chaparrita no es una mujer rencorosa, así que estoy seguro que lo perdonará.
Así que decido marcarle para invitarla a cenar, solo dos tonos y mi amor contesta.

- Hola amor, ya me extrañas - dice ella en tono burlon, y yo amo cuando lo hace.

- solo un poquito - le digo yo y ya me la imagino haciendo un puchero por lo que le he dicho.

- eres malo, creo que ya no me quieres - sonrío al escucharla - No, no te quiero, yo te amo - ella, no dice nada, pero estoy mas que seguro que se ha sonrojado con lo que acabo de decir.

- yo también te amo mi amor mas de lo que te puedes imaginar - y con eso me desarma, la amo, amo cada parte de ella, amo cuando es tierna conmigo y estoy realmente seguro que ella es el amor de mi vida, y no me arrepiento de nada, haber llegado hasta ella con el pretexto de hacer un CONTRATO entre nosotros fue la mejor idea que he tenido en mi vida.

- amor ¿tienes libre esta noche? - pregunto impaciente esperando su respuesta, noto que ella lo piensa por un momento - si amor, ¿porque? - porque, ¿te gustaría acompañarme a una cena? por favor chaparrita - la oigo suspirar - claro amor dime en donde te veo - no mi vida yo voy por ti - esta bien - bueno amor voy por ti a las ocho - de acuerdo amor te amo - y yo mas, nos vemos en un rato.

Cuelga y yo suspiro, espero que mi chaparrita no se enoje, ahora tengo que ponerme de acuerdo con mis padres.

Narra Alexandra.

Max me invitó a una cena, y aquí estoy enfrente de mi armario, porque no tengo ni idea de que ponerme, pienso, pienso y pienso hasta que me decido por un vestido color beige a gustado a mi cuerpo y de manga tres cuartos, unas zapatillas negras que combinan con mi abrigo, me maquillo ligeramente y estoy lista para irme, suena el tiembre y se que es mi italiano que ha venido por mi, mi amiga se ha encargado de abrirle la puerta, salgo de mi habitación y veo a mi italiano en la sala.

- hola amor - lo saludo con un tierno beso en los labios - hola mi vida, ¿ya estas lista? - asiento con la cabeza y mi amiga sale de la cocina.

- Que guapos se ven he, supongo que hoy se portaran mal - ella dice eso y veo como mi amor se ruborisa un poco - Carolina por favor - ¿Que? - dice ella - yo solo quiero un sobrino seria lindo - ¡Oh! Por dios esta mujer y sus imprudencias el color se sube a mis mejillas y Max y yo solo nos miramos el uno al otro y yo decido hablar - Max, es mejor que salgamos de aquí, antes de que quiera matar a mi amiga - él asiente y salimos de ahí escuchando la risa burlona de mi amiga.

Ya en el auto los dos vamos es total silencio, hasta que Max decide romperlo - oye amor, respecto a lo que mencionó Carolina tu... - preguntas que si me cuido - termino yo su oración - si, bueno ninguno de los dos nos hemos cuidado y... - me quedo pensando en eso, yo siempre me he cuidado, y vaya eso de ser madre sinceramente no lo había pensado, me quedo callada porque no se como responderle aún - yo... Tomé mi precauciones - él me mira - bueno, bueno dejemos el tema para después, ya hemos llegado - me dice y veo por la ventana un hermoso restaurante.

Bajamos del auto y entramos al restaurante él da su apellido y nos llevan a una mesa, pero no me gusta lo que veo, pues sus padres estan aquí también y todavía no olvido lo mal que me trato su padre. Antes de llegar me detengo y él lo nota pues vamos de la mano - Max, no quiero estar aquí, sera mejor que me vaya - él me mira y sus padres se dan cuenta de lo qué esta pasando.

- Alex hija, por favor queremos hablar contigo - Mónica se levanta y se acerca a nosotros, me doy cuenta que en el restaurante no hay mas personas que nosotros - yo... - sé lo que sientes amor, pero mi padre se quiere disculpar contigo - miro a Max, veo su cara suplicante para que me quede y yo suspiro - esta bien - le digo y me llevan los dos a la mesa donde el señor Osvaldo nos espera.
El se levanta para ayudar a su esposa a sentarse y Max hace lo mismo conmigo. Ya sentados los cuatro, el señor Osvaldo habla.

EL CONTRATODonde viven las historias. Descúbrelo ahora