Capítulo 97

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Después de poner a los bebés a dormir Max y yo también lo hacemos, pero yo no puedo hacerlo así que él se sienta y me hala hacia él.

- mi amor, desde que regresaste te noto intranquila.

- Hmm... Es qué no puedo creer, lo que hizo esa mujer ¿cómo es posible que haya tanta maldad en una persona? - el me abraza, y yo estando entre sus brazos comienzo a llorar - como es posible que, haya hecho eso y me quitara a mi padre y a mi nana los dos seres que más me querían en este mundo.

- No digas eso mi amor, sabes que hay muchas personas que te quieren y yo te amo, y siempre estaré contigo hasta en los peores momentos, porque para mí, tú y mis hijos son mi vida.

- lo sé mi amor, y gracias por estar a mi lado en estos momento, te amo mi amor.

- y yo a ti, mi vida.
Necesitaba desahogarme, para poder dormir, y estar entre sus brazos hace que lo logre y duerma mucho mejor.

Al día siguiente, nos levantamos y hacemos la misma rutina de siempre, los pequeños dan guerra desde temprano, son unos canijillos y están alerta de cualquier movimiento, Max es de mucha ayuda para mí, ya que me ayuda a darles de desayunar. Estos Pequeño ya intentan caminar, me da pesar cuando eso suceda porque tendré que tener demasiado cuidado y más con Ariana, esa pequeña es una diablilla, nada comparada con Alexander, son tan diferentes, a pesar de que son pequeños, cada uno tiene su propia personalidad.

Estoy en el jardín con los niños y Max, Rosita nos trae una jarra de agua, para refrescarnos un poco, escucho que tocan el timbre, y Rosita sale rápidamente a abrir.

Eva entra muy sonriente al jardín junto a su pequeña y Javier - hola Al ¿Cómo estás? - me pregunta ella, supongo que Javier le comentó algo, de lo sucedido ayer en el reclusorio.

- bien Eva y ¿tú ? - le digo yo tramando a la pequeña Victoria, entre mis brazos - bien, un poco cansada, esta pequeña no nos deja dormir, intentamos muchas cosas hasta que ella cae rendida, no sé cómo le haces tú, con dos - sonrío al escucharla, lo cierto es que mis pequeños durante la noche no dan mucha lata, solo se despiertan cuando quieren comer y vuelven a dormir.

Javier me saluda y se acerca a Max, esos dos se llevan muy bien y eso me agrada mucho, conversamos un rato antes de almorzar, Rosita me avisa que ya está todo listo, y todos incluyendo a Rosita nos sentamos en la mesa,. Es realmente agradable recordar viejos tiempos, mi nana Rosita y yo siempre comíamos juntas era rara la vez que mi padre comía conmigo, ya que siempre fue un hombre muy trabajador, y se que me quería, a su modo pero me quería o tal vez no sabia demostrar su amor hacia mi, extraño a mi padre y a mi nana, siempre los extrañé, y siempre los voy a extrañar, ellos estarán siempre presentes en mi mente y corazón, al menos sé que la culpable de sus muertes está tras las rejas pagando su condena.

Es medio día ya, Javier se acerca a nosotras, ya que ellos están cuidando a los pequeños, en lo que Eva y yo estábamos en la cocina.

- oye Al, sera que me puedo robar a tu Maximiliano por un rato - río ante lo que ha dicho - claro, solo te pido que lo cuides, por que si no lo traes tal y como está, me las pagarás - ahora el que ríe es él - por supuesto dime tu donde encuentro otro molde como el de él, además dudo mucho que sus padres quieran hacer otro igual y si lo hicieran dudo mucho que les quede igualito - los tres reímos ante su comentario.
Antes de irse Max se acerca a mi, depositando un beso en mis labios, lo mismo hace Javier con Eva y se van, siento que estos dos traman algo, solo que no se que es. Dejo el asunto a un lado y Eva y yo nos ponemos a platicar, sobre lo que pasó ayer, los chicos antes de irse dejaron dormidos a los pequeños, así que aprovechamos ese momento.

- Javier me contó, todo lo que dijo esa mujer loca, él quería que tu misma me lo dijeras, pero conociendo como eres, le suplique y me dijo todo.

EL CONTRATODonde viven las historias. Descúbrelo ahora