Capítulo 90

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Me pareció gracioso ver como mi amiga salió corriendo de aquí, pero como la conozco, sera mejor que la deje por un rato, ahora lo que tengo que hacer es ponerme al día con Rodrigo.

— bien, puedo saber como supiste de mi y a qué has venido, digo me da gusto volverte a verte, pero...

El sonríe, pero a la vez se pone serio — sabes, después de lo que pasó yo me sentía muy mal, siempre era precavido, y no tengo ni la más mínima idea de como Lucía nos intentó involucrar en algo así, en cierto punto me odie por que debido todo eso tu saliste demaciado perjudicada, realmente no me importaron los estragos que Agustín causo a mi persona y a mi empresa, porque en cierto punto lo entendí, lo que no entendí fue como se dejó manipular por esa mujer y en lugar de defender lo que sentía por ti, solo te dejo ir. Y yo no descanse hasta encontrar las pruebas de que ambos éramos inocentes y demostrarle que se había equivocado y como pequeña venganza le pedí a Javier que se las entregará el día de su boda.
Después también entendí que Lucía aprovecho de lo que yo sentía por ti y como Agustín sabía eso perfectamente, Lucía lo uso a su favor para causarte daño, lo que no se dio cuenta es que eres una mujer fuerte y te ibas a poder recuperar de eso, en cambio ella perdió todo, porque no sólo Agustín la denunció yo también lo hice, así que se pudrirá en la cárcel, también me asegure de ello.
Y supe de ti debido a mi madre ella estuvo en tu desfile, y cuando llego a casa vi que traía una revista.

Lo escucho decir todo eso que me pongo a pensar en esas cosa que creo que yo no tienen sentido ahora —creeme ya no tiene caso recordar cosas del pasado, esa etapa de mi vida ya la supere y yo sé muy bien que ni tu ni yo somos culpables, aún así aprecio lo que hiciste para demostrár nuestra inocencia, muchas gracias de verdad y en cierto punto estoy de acuerdo contigo, aunque a decir verdad si yo todavía siguiera con él tal vez no sería la mujer que soy ahora, así que creo que por algo pasan las cosas.

— no tienes nada que agradecer, como dije lo hice por los dos, pero ahora quiero saber algo—Me enseña la revista — sabes mi madre me dijo que tu y él se comprometieron de verdad me da mucho gusto que seas feliz y yo vine hasta a ti porque necesito tu ayuda.

— haber espera, espera tu madre te dijo eso, ella ¿cómo lo sabe? Me siento confundida.

— mi madre se llama Margarita y es amiga de Mónica desde hace muchos años atrás, Maximiliano tu prometido es mi amigo de la infancia, es gracioso sabes, jamás me imagine que tu estuvieras en este lugar y que eres la prometida de mi viejo amigo, no cabe duda que el mundo es muy pequeño. 

— bueno en eso tienes razón, quien lo diría.

— si, pero bueno a lo que vengo es otra cosa y necesito tu ayuda.

— ¿mi ayuda? Yo en que puedo ayudarte, tu eres un empresario de una cadena hotelera y yo soy una empresaria con experiencia en moda.

El sonríe por mi comentario — No has cambiado, tu sentido del humor, pero no, no sé trata de eso, ves a esta chica que tienes aquí a tu lado.

— si, es la chica que salió corriendo de aquí hace un rato ¿que pasa con ella?

— jamás creí volver a ver a esta chica, hasta que mi madre me enseñó la revista, recriminandome, que Max ya tenía prometida y yo no, y ahí la vi, dime ¿ella es tu amiga?

— si, ¿porqué?

— porque desde que la vi en la boda de javier, no he podido dejar de pensar en ella, sabes cuantas veces traté de acercarme ese día y ella siempre huía.

Y yo me río a carcajadas — oye no te rías  de mi — dice él.

— perdón lo siento, es que es gracioso.

EL CONTRATODonde viven las historias. Descúbrelo ahora