Capítulo - 7 - Igual que todas

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Anna y María llegaron a casa. Anna acompañó a su nana hasta su habitación se despidió de ella y se fue a la suya.
Ya estando sola se puso a pensar en lo que había visto y dedujo que la chica que estaba con Agustín era tal vez su novia, ella decidió no pensar más en eso así que se metió al baño a cambiarse para irse a dormir.

Así pasaban los días y Anna sentía más presión por su dichosa bada, aveces no se concentraba en la universidad, por estar pensando en esa penosa situación.
Un fin de semana se le ocurrió la idea de hacer galletas, le pido a su nana que la ayudara e hicieron galletas de chocolate y de vainilla, el aroma que salía de la cocina era riquísimo y José se asomo a ver que es lo que estaban haciendo cuando vio las galletas se le ocurrió una idea

Anna tus galletas se ven muy ricas. Anna volteo hacia la puerta y vio a su padre ahí parado, y la sorprendió.

—Lo están papá ¿Quieres unas? —preguntó la chica.
José asintió con la cabeza. Anna puso unas cuantas galletas en un plato y se las dio.

—Porqué no empacas algunas y se las llevas a tu suegra— dijo José. Al oír eso Anna se quedó callada por un Instante

— No creo que sea buena idea papá. — costes to ella.

— Vamos Anna, Sofía te quiere mucho y se alegrará que vallas a verla.

Anna suspiro y le dijo a su padre que si iría. Subió a su habitación a cambiarse, cuando bajó María ya había empacado algunas galletas. Anna salió de la casa en su auto para ir a la residencia de los Álvarez

Anna llegó con Sofía, ella la recibió como siempre, con mucha alegria. Era domingo y todos estaba reunidos en la casa.

— Oh, sra Sofía le traje estas galletas se las manda mi nana — dijo la chica, por nada del mundo ella diría que ella misma las había hecho.

— No te hubieras molestado, muchas gracias, pero oye el aroma de estas galletas es muy agradable. — dijo Sofía y Anna sonrió, ellas pasaron a la sala de estar Sofía pidió a una sirvienta que le trajera un bolw para vaciar las galletas y poder probarlas.

— Oh, están muy ricas, Sebastián prueba estas galletas—  dijo Sofía a su esposo. Al ver la expresión de su madre Agustín sólo se rio y pensó —  hay mamá, te compran con tan poco — y movió la cabeza con resignación.
Aún así decidió probar también las galletas ya que sus padres y hermanos decían que estaban ricas él, al momento de probarlas no pudo negar el hecho de que si estaban muy ricas las galletas.
Anna se sintió satisfecha por los elogios al fin no sabían que ella las había hecho Sofía elogio mucho a María por sus galletas

El timpo pasó y la tarde iba callendo, Anna aún no se sentía tan comoda en esa casa, y más cuando habían tantas personas, estaba acostumbrada a la soledad de su casa y la compañía de su nana. Así que decidió levantarse y despedirse pero no lo logró ya que ella se disculpo y llamó a Agustín, saliendo de la sala. Sofía siempre tenía ideas de como hacer que Agustín y Anna estuvieran juntos así que primero se llevó a su hijo para hablar con él.

— Hijo dime ¿Por qué no invitas a salir a Anna? Digo ya casi se cumple un mes desde que tu padre hizo el anuncio de tu matrimonio con ella, pero no veo y tampoco creo que ustedes salgan, para conocerse más . — dijo Sofía con un ocoo de preocupación.

— Madre no empiezes con estas cosas — Dijo Agustín.

— Lo siento, se que hicimos mal en ponerte una prometida, pero hijo ijo tratala, conocela y verás lo encantadora que es, ella es muy alegre, anda ve a invitarla al cine, a cenar, a dar un paseo, yo que sé, pero sal con ella ¿Lo harías por mi? — preguntó Sofía y Agustín suspiro, pues nunca podía decirle que no a su madre.

— Esta bien madre, veré que puedo hacer. — respondió resignado

Anna se levantó cuando vio entrar a Sofía, e intentó despedirse de ellos.

Bueno yo me despido mañana tengo que ir a la universidad así que me retiro fue un gusto convivir con ustedes esta tarde — al terminar de decir eso, tomó su bolso y estaba apuntó se salir cuando apareció Agustín

—¿ Ya te vas? — le preguntó él, ella solo sintió, pues le parecía extraño que él le hablara.

— Si — respondió después de unos segundos.

— Dejame llevarte a casa entonces —  dijo Agustín

— No es necesario, yo traje mi auto, pero gracias. — Contestó Anna de inmediato.

— creo que debo insistir, dame las llaves yo te llevo a casa. — Contestó él y le quito las llaves de la mano y salió de la sala , Anna corrió tras de él,dejando a los demás con cara de sorpresa a excepción de Sofía.

En el auto

Agustín iba conduciendo tranquilamente o eso aparentaba mientras que Anna solo veía a través de la ventana así que Agustín decidió romper el silencio. 

— Srta Anna sobre la otra noche en el restaurante... — No se preocupe por eso, se que es su novia decirle nada. — Anna lo interrumpió.  Agustín esboso una sonrisa, al escucharla.

— Bueno me agrada saber que tiene claro ese punto, y si efectivamente es mi novia y como se lo dije a ella se lo digo a usted, si esta boda se va a realizar, es por mis padres y nada mas, no quiero que se haga Ilusiones conmigo. — dijo el sonriendo, sonrisa que se le borro cuando escucho lo que ella le dijo.

— Lo mismo es para usted sr Agustín, si me caso con usted, es por mi padre nada más así que tampoco quiero que después se haga ilusiones conmigo, y ya que tenemos claro eso, espero que tampoco le moleste cuando yo salga con amigos, al fin y al cabo yo también te go que buscar mi felicidad — Contesto Anna. Esto molesto a Agustín, pero después sonrió.

— Eso me alegra, que tengas las cosas bien claras, y por lo demás no habrá problema, pero ya dime enserio que es lo que pretenden tú y tu padre. — dijo él. Ella suspiro y trato de calmarse.

— Por segunda vez le digo, yo tampoco quiero casarme con usted. Pero veo que lo que yo diga le da igual y cree que todas las personas son iguales y sólo buscan cosas para su propio beneficio, bueno pues ese no es mi caso a mi no me impresiona su dinero en lo absoluto, a mi eso me da igual, porque hay cosas que el dinero no puede comprar.

— Ah si , pues yo no te creo eso, tu quieres todas las comodidades que yo te puedo ofrecer, al final creo que eres como todas las demás de interesadas. — Anna se molesto mucho por eso.
El auto quedó en total silencio ninguno de los dos dijo ya nada.

EL CONTRATODonde viven las historias. Descúbrelo ahora