Capítulo - 11 - El Contrato

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Anna empezó a leer el papel y esbozo una sonrisa.

— Vaya al parecer usted me cree tonta pero se equivoca no firmaré esto, pide demasiado y teniendo en cuanta en cómo nos llevamos eso definitivamente no durará dos años. — dijo ella tomando por sorpresa a ambos hombres.

— Te dije que lo firmes y punto, yo también se que no durará pero lo intentaremos, al menos para que nuestras familias vean que en ese tiempo lo nuestro no funcionó como ellos querían y así nos dejen vivir nuestra vida en paz. — dijo Agustín.

— Aún así no lo firmaré, ese contrato a mi no me beneficia en nada, sinceramente ya se lo dije una vez, su dinero no me importa me da igual así me esté muriendo de hambre, usted seria a la última persona a quien yo le pediría ayuda, pero no así que si me lo permite yo también tengo algunas cláusulas que poner. — respondió ella, y tomó una pluma y empezó a redactar el documento.

1- A o L quieren divorciarse antes del año de casados se podrá hacer sin ningún problema, A o L aceptará la decisión sin objeción alguna.

2- A y L no pueden enamorarse el uno del otro. Sin importar qué.

3- A se comportará durante este matrimonio y tratará bien a L.

4- L, no interés alguno en recibir indemnización por parte de A, después del divorcio.

5- A, se compromete a tratar bien a L

6- si L quiere irse A, la dejara ir sin ningún problema.

Cuando Anna terminó de escribir y leerlo, se lo entregó a Agustín. Él lo leyó y estuvo de acuerdo y se lo entregó a Javier.

Javier al leerlo puso una cláusula pequeña que ninguna de las dos personas podía ver. Pues se había sorprendido que Anna no pedía nada más que ser libre. Se admiro del coraje y valentía que la chica poseía, de verdad esperaba que su amigo se diera cuenta que iba a tener a su lado un diamante y esperaba de todo corazón que no lo dejara ir.

Después de que todo terminó Anna se retiro pues ya estaba cansada de lidiar con Agustín y además cómo ella bien lo había dicho tenía cosas que hacer, así que se despido de Javier muy amablemente, y cuando se despidió de Agustín se solo le dio un frío adiós y salió del lugar.

—  Agustín espero que no te arrepientas de ese contrato que has hecho con Anna, a mi parecer es una chica muy tierna y no creo que tenga malas intenciones, es mas te atrevo a decir que esta siendo obligada a ser tu esposa, por dios es una universitaria que creo es más madura que tú, si yo estuviera en tu lugar me daría a la tarea de conocerla. — dijo Javier, apenas Anna salió de la oficina.

— Arrepentirme dices eso, jamás pasará. Ella siempre encuentra la manera de hacerme enojar y esto lo hize para que le quede claro que este matrimonio no vale nada para mí, me da igual lo que haga con su vida. — respondió Agustín a su amigo y este negó con la cene a

— Bueno, ya que piensas de ese modo, no puedo hacer nada, solo te dijo que la forma en la que me hablaste hace un rato, fue la de un hombre celoso, creo que ella te gusta y es obvio que no te gusta verla cerca de otros hombres, solo te digo que ella es una mujer hermosa y está en la plena juventud, cualquier hombre puede llegar a su vida y arrancarla de la tuya. — Javier esperaba que con eso, su amigo se diera cuenta de lo que sentía, pero Agustín era un hombre muy testarudo.

— Celoso yo, ya quisieras Javier, sabes que a mi vida no ha llegado la mujer que pueda dominarme y claro está ella no lo hará. — respondió Agustín muy seguro de sí mismo.

— Sabes que ya no te diré nada, hablar contigo es como hablar con el muro que está aquí, mejor dime cuanto tiempo falta para la boda — dijo Javier cambiando de tema.

— Faltan dos semanas, para ese día lo mejor de todo es que solo estará la familia y nadie más.

— No entiendo porqué—  dijo Javier.

— Por qué no quiero, que se haga público y ella tampoco quiere eso, así que en eso estamos de acuerdo. — respondió Agustín.

— Bueno te deseo suerte, porque la necesitarás, esa chica tiene su caracter y es lógico que no se deje de ti, ahora empiezo a creer lo que Rafael dijo y tenía razón. Me voy no vemos luego. — dijo Javier, y salió de la oficina de su amigo.

Agustín se quedó solo en su oficina, pensando en el contrato y en lo que su amigo le había dicho.

Celoso yo, si que Javier está loco, como voy a sentir celos de alguien que no me interesa.

Se dijo a sí mismo, pero poco sabía él, que tanto Rafael y Javier tenían razón.

EL CONTRATODonde viven las historias. Descúbrelo ahora