Perdida en Hogwarts //TERMINADA//

Capitulo 34

El resto del día pasó tranquilo, no me aparté de él, o más bien el no dejó que me apartara ni un solo segundo. En la clase de montar a escoba estuve hablando con el trío, había pasado un solo día y ya los echaba de menos, echaba de menos tener a Hermione a mi lado preguntándome cosas sobre que me pasaba o como estaba, echaba de menos las tonterías y las risas con Ron y sobretodo echaba de menos la forma en la que me miraba o me hablaba Harry, como si yo fuera algo preciado, como si fuera alguien que verdaderamente importara. Llegó la noche y yo estaba en la sala común de Slytherin leyendo frente a la chimenea haciendo un poco de tiempo antes de acostarme. De repente sentí como algo caía sobre mis hombros.

¿Tenías frío no?- Dijo el rubio mientras se sentaba a mi lado y se cubría con la misma manta que segundos antes había echado sobre mi.

Un poco, si- Aunque estuviera en frente de la chimenea he de decir que la sala común de Slytherin era mucho más fría que la de Gryffindor, era más oscura y estaba más apartada.

¿Lees?- Draco preguntó mientras echaba una mirada rápida sobre mi libro.

Si, bueno, no tenia nada que hacer- Le respondí mientras lo cerraba suavemente para prestarle más atención a los ojos grises que tenía a mi lado.

Ven aquí- El chico levanto una mano e hizo un gesto para que yo me acurrucara entre sus brazos. Lo pensé durante unos segundos, pero no pude resistirme y coloqué mi cabeza en su cuello. Su mano pasó por mi espalda y la dejo caer sobre mi haciendo que algo más de calor me llegara. No veía su cara pero lo notaba cerca de mí y podía sentir su respiración- ¿Como ha sido tu primer día?

No ha estado mal- Aunque no lo viera sé que una sonrisa pícara apareció en su rostro- Oye, ¿y si alguien te ve así conmigo?- Levante un poco el rostro para dar con el suyo.

Pues nada, se tendrán que acostumbrar a mi chica- Mi corazón dio un vuelco y miles de mariposas volaron en mi estómago al escuchar eso.

¿Que estás diciendo?- Dije eso con la intención de que sonara con burla y no se notara mi nerviosismo.

¿Yo? Eh, nada, yo no he dicho nada- Respondió mientras ponía varias cara divertidas para al final acabar en una carcajada. Le regalé una sonrisa y me volví a recostar mirando hacia la chimenea. Durante unos minutos ninguno de los dos dijimos nada, fue en ese momento cuando pasó por mi mente contárselo, explicárselo todo, quizás el me entendería, me ayudaría a afrontarlo, pero el miedo me podía. ¿Y si eso no ocurría así? ¿Y si al contárselo me odiaría igual que todos iban a hacer? ¿Y si me delataría? Mi corazón se encogió, el dolor volvió a mi pero no podía dejar que él se diera cuenta- ¿Sabes que?- Volví a alzar mi cara para mirarle- Ya se a donde te voy a llevar mañana.

¿Y donde va a ser?- Forcé una, aunque sincera, triste sonrisa.

Pues mañana por la noche lo verás- Después de eso y de quedarnos un ratito más mirando como las llamas y las chispas saltaban en la chimenea decidimos levantarnos e irnos a dormir.