Protégeme 3

Capítulo 39

Christian golpeó el cristal del coche de policías. -¡No no no!.-Grita enojado. —Deben empezar a buscar ¡Ahora! Mi hija no se iría así de repente ¡Solo tiene cuatro años!

—Lo siento Christian ... aunque seas agente no podemos empezar a buscar ahora —le respondió el local. —Todos los niños desaparecidos tienen el mismo trato.

—¡Mierda! —Christian dio otro golpe y se puso de espaldas. —¿Y qué podemos hacer? —Se encogió de hombros mirando a Anastasia que tenía los ojos rojos, y un pañuelo, empapado, entre los dedos. —Mi amor ... —se acercó a ella y la abrazó. —Shh ... la vamos a encontrar.

—Me siento tan impotente ... —sollozó ella. —Sin poder hacer nada ... y ellos que se niegan, hasta que hayan pasado las cuarenta y ocho horas ... —empezó a llorar más fuerte y se abrazó a Christian. —¿Y si le pasa algo?

—No pienses eso ... nena ... shh ... —Christian sacó las llaves y abrió el coche. —Vamos para casa ...

—Christian ... —Elliot lo agarró por el hombro, pero Christian hizo un gesto bruto, zafándose de el.

—Déjame —apuró a Anastasia para que se metiera en el copiloto. —No me hables, Elliot.

—Hey, siento mucho lo que está pasando, pero ni yo ni Kate, tenemos la culpa.

—¡Ustedes estaban a cargo de Phoebe!

—Christian, déjalo, tiene razón, ellos dos no tienen la culpa —le dijo Anastasia, agarrándolo del brazo. —Vamos ... no sabes lo que dices, estás ... enojado.

—¿Enserio Anastasia? ¡Les dejamos a nuestra hija porque confiamos en ellos y la pierden!

—¡Christian, mierda! —Elliot se alteró. -¡Lo siento! ¿Okey? Un despiste lo tiene cualquiera ...

—Anda a saber que hacían cuando tuvieron el jodido despiste —Christian hizo una mueca, y se metió al coche, sin decir más.

[...]

Christian agarró el celular.

—Dime, Snade.

—Christian —la voz de su gerente parece seria. —Siento mucho todo lo que está pasando ... quiero que sepas que tienes aquí un comando de agentes a tu disposición, para lo que necesites.

—Sí, lo sé señor —Snade hizo una pausa. Larga. Y espera a decir algo. —¿Pasa algo señor?

—Christian, sabes que eres uno de los mejores agentes de mi gran base militar y espía. Debo comunicarte algo.

—Lo que sea, señor.

—Dentro de un mes me jubilo —Christian se frotó la sien.

—Espero que disfrute de su jubilación —sonrió Christian.

—Ese no es el caso —Snade suspiró. —Siento por lo que estás pasando, pero es muy importante ... te cedo mis pertenencias a ti.

-¿Qué?.— Preguntó Christian, incrédulo.

—Eso mismo, agente. Sabes que no tengo hijos, pero tú eres como el que nunca tuve. La empresa, la agencia, es todo tuyo.

—Pero ...

—No quiero preguntas, Christian —rió Snade al otro lado del teléfono. —Mi historia se termina aquí. Ahora te toca a ti empezar algo nuevo —Christian sintió el pitido de la perdida. Suspiró. Lo que le faltaba, encargarse de la agencia. Miró a Anastasia, preparando la cena. Aunque no tenía hambre ... Entonces se le ocurrió ... se le ocurrió ... que eso quizás no fuera tan malo. No si Anastasia lo ayudaba.

Se levantó y se metió a su gimnasio. Aún así, seguía sintiendo toda la rabia en su cuerpo ...

Phoebe ... ¿Dónde estás, pequeña Phoebe?