Capítulo 15

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Hyde está en la cuidad. Phoebe se había dormido de vuelta a casa. Christian la tomó en brazos y la llevó hasta su habitación, mientras que Anastasia se le quedaba mirando, embobada. Lo adoraba, era ... era más que estupendo. Se decidió a irse a su habitación. Se estaba sacando los tacones cuando la puerta se cerró y careless whisper sonaba de fondo.

Christian la rodeó por la cintura, apartándole el cabello y besando el arco del cuello de ella. La melodía del saxo, de fondo, lo hacía aún más romántico. Christian se tambaleó un poco, haciendo que Anastasia también se moviera a su compás. Las manos de Christian se posaron en sus hombros y los amoldaron, haciéndola gemir.

—Estás tensa ... - susurró Christian.

—Mis padres me estresan. - ella agachó la mirada. -lo siento.

-No pasa nada. - sonrió y la hizo girar, para mirarla a la cara.— Tú no tienes la culpa. - acarició su barbilla y la besó, juntando su cuerpo con el de ella. —Mmh, sabes a Baileys. - Anastasia apoyó su cabeza en el pecho de Christian. Él suspiró. —Bonita, no me gusta verte así.

—Bueno ... - Anastasia tenía ganas de llorar. Le fastidiado la cena. Y ... —han dado muy mala imagen.

-Para nada. - Christian acarició algunos mechones de pelo. - ven conmigo, tengo algo que te va a gustar. - Christian la tomó de la mano y se la llevó hacia abajo. Cuando se dio cuenta de que ella iba descalza. —Pero te hubieras puesto las zapatillas mi amor. - rió.

—Es que como me has agarrado así tan... de ultima hora. - Anastasia aún tenía una expresión seria. Triste. Christian intentó sacarle una sonrisa.

—Anda, sube. - se inclinó. Anastasia se negó. —Bueno, entonces ... - Christian la agarró por los muslos y la cargó en su hombro.

—¡Christian Grey bájame! - se rió Anastasia.

—Oh, para nada. - Christian abrió la puerta. La noche parecía más oscura y todo. —Este vestido te hace un culo delicioso. - dijo dándole una nalgada. Anastasia escucho como las puertas del garaje se abrían. Christian la dejó en el suelo. Ella se giró y se colocó bien el vestido. Cuando alzó la vista, abrió la boca. Al lado del Lamborghini de Christian yacía quieto, aparcado, pequeño. Precioso. Un mini cooper D, blanco con las líneas negras. Con un lazo rojo que lo hacia ... adorable.

—Santo Dios ... - Christian la miró y le enseñó unas llaves.

—¿Te gusta?

—Me encanta ... - los ojos de Anastasia se humedecieron. Abrazó a Christian y empezó a llorar.

Christian chasqueo la lengua.

—Bonita, pero, ¿por qué lloras? — dijo abrazándola fuerte.

—Es que, haces demasiado... — dijo sollozando. —yo no me merezco todo esto. Mi padre tiene razón, ¡soy una fisioterapeuta de mierda! No me merezco un hombre como tú. — Christian la apartó.

—Oye, no vuelvas a decir eso, ¿me escuchaste? — Christian le apartó las lágrimas con el pulgar.

—Pero es verdad. — sollozó.

—No, no es verdad. — Christian la levantó y le besó la boca. Con ansias. —te amo, te amo tanto, Ana, que no te cambiaría por nada. Te amo, tal y como eres, así, no hace falta más.

—Pero no te llego ni a la suela. — siguió ella. —ni yo, ni mi familia.

—Cállate ya. — le mandó Christian. —me voy a enojar. No debes considerarte eso, sabes que no estás en lo cierto. — Christian la volvió a abrazar. Anastasia lo estriñó fuerte contra ella. —No me dejes, nunca. — pidió él. —¿Me escuchaste?

Anastasia asintió.

—Pero si me muero algún día... — Christian la miró. Ahora sí, enojado. —shhht, espera... — Anastasia respiró y prosiguió hablando. —quiero que sepas que quiero que vuelva a haber otra señora Grey.

Christian apretó los dientes. Sí, estaba enojado. Las palabras de Anastasia le oprimieron el pecho. Dolía. Dolía imaginar que a ella, le pudiera pasar la más mínima de las cosas.

—No digas esas cosas, me hacen daño. — admitió Christian. — ¿Sabes por qué no me he casado aún? — Anastasia ladeó la cabeza. —porque cuando lo haga quiero que sea para siempre. Y lo nuestro es para siempre. — Anastasia volvió a llorar. —Nena, tú serás la única señora Grey. La única para Christian, Christian Grey. — Anastasia no paraba de llorar. Christian cerró la puerta del garaje con rapidez y la agarró en brazos, de nuevo, hasta la cama, y la tumbó ahí. Ahora sonaba Speechless de Beyoncé. —No me llores más, princesa. — le acarició la mejilla.

—Eres tan perfecto... — le susurró ella, viéndolo a los ojos.

—No, sabes que no. — Christian bajó por su cuerpo y le subió el vestido.

—Pues, lo que más se le acerca. — sonrió ella, mientras Christian, le besaba el torso, el cuello, la besaba, a toda ella. Anastasia le quitó la americana.

—Te ves muy sexy con camisa. — dijo ella, dibujando una sonrisa en su rostro.

Tú te ves sexy siempre.

-No me jodas. ¿Hasta con un chándal?

Christian hizo una expresión graciosa.

-Sudada, y con unos shorts... y camisa... hum... - rodó los ojos. -sí, sí, definitivamente sí. - ella le desabrochó la camisa, hasta quitársela. Recorrió el cuerpo de él, con la manos, hasta llegar a la hebilla. Christian la ayudó, quitándose los zapatos y los pantalones.

-Tengo frío. - musitó ella. Eso bastó para que Christian apartara las sabanas y se metieran los dos debajo.

-Hum... así mejor... - dijo tapándolos a los dos. El calor emanaba de ambos cuerpos. Christian la levantó un poco para quitarle el sujetador. -A pesar de llevar cuatro años juntos, me sigue fascinando verte desnuda... - dijo observándola. -eres... eres... espectacular. - Christian le quitó las bragas de un tirón. Antes de volver a la altura de Anastasia, le dejó un pequeño beso en el Monte de Venus. Anastasia buscó el borde de su bóxer y lo bajó.

-Y dicen que el deseo entre una pareja de termina a los dos años de estar juntos... - musitó Anastasia, mirando a Christian a los ojos. Él se echó a reír.

-Pues te puedo asegurar que el nuestro no se apagará nunca.

-¿Ni a los ochenta?

-Ni a los ochenta, ni a los noventa. Llegaremos a los cien y seguiremos haciendo el amor como salvajes. - Anastasia de rio a carcajadas. Christian adoraba ese sonido... adoraba verla reír, simplemente, verla sonreír. Verla feliz, feliz a su lado.

-Nos dará un paro cardíaco.

-Pues que nos lo dé. Al menos nos agarrara mientras nos queremos... - Anastasia lo miró, emotiva de nuevo. -oh, veo que hoy estás sensible.

-Es que tú me pones sensible. - Christian no dijo nada más, sólo la besó. Mientras buscaba la ya conocida entrada a su cuerpo, mientras que la penetraba, tan suavemente, que la respuesta de ella fue un dulce gemido de su boca, contra la de Christian. Él se movió, despacio, lentamente. Arriba, abajo. Las piernas de Anastasia se entrelazaron con las de él. Los brazos se juntaron, terminando en un par de manos entrelazadas. Las bocas seguían moviéndose en ese juego erótico, en ese baile de amor. Y acompañado de pequeños mordiscos, más lametones. Christian se movía tan suave, consecutivamente, dentro de ella. Como la primera vez. Y lo adoraba. Tanto, que le hizo perder la noción del tiempo. Llegar al séptimo cielo no era fácil. Pero con Christian, todo era posible. Y ellos dos, ya está sobrevolado hasta el duodécimo.

Nota de autora:

Hola, ¿cómo están?. Me gusta esto de estar publicado en la madrugada. Últimamente he estado editando como loca, por si en las próximas semanas no tengo tanto tiempo ya al menos sabré que tengo capítulos guardados para no descuidar esta historia. Me ayudan muchísimo votando, en verdad que gracias.

-¿Leerían una historia original mía?, obvio sería con estos hermosos personajes, he estado escribiendo pero me gustaría saber si la apoyarían. ¡Nos vemos luego!

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