Capítulo 14

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—¿Y cómo se conocieron? — preguntó Mariana.

—Por el trabajo. — sonrió Christian. —Algo así, un día en el que estuve de suerte, la conocí, en su clínica. La verdad es que hace unos masajes estupendos. — Raymond lo miró mal. —En...en el buen sentido. — aclaró Christian.

"Si me mira mal por eso, no quiero saber como me miraría si supiera las cosas que le hago a su hija en una simple cama."

—A eso se le llama coincidencia. — sonrió Carla.

—Yo no creo en las coincidencias. — dijo Anastasia retomando el color rosado en sus mejillas. —Todo pasa por algo. — Christian entrelazó los dedos de su mano, con los de Anastasia, la miró enamorado.

—¡Bueno! — Sol exclamó, agobiada por la escena. —¿Te ha dicho Mar que ella también va a ser madre?

—¿Cómo? — Anastasia sonrió y se levantó para abrazar a su hermana.

—¡Te lo quería decir yo! — suspiró su hermana mayor. —pero en fin...sólo es de hace dos semanas. Franco y yo estamos contentos.

—Me alegro mucho. — sonrió Anastasia y le besó la mejilla. Phoebe tiró del vestido de su madre. —¿qué pasa pequeña? — la tomó en brazos.

—Mamá tengo... — se inclinó a la oreja de su madre y le apartó el cabello con sus pequeñas manitas. —pipí. — le susurró.

—Bueno, vamos al baño cariño. — sonrió. —ahora venimos.

—¿Las acompaño? — dijo Christian con intención de levantarse.

—No, mejor quédate aquí con nosotros. — dijo Raymond agarrándolo del brazo. —tenemos cosas que hablar. — Anastasia negó con la cabeza y se dirigió al baño con Phoebe.

—Espérame. — dijo Phoebe amenazante, mirando a su madre desde adentro del baño.

—Sí, tranquila. — sonrió Anastasia. —¿Segura que no quieres que entre contigo?

—No. — dijo Phoebe cerrando la puerta.

—Ni se te ocurra mover el pestillo ¿eh?

—No mamá. — Anastasia se apoyó en la encimera del lavabo. Su mirada se volvió gacha y se frotó la sien con los dedos. Tenía estrés. Su familia le producía estrés. Rezaba por irse a la de ya. La puerta del baño de los caballeros se cerró. Ella vio el reflejo del hombre que había pasado detrás suyo. Con esa limpia sonrisa, como siempre solía tenerla. Con esa americana negra que lo hacía más atractivo. Con ese rubio de su pelo, digno de Rusia, su país natal. Con esos ojos, azul cobalto, de un profundo mar, que la habían cautivado, pero no habían logrado enamorarla. Hyde. Jack Hyde estaba en el mismo restaurante que ella.

A Anastasia le agarró un ataque de ansiedad cuando lo vio desaparecer por la puerta. Se sintió mareada. Sabía que estaba en Nueva York. Pero esto era Los Ángeles. Hyde había llegado a Los Ángeles. Hyde estaba en la misma jodida región que ella.

—Tranquila. — se dijo. —tranquila, quizás no quería nada, ¿Por qué iba a querer nada? Si quisiera algo me lo hubiera dicho ahora — suspiró. —si quisiera matarme hubiera tenido la oportunidad ahora. — suspiró de nuevo. Recordó que Jack era un loco coleccionista de mujeres. Mujeres que no habían querido tener una relación con él. Las mataba y se las quedaba, para él, sólo para él, para que ellas, vivas o muertas, supieran a quién le pertenecían. Y ella había sido la última en rechazarlo. Entrecerró los ojos y se dio cuenta de la suerte que había tenido en que Snade le asignara a Christian la misión de protegerla. —¿Phoebe? — su voz pareció un gemido ahogado. La niña abrió la puerta. Anastasia acomodó su ropa y la ayudó para que llegara al lavabo, para limpiarse las manos. —¿Querrás postre? — le dijo su madre.

—No, estoy llena. — Phoebe jugó con uno de los pendientes de Anastasia. —mamá, papá me ha dicho que me parezco a ti.

—Cierto.

—Pero tú eres muy guapa. — a Anastasia se le pasaron todas las penas. Phoebe abrazó el fino cuello de su madre.

—Te quiero. — dijo con su voz aguda, aún de niña.

—Y yo mi vida. — Anastasia se quedó pensativa. Se decidió por salir. La cara de Christian no le gustó. Para nada. Su padre lo había avasallado con preguntas. Y se imaginada de que tipo.

—Será mejor que nos vayamos, cariño. — le dijo Anastasia a Christian. —Phoebe está cansada. — Anastasia no dejó tiempo para que los demás respondieran. Les dio dos besos a cada uno, y al acercarse a Mariana, le susurró al oído: —A ti es la única a la que he echado de menos. — su hermana le sonrió, complaciente.

—Que te vaya bien Ana, nos volvemos a ver en la boda.

Nota de autora:

Quiero ofrecerles una disculpa, al estar adaptando me di cuenta que no adapté bien al villano. En esta adaptación su nombre es Jack Hyde, pero en la original es Alexander Donovan. Lo he estado corrigiendo, por si se confunden o les llega notificación de que estoy editando.

-Un saludo y no olviden votar.

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