15. Cambios (parte I)

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(POV Serena)

15. Cambios

(Parte I)

He sobrevivido al tercer día post-exilio de Seiya, y me ha venido bien distraerme. Mi tiempo ha sido una nebulosa de trabajo, buscar apartamento y dormir. Si no tengo tiempo ni para comer, menos lo tengo para sentirme mal y pensar en él y en lo que he perdido. Me mantengo en un estado de aturdimiento constante; con idas y venidas, pero como soy humana y naturalmente fallo de vez en cuando, es en la noche, cuando quedamos sólo yo y mis pensamientos, cuando me asalta el remordimiento, el anhelo y la tristeza. Tardo mucho en conciliar el sueño, y despierto como entumecida. Tan cansada como si en vez de dormir, hubiera estado corriendo en modo sonámbulo.

La casa ha vuelto a estar en perfecto orden, pero está vacía. No sé donde ha ido Seiya. Imagino que donde Andrew, o con algún otro amigo que por supuesto no es Diamante. Aún así su ausencia es pesada, como si el aire del lugar hubiera sido reemplazado por otro carente de oxígeno. Echo de menos su música (incluso la infernal), sus pisadas fuertes por andar descalzo y sus silbidos por la mañana. Sé que es lo mejor. No concibo estar apilando cajas y encontrándolo todo el tiempo. Sería muy incómodo, muy desagradable. En fin... las cosas son así ahora, y no creo que puedan cambiar, pues como Mina me ha reafirmado, la propiedad se venderá apenas salga un buen comprador, y como el edificio está en una ubicación excelente de Tokio, no pasará mucho para eso. Sé que ella sin decírmelo intentó convencer a Yaten de retrasar el trámite, pero los abogados ya los rondaban como buitres y de todos modos Seiya me ha echado, así que no tiene ningún caso que me quede aquí.

Sé que suena un poco indolente, pero lo que más me mortifica ahora, es encontrar un lugar para vivir. Mi mundo se vuelve patas arriba si no tengo la estabilidad de supervivencia básica, y aunque sé que podría tener un par de opciones (ambas igual de aterradoras), las descarto hasta el último momento. Definitivamente no puedo vivir con Mina y Yaten. Y definitivamente no quiero volver con mis padres. Por mucho que sea temporal, aguantar los sermones y las críticas habituales de mamá me parecen mucho peor que dormir en el parque con un periódico encima.

Entro al edificio arrastrando los pies, con claro signo de que he fracasado en mi cita de hoy. Unazuky se pone de pie y antes de que me pregunte qué tal ha ido, ve mi expresión miserable y frunce el ceño.

—Estoy segura que el siguiente será el bueno —me trata de animar.

Eso dijo la vez pasada.

Y la anterior a esa.

—Lo sé, era un apartamento bastante prometedor.

—¿Y?

—Un medicucho ofreció más que yo por el arriendo —explico recargándome en el mostrador —, no sabía que el lugar era una zona de hospitales.

Ella me guiña un ojo.

—Pero mientras no estabas, encontré este hermoso loft... está totalmente equipado y sólo piden poco más apenas de lo que puedes ofrecer. ¡Y mira, hasta te dejan tener una mascota!

Tomo el periódico sin poderlo creer y entorno los ojos. Enseguida lo suelto y la miro con cara de pocos amigos.

—¿Quieres que viva en Sapporo? ¿En serio?

—¡Pero si es muy mono!

—¡Sí, y tendría que ser un vampiro inmortal que no duerme jamás para llegar a tiempo! ¡Una, te dije que lo quiero en el centro de Tokio, Tokio!

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