18. Logros

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.(POV Serena)

18. 

Logros

Como parte de un suceso insólito, igual que cuando los planetas se alinean o hay eclipses simultáneos, lluvias de estrellas y ésas cosas, paso una semana increíble en el trabajo. Ha llegado la fecha en la que mi jefe y la pesada de Molly se largarán a New York a presentar nuestra nueva imagen de la editorial a los inversionistas americanos. Fue fantástico. Pude llegar un pelín más tarde, chismorrear con Unazuky en la recepción y sobre todo, no recibir ningún tipo de hostilidad de ninguna parte. Sólo actividades de oficina, almorzar en paz y gente cordial dirigiéndome la palabra. Lo que se supone que en teoría debiera ser un trabajo normal, pues.

Las tardes son aún mejores. Llego al apartamento de Diamante a haraganear lo que quiera porque no tengo que limpiar, lavar la ropa ni ir al supermercado. Todo es como tener la lámpara de Aladdino, lo que quiero lo tengo apenas sin mover un dedo. Aunque no quiero acostumbrarme a tanta comodidad, porque será doloroso el contraste cuando me mude nuevamente... pero caramba, no puedo evitar el disfrutarlo. Las noches ni las menciono, pero sí puedo decir que todas las mañanas me duelen hasta las pestañas, y no es precisamente por practicar pilates. Mi vida sexual es cosa de otro mundo.

Y por supuesto como tiene que arruinarse con algo, inicio mi jornada de la siguiente forma:

Hoy el señor Shiho ha vuelto. Tenemos junta ejecutiva, así que traigo uno de mis pocos vestidos nuevos más elegantes. Un traje de lino sin mangas y a la rodilla en gris oscuro, y unos zapatos beige cerrados de tacón. Casi no tengo accesorios bonitos, pero esta vez recordé usar unos aros muy delgados de oro blanco que mis padres me dieron en mi pasado cumpleaños. Tengo en la mano el reporte escrito de lo que me toca presentar, y lo he leído tantas veces que casi me lo sé de memoria. Aunque ya me he tomado un café, voy a servirme otro. Pésima idea cuando se está nervioso, pero no sé como más matar el tiempo. Todo va a salir bien.

Unazuky está sirviendo pastitas de mantequilla en una charola, y yo me zampo tres de un jalón.

—¡Ey, son para la junta!

—Perdón, tengo ansiedad —espeto con la boca llena.

Mi celular suena y hace que me atragante un poco. Es un mensaje de Diamante.

Que tengas suerte en tu presentación, pero no la necesitas.

Me encanta despertar contigo en la mañana. ¿Y si te mudas ya de cuarto?😬

Tengo la sensación de que la sonrisa que aparece en mi carta la parte casi en dos.

—Tienes un novio de ensueño, Serena —me dice Una con los ojos brillantes, entendiendo quién es.

Estoy tentada a mirarla maravillada, pero me controlo.

—No está mal.

Sonrío, y ambas nos echamos a reír. Antes de que pueda decirle algo más, alguien increpa de modo brusco a mis espaldas, y vuelvo a sobresaltarme.

—Ya deberías estar en la sala, Tsukino.

Me limpio las migajas con el dorso de la mano.

—Perdón señor Shiho, pensé que aún no llegaba nadie.

—Ven, hay un cambio de planes.

Unazuky coge la bandeja y otras cosas y se marcha a hurtadillas de la cocina. Yo sigo a Shiho hasta la sala de juntas, pero antes de ingresar me coge del brazo para retenerme y me dice:

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