(POV Serena)
32. Confesiones
Mis ojos ya se han adaptado a la oscuridad. La única claridad que hay es la de la luz de la luna filtrándose por el gran ventanal, pues las cortinas de éste cuarto siempre están abiertas. Sólo distingo el sofá mullido en el fondo el baúl con los instrumentos de música, ahí recargado en la pared. Ésta fue mi habitación por muchos meses, pero sigo sin entender por qué me he metido aquí en vez de salir simplemente por la puerta. Tal vez porque era demasiado tarde, o porque en el fondo no quería irme... a pesar de todo.
En cuanto he cerrado la puerta con el seguro, me he deslizado hasta el suelo, llorando y deseando haber omitido aquéllas palabras que deberían haber sido tan bonitas, para mí han sido mi perdición. ¿Qué otra cosa podía hacer? Ya no podía retenerlo, y que he sido yo solita la que se ha dado el tiro en el pie.
Seiya me siguió los pasos tal como esperaba, pero lo único que me ha pedido es que le abra la puerta. Debe tenerme lástima. No me ha dicho más, lo cuál resulta más deprimente todavía, si es que se puede. Mis sollozos se han calmado y ahora estoy echa polvo, pero no me he movido. Aun sigo sentada en la alfombra, abrazada a mis rodillas y deseando que todo esto no sea real. Seiya permanece del otro lado, con la puerta interponiéndose entre nosotros. Entre muchas otras cosas, claro...
—Bombón, por favor —oigo su voz suave, pero mosqueada —. No puedes quedarte allí toda la vida.
Igual que las mil veces anteriores, no le contesto. Sólo me refriego la nariz con la manga larga de la camiseta y aprieto los párpados. Quisiera pedirle que se marche, pero no me va a hacer caso, y además ésta es su casa. Nunca ha sido mía. Ni él.
Reprimo un gemido cuando me llega el dolor.
—Por favor —me ruega. Y por cómo le escucho de cerca, creo que está sentado a mi misma altura—. Bombón, esto es absurdo... no puedes esconderte después de... bueno, de todo lo que me acabas de decir —completa, de modo acobardado.
Pruébame...
—En algún punto te dará hambre. O sed. O querrás ir al baño... —dice con una ligereza casi cómica —. Bueno, allí hay baño. Pero estoy seguro que no hay papel.
Incluso en un momento así se pone a bromear. Así es él. Tal vez debería enojarme, pero no puedo. Es una de las cosas que más me agradan de él. Me sorprendo soltando una risita ridícula entre las lágrimas. Es tan bajita no creo que la oiga. ¿Por qué me estoy riendo? Acabo de confesarle mi amor a alguien que, palabras más o menos, me dirá que no siente lo mismo, o que no está listo, o que no soy yo es él... a saber. Todo da igual.
Siguen pasando los minutos, y mantengo la cabeza sobre las rodillas.
—De acuerdo —decreta en tono más serio —. Si ésa es tu postura aquí nos quedaremos. Yo tampoco me voy a mover de aquí. Y veremos quien se rinde primero.
Frunzo el ceño.
—Oh, sí. Puedo ser tan terco e infantil como tú si quiero —continúa como adivinando lo que pienso, y acto seguido siento el peso de como se recarga en la puerta—. No tengo ninguna prisa. Será interesante. Ya veremos a quién despiden primero el lunes o el martes, si a ti o a mí...
Me preocupa ése último apunte, pero me aguanto el ceder.
Y nuevamente pasan y pasan los minutos...
Parece que no le salen las palabras, cosa muy rara en él, porque le escucho aclararse la garganta varias veces antes de decir algo. Siento la necesidad de ponerme las manos en los oídos y tararear una canción inofensiva, como las del jardín de infantes. Una parte de mí, desgraciadamente predominante, se muere por saber lo que va a decirme. Pero así es como acabé metiéndome en este lío en primer lugar. Seiya es muy astuto, escurridizo, y sabe como utilizar mi curiosidad nata en mi contra, como si todo fuera un juego de gato y ratón. No, él no sería tan desgraciado. Tal vez no me ame, pero me aprecia al menos como amiga, después de todo lo que ha hecho por mí. De todos modos va a ser un suplicio escuchar que aunque me quiera un poquito y me desee, no soy la indicada para tener un futuro a su lado y prefiere no lastimarme y dejarme ir.
ESTÁS LEYENDO
ROOMIES
FanfictionLo peor que podría pasarle a Serena Tsukino además de tener mala suerte en el amor, perder a su única amiga y estar en la bancarrota absoluta es tener que compartir piso con Seiya Kou, a quien detesta profundamente... o eso creía ella.(Universo Alte...