36. Fantasmas

306 28 43
                                    


🌸Kay Cherry🌸

(POV Serena)

36. Fantasmas


—¿Q-qué...? —tartamudea —. ¿Por qué está todo esto aquí...?

Exhalo y me paso la mano por el flequillo. Un gesto que me ha pegado Seiya, creo. Contraria a mí, Minako nunca ha sido una llorona. Por lo tanto, me afecta muchísimo verla así cuando lo hace.

¿Ahora qué hago?

—¡Serena! —me llama. Creo que todo el mundo cercano a mí me Serenea, cada vez que se enfada conmigo. No soy Sere, ni Bombón, ni hijita, ni cosas así. Soy la infame Serena. Vaya.

Esta vez, cuando habla, un curioso sonido acapara mi atención. Ha sacudido su mano, y con ella, una pequeña sonaja ha hecho un tintineante ruido. Cielos, jamás se me ocurrió que ella pudiera encontrar estas cajas. Vamos, ni siquiera recordaba que existían. La culpa me recorre de pies a cabeza, e intento por todos los medios hacer carburar mi cerebro para reconfortar a Minako. Es mi amiga. La que siempre estuvo allí para mí, y ahora es mi turno de hacerlo. Se lo prometí.

Me acerco sigilosa, arrodillándome a su lado.

—Yo... —carraspeo para aclararme—. Seiya las puso aquí. Supongo que Yaten se lo pidió —le explico algo vaga, y esperando no desatar un lío.

Para variar, lo hago.

—¿Por qué haría algo así? —suelta furiosa.

Me acomodo mejor, a la par de que sopeso la respuesta. No me parece a mí un problema propiamente, pero a Minako es obvio que sí, así que ésta vez cuido mejor mis palabras.

—Francamente, no lo sé —Lo intuyo, sin embargo. Minako me balea con los ojos. Entonces me decanto por soltar la sopa —. ¿Qué quieres que te diga? Tal vez pensó que cambiarías de opinión respecto a...

Me interrumpe lanzando la sonaja alguna parte, y hace otro estropicio con las cosas. De la pila se caen peluches, ropa y diversos trastos. Me limito a contemplar el pequeño derrumbe sin decir nada.

—Claro que sí —escupe sin emoción, mirando a la pared. No sé a qué se refiere, pero por sí misma revela mi duda —. Siempre lo quiso. Ese fue el problema. Bueno, el inicio de nuestros problemas...

Me acerco a gatas hasta nuestros hombros se tocan. Minako extiende las piernas, una sobre otra, y suspira con la rendición solemne de que antecede a que al fin me contará su historia:

—No digo que antes fuéramos perfectos, pues discutíamos como todas las parejas. Pero éramos un gran equipo, y sobre todo, nos teníamos una confianza ciega. Sé él qué puede ser brusco o frío con los demás, incluso con su hermano, pero conmigo no lo es. Sólo a mí me contaba todos sus secretos, temores y sueños. Y que sólo yo pudiera ver su mejor lado, el más cariñoso y transparente, me llenaba de un orgullo y un egoísmo que me encantaba no tener que compartir con nadie. Pese a nuestros discrepancias, mi confianza absoluta en Yaten es lo que me aferró como un clavo ardiendo a la pared, incluso cuando quería asesinarlo. Pero ¿sabes? cuando se pierde eso, todo se maltrecha. Y es muy difícil recuperarla.

Asiento mostrando mi acuerdo.

—Dicen que de amor no se vive, y es verdad. Pero no creo que se refieran al dinero, sino a la confianza. El caso es que no me engañó ni nada, no es eso lo que quiero decir. Pero ninguno de los dos fuimos sinceros con el otro. Me queda más que claro. Cuando supe que estaba embarazada sabía que muchas cosas cambiarían en nuestra relación, y que tendríamos que hacer un doble esfuerzo por... bueno, por el bebé —dice con voz endeble.

ROOMIESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora