1. Propuesta

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Disclaimer: Sailor Moon y sus personajes pertenecen a Naoko Takeuchi-sama, pero la historia es mía, mía y nada más que mía...oki-doki-poky?☺

"ROOMIES"

Por:

Kay Cherry 

🌸🍒

(POV Serena)

1. 

Propuesta

Frunzo el ceño por enésima vez mientras hurgo dentro del refrigerador tratando de encontrar algo frío para beber. He estado muy malhumorada hoy, y ayer... y antier, y el día anterior a ése. Y la culpa la tiene ésa mujer, que ahora canturrea alegremente en la sala de estar de aquí para allá como la princesa Aurora en pleno bosque, esperando que los animalillos se le acerquen como público. Lo peor es que canta muy bien.

Maldita sea Mina Aino. pues si no fuera por ella y por su felicidad, yo no estaría pasando por esto. Y maldita fuera yo también de paso, pues si no fuera tan débil y dependiente, tampoco pasaría por esto.

Suspiro arrepentida y además de elegir el jugo de naranja enlatado que suelo beber, tomo un refresco de dieta para ella y se lo llevo. No debería comportarme así, pero mierda, no puedo evitarlo.

Mina es mi compañera de piso desde la universidad, hace cuatro años. Y antes de éso, fuimos amigas desde la secundaria. Teníamos todas las clases juntas, pasábamos los recreos juntas, paseábamos los domingos juntas... con ella tuve mi primera noche de pijamas, mi primera borrachera, mi primer trabajo en los vÍdeojuegos. Fue la primera en enterarse de mi primera regla, mi primer amor, mi primera vez. Cuando elegimos carreras diferentes, (ella diseño y yo comunicaciones) nos mudamos a la capital. Con ella he compartido muchas cosas. Buenas y malas. Es mi mejor amiga, la hermana que nunca tuve, y ahora... y ahora...

Se me empañan los ojos de lágrimas y trato de contenerme. No puedo hacer un numerito aquí, estando ella presente. Ya tuve mi chance de llorar contra la almohada bastantes días, y tendré muchas oportunidades cuando se vaya. No debo hacerla sentir mal. Es injusto, egoísta, y sobre todo, muy impropio de mi edad, una mujer de veintitrés años.

Mina advierte mi presencia y sonríe. Acaba de sellar una caja y garabatear  "libros" y yo le extiendo la mano para darle el refresco. Hemos estado toda la mañana empacando. Bueno, ella empacando y yo ayudándole.

—Ya es la última —me dice ella, cansada pero radiante. Claro, ¿quién no lo estaría? —. Muchas gracias, Sere. No sé qué haría sin ti.

La miro con cariño. Sólo haría algo así por ella, aunque hubiera preferido emplear mi fin de semana en lo que fuera y no empaquetando. ¿Cómo lo hace? Es una experta en atraer a la gente y deslumbrarla para que hagan lo que ella quiera. Incluso con ésos shorts cortos y viejos, su top sin mangas y el pelo hecho un chongo despeinado está guapísima, aún cuando está sudorosa y agotada. Paso por alto la punzada de lástima que me inspira. Mina tenía muchísimas cosas, sobre todo ropa.

—No hay problema —mascullo forzada.

Ella me conoce muy bien, y se da cuenta del tono apagado de mi voz.

Hace un puchero y se acerca tomándome de las manos.

—Estaremos en contacto todos los días, lo prometo. No viviremos tan lejos, ¿sabes? Así que vamos a salir a tomar café, y ver las mismas películas ñoñas con helado de chocolate. Lo sabes, ¿verdad? —me jura apasionada.

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