52. Corazones desilusionados.

5.8K 406 24
                                    


Las cosas se ponían cada vez peor, la constante amenaza de los Forest contra nosotros cada día incrementaba su intensidad, estábamos perdiendo gente y calma

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Las cosas se ponían cada vez peor, la constante amenaza de los Forest contra nosotros cada día incrementaba su intensidad, estábamos perdiendo gente y calma. Todos los días moría alguno de los miembros de nuestro lado, incluso, la gente de Brox se veía afectada con todo esto.

Joel estaba pensando en contraatacar la amenaza, pero papá no aceptaba aquella idea, él creía que era mejor esperar a que todo tomara su respectivo lugar y dejar que las cosas fluyeran.

Jonathan estaba de acuerdo conmigo, matar a la cabeza y que todos cayera de tal manera, que nadie pudiera tomar el lugar de mando después. Claro, papá tampoco quiso aceptar aquello.

Reforzamos la seguridad en cada uno de los lotes, sobre todo en el mío, el cual estaba siendo punto clave para todo esto. La base de la estúpida amanezca que tiene Fred se centra en mí, y no lo culpo, lo dejé postrado en una cama de hospital por dos años, pero no quita el hecho de que, es eso, una estupidez.

Ahora, mi otro dolor de cabeza, es Bailee. La castaña está trabajando y eso supone una preocupación más en mi día a día, me estresa saber que está caminando por ahí... Pero no puedo hacer nada al respecto, de lo contrario, mi ángel se volvería loca.

Me estacioné frente a la cafetería, eran más de las cinco de la tarde y supuse que el turno de mi castaña estaba por terminar, esperé unos segundos y luego vi como aquel tipo... ¿Cómo se llamaba? ¿Andrés? Daniel, sí, ese, salía de la cafetería, miró en varias direcciones y luego caminó lejos de la cafetería. Este tipo no me gustaba para nada, era un punto ciego entre mi tranquilidad, me causaba mala espina. Busqué mi teléfono y marqué el número de James.

—Jefe...

—Necesito que investigues a alguien —digo con rapidez.

—¿De quién se trata? —cuestionó.

—Daniel Allen —respondo recordando el nombre que me había dicho Bailee—. Trabaja con Bailee, pero parece muy tranquilo, no me gusta esa paz.

—Enseguida —colgué y saqué las llaves del interruptor, bajé del auto y caminé hacia la cafetería al ver que Bailee aún no salía.

Empujé la puerta y busqué una mata de cabello castaño rojizo por todo el lugar, la encontré sentada en una mesa, con su padre. Caminé hacia ellos y la primera en percatarse de mi presencia fue mi novia.

—Cielo —me sonrió, se puso de pie un segundo para darme un corto beso—. No sabía que vendrías por mí.

—Owen está con Jonathan —respondí con rapidez, el padre de Bailee se levanta y tiende su mano en mí, acepto el saludo—. Señor Wilson.

—Hola, Jordan —medio sonríe y vuelve a sentarse.

—¿Quieres que te traiga algo? —preguntó Bailee a mi lado, a lo que yo negué. Me senté en una de las sillas y tiré de su cuerpo hasta sentarla en mis piernas—. Le estaba diciendo a papá que estaban remodelando el local.

Una bestia bajo la tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora