60. El final que toda historia merece | FINAL

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El tema con Brox iba completamente bien, estaba por cederle todos los terrenos, él sería el nuevo dueño de todo, y los D'Arco seríamos solo los fundadores de todo

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El tema con Brox iba completamente bien, estaba por cederle todos los terrenos, él sería el nuevo dueño de todo, y los D'Arco seríamos solo los fundadores de todo. Estaba cada vez más cerca del futuro que anhelaba tener con Bailee y mi pequeño hijo.

—Esto... Jordan —me llamó el moreno al otro lado de la enorme mesa de metal—. ¿Estás seguro de esto?

—Nunca estuve más seguro de algo en toda mi vida —confesé—. Brox, esto ya no es mío, esto nunca fue mío. Mi abuelo construyó esto, se lo dejó a mi padre y nosotros lo apoyamos porque éramos familia. Pero, desde Bailee, me di cuenta de que esto no es lo mío.

—Solo preguntaba, es que es mucho... —reí, él negó y se sentó en la silla frente a mí—. Rachel me está volviendo loco y esto me volverá aún más loco.

—Aún está la gente que trabajaba para nosotros, tienes a los tuyos —le animé—. Brox: ¿Esto es lo que realmente quieres?

—Es el legado de tu padre, el hombre que me sacó del hueco en dónde me encontraba —dijo mirándome fijamente—. No dejaré morir esto, Jordan.

—Bueno, todo es tuyo ahora —dije, me sentí un poco extraño al momento que aceptó quedarse con todo, no por recelo ni nada, solo que... Al salir de esto y sentirme libre, veo todo desde un punto muy diferente—. Espero sepas cuidar a Rachel, Brox —lo miré amenazante, él ocultó una sonrisa—. La dejaré en tus manos.

—La cuidaré con mi vida, Jordan —garantizó—. Ella es todo lo que tengo.

—Ella es todo lo que dejaré aquí, y también espero que vayan a visitarnos —le dije, me puse de pie y estiré mis brazos al aire, Bailee creía que yo era su almohada personal y me utilizaba como tal—. Espero te vaya bien, Brox.

—Suerte, hermano —se puso de pie y estrechó mi mano, me acompañó a la puerta del galpón y me encaminé hacia el auto, pero antes de poder entrar, mi teléfono sonó.

Era Rachel.

—¿Sí?

—Jordan, necesito decirte algo —dijo con voz temblorosa, mi cuerpo se tensó de golpe—. Acabo de salir de tu casa, me detuve en la autopista de en frente y...

—¿Y que, Rachel? —dije irritado, ya me estaba imaginando lo peor—. ¿Qué es?

—Hay una moto estacionada afuera del camino —susurró, mi mundo entero tembló bajo mis pies—, y no tiene placa.

Brox estaba frente a mí, tenía el ceño fruncido y me miraba preocupado.

—Encontramos todos los cuerpos, en primero fue el de Mario, de eso no había duda— dijo, me crucé de brazos.

—¿Qué hay de Fred? —pregunté, el moreno se encogió de hombros.

—Hay muchos cuerpos calcinados, Jordan —murmuró—. Alguno puede ser el suyo, Jonathan no pudo dejarlo vivo.

Una bestia bajo la tormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora