Connor cerró la puerta de la cafetería con llave, luego me dio el llavero, el cual me apresuré a guardar en mi bolso.
—Vamos, te llevo a casa —dijo y tiró de mi mano sin dejarme protestar, negué sonriendo cuando me subí al auto. Una vez estuvimos en marcha, Connor encendió la radio, dejándola a un volumen considerable—. Entonces... ¿Cuándo ibas a contarme sobre tu novio el narco?
—No le digas así —golpeé su hombro, causando su risa. Sonreí con él—. Pensé que lo conocías, has ido al lote de carreras... Supuse que lo sabías. Y no es mi novio.
—Sabía de su nombre —dice—, pero no conocía su cara, nunca lo había visto... ¿Cómo que no es tu novio?
—Estamos... conociéndonos —comienzo a jugar con mis dedos, muerdo mi labio inferior—. Él me dijo que yo era suya...
—¿En serio? ¡Dios santo! —exclama sonriendo—. Eso es intenso, Bai. Y, eso lo proclama como tu novio, niña boba... Oh, cierto, tú nunca has tenido novio.
—¡Sí he tenido! —comento, él ríe más fuerte.
—Eso quiere decir que... —hace un movimiento con la cabeza, ladeo el rostro confundida—. ¿No te lo haz follado?
—¡Connor! —lo reprendo, siento las llamas subir por mi cara. Otra vez se ríe—. ¡No te rías! Y no. No hemos... No ha pasado nada.
—Vaya, se me hace extraño que no te haya follado en una de sus citas... o en su auto...
—¿Por qué estamos hablando de esto? —cuestiono interrumpiendo sus babosadas—. Corrección: ¿Por qué estoy hablando de esto contigo?
—Porque no tienes amigas con las que puedas hablar sobre el pene de tu novio —grito, él sonríe, tapo mi cara con mis manos—. Bailee...
—¿Qué? —cuestiono mirándolo de reojo.
—¿Has visto un pene alguna vez? —jadee.
—¡Por el amor de Dios! —volví a golpearlo—. Ya no hables, ¿sí?
—Está bien —estira su mano y pellizca mi mejilla. Aparto su mano de un golpe—. Ya, no te molestes.
—Bien —me cruzo de brazos—. Solo no digas más... estupideces.
—Okey.
El transcurso a mi departamento fue tranquilo, siempre es bueno reírse y más si es con mi loco amigo. Connor es una de las personas más directas que conozco y esa es una de las tantas cualidades que me gustan de él. Su claridad al momento de hablar y el que no le importen las opiniones de los demás.
No cambiaría a mi mejor amigo por nada en el mundo.
[...]
Me removí en la cama cuándo sentí mi teléfono vibrar, me estiré y tomé el aparato de la mesita de noche, lo llevé a mi oreja.
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Una bestia bajo la tormenta
Roman d'amourCada uno de mis muros se vinieron abajo cuando te vi, no pude aplacar mis sentimientos y todo mi mundo se puso de cabeza. Amarte fue como volar y salir de órbita. Pertenecerte fue como arrodillarse sobre lava caliente. Formar parte de tu vida fue co...