La música se escuchaba fuertemente en toda la habitación. La voz de Pink retumbaba haciendo que Anna moviera sus rizos de forma desenfrenada al ritmo de "So What". El día había llegado.
Pasó el rímel repetidamente por sus pestañas. Todo tenía que quedar perfecto. Se miró al espejo para contemplar el resultado. Estaba realmente rompedora. Alisó su vestido verde esmeralda y recolocó sus pechos en su pronunciado escote. Sabía que nadie iba a poder resistirse y eso era justamente lo que buscaba. Haley entró de repente en la habitación de la chica girando sobre ella misma. Los pantalones pitillo oscuros recorrían a la perfección cada una de sus curvas, y su ajustada camiseta negra se abría justo donde debía hacerlo. La cuestión aquella noche había quedado más que clara. La chica caminó hacia Anna con sus botas de tacón.
- ¿Qué tal? ¿Tentadora? - exclamó mientras depositaba una suave palmada en su trasero.
- Más que eso. - Anna recorrió a Haley de arriba abajo. Estaba verdaderamente espectacular.
- ¿Te queda mucho? - preguntó la joven sentándose sobre la cama de su amiga.
- Pintalabios y lista. - las sombras que se había puesto en los ojos hacían que parecieran el doble de profundos. - Pero tampoco tengas tanta prisa. Estoy segura de que Eleanor nos retrasará media hora más.
Casi como un reclamo, la chica apareció por la puerta. Tiró de la ajustada falda que se pegaba a sus piernas y volvió a poner en su lugar su camiseta gris de The Police. Su look resultaba más informal que el resto, pero el toque rockero le quedaba muy sexy.
- ¿De verdad estás lista ya? - exclamó Anna más que sorprendida.
- ¡Sí! - Eleanor respondió entusiasmada.
- Pues el tapón es tuyo.
Haley empezó a reír desenfrenadamente.
- ¿En serio? ¡Aún no hemos llegado a la fiesta y ya estás con el jueguecito! - la chica recogió el tapón del escritorio de Anna y se lo guardó en el bolsillo de su falda.
El juego del tapón era muy sencillo. Cada vez que alguien respondiera "sí" pasaba a ser propietario del tapón, y quien lo tuviese después de la medianoche debía hacer una prueba que nunca solía ser sencilla. Precisamente, Eleanor no resultaba muy buena en aquel juego.
Sophia tocó con sus nudillos la puerta antes de entrar. Todas sus amigas giraron la cabeza para contemplarla. Llevaba un mono corto agarrado al cuello por unos finos tirantes. Las mangas dejaban los hombros al descubierto, pero caían hasta las muñecas a partir del codo. El color era precioso, de un tono beige satinado cubierto por dispersas lentejuelas doradas. Le estaba holgado y aun así le quedaba genial.
- ¡Estás increíble! - exclamó Haley nada más verla.
- ¿Seguro? ¿No me he pasado un poco? - sus tacones dorados repiqueteaban contra el suelo.
- Cariño, hoy es día para pasarse. - Anna le guiñó un ojo y colocó unos aros en sus orejas como toque final.
La pelea había quedado en el olvido, junto al resto de la semana. Al llegar a casa tras la clase de Cine y teatro, todos se habían disculpado ante Sophia volviendo de este modo a la habitual convivencia. Los días habían pasado muy rápido. La mayor parte del tiempo se habían dedicado a planear la fiesta. Sus enemigos habían pedido a gritos un sabotaje y ellos pensaban ofrecérselo. Anna y Sophia esperaban ver a Damon y Alex el miércoles tras la clase de Gestión y Producción para dejarles claras un par de cosas, pero Damon ni siquiera acudió a la lección aquel día. Por lo demás, había sido una semana larga pero intensa, lo que había hecho desear con más ganas el comienzo del fin de semana. Y allí se encontraban todos, deseosos de disfrutar de la noche. El sábado se presentaba mucho más divertido que de costumbre y las chicas eran muy conscientes de ello.
- ¿Estáis listas? - preguntó Emma desde el otro lado de la puerta.
Una de las mayores reglas de la fraternidad era respetar la intimidad de los integrantes y la verdad es que la cumplían con bastante exactitud. Solo durante las fiestas se desmadraba un poco el asunto. Varias eran las veces que se habían encontrado a gente aprovechándose de sus camas vacías. Por ese motivo, Eleanor había decidido poner una cerradura en su habitación. Ni siquiera podía pensar en la idea de alguien violando el sitio donde dormía cada noche.
- Sí, estamos todas. - Anna se puso en pie y se dirigió a la puerta para abrirla.
- Los chicos esperan abajo. - comentó Beth apoyada contra la pared.
Las dos lucían radiantes. Emma llevaba un mini vestido negro palabra de honor que hacía destacar su melena pelirroja escardada, mientras que Beth se había decantado por una falda cubierta en lentejuelas plateadas y una blusa básica blanca de tirantes. La chupa de cuero negra caía sobre sus hombros.
- ¡Vais guapísimas! - aseguró Sophia mientras pasaba su brazo izquierdo por el hombro de Emma. Aquellas chicas eran un año menores que ellas y todas las veían como sus hermanas pequeñas, tenían un gran instinto protector sobre las jóvenes.
Tras bajar las escaleras, Haley entrelazó su mano con la de Jason y depositó un beso en su mejilla. Como siempre había apostado por un estilo clásico, pantalones azul marino, camisa blanca y cinturón.
Peter no pudo evitar posar su mirada en Sophia, la cual ella no tardó en corresponder. Era increíble lo bien que le sentaba la chaqueta gris de la fraternidad. En el lado derecho llevaba bordados las dos letras griegas "αρ". El chico no tardó en sonreírle antes de colocar su gorra hacia atrás. Aquella sonrisa.
Peter entonces le ofreció su brazo a la chica para ayudarla a andar mejor con los tacones. Sophia no tardó en aceptar el gesto de buena manera. Antes de abandonar la estancia, se aseguraron de cerrar cada una de las puertas y ventanas de la casa. No querían que ninguna clase de incidente volviese a repetirse.
Sophia se dirigió hacia su coche acompañada de Peter, Eleanor y Anna. Su Volvo 240 gris estaba perfectamente aparcado junto a la acera. Todos entraron al coche en cuanto Sophia pulsó el botón del mando y se encendieron las luces. Haley y Jason, iban en el coche del chico, junto a Emma, Beth y Rick. Cuando todo el mundo estuvo preparado, ambos coches arrancaron los motores y pusieron rumbo a la fiesta. Sophia no tenía muy claro si era muy buena idea llevar su coche a aquel lugar, no quería que nada malo le pasase. Había sido el regalo de sus padres al terminar el instituto y para ella su pequeño "Platero" era lo más preciado del mundo. No era el último modelo del mercado ni mucho menos, pero era perfecto para ella. No necesitaba nada más.
También sabía que a la vuelta no sería la conductora, sino que dejaría que Eleanor lo fuera. No pensaba conducir bajo los efectos del alcohol y, dado que Eleanor no bebía, siempre eran ella y Rick los que acababan llevando los coches a la hora de volver. Para ser inglesa, no conducía nada mal por la derecha.
La carretera se iluminaba bajos los faros de su coche. Lo cierto era que la fraternidad no se encontraba muy lejos de la suya. Media hora andando, apenas veinte minutos en coche. Fue en ese momento cuando una enorme casa adornada con múltiples luces se vislumbró al final de la calle. Allí estaba. Su destino para aquella noche. La anunciada como mítica fiesta de Sigma Alpha.
***
¡Cambio de portada!
La fiesta de Sigma Alpha está a la vuelta de la esquina y viene cargada de emociones.
Espero que os esté gustando. ¡Feliz viernes!
Ad Astra.

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Alfa
RomanceLos clichés siempre funcionan por algo... Bienvenidxs a su giro de 180º. Cuatro chicas líderes de la fraternidad más importante de toda la Universidad de Chicago. Alpha Roar. Conocida en todo el campus. Exitosa en todo Chicago. Todo se desmorona cua...