La vivienda de los chicos era inmensa. Un gran número de personas iban de aquí para allá con vasos en la mano. El ambiente que se respiraba incitaba al descontrol, y todo el conjunto que formaba Alpha Roar se deslizaba entre la multitud. Las miradas curiosas seguían cada uno de sus pasos entre varios saludos. Era evidente que su presencia allí se había notado, muchos eran los que no esperaban verlos en aquella fiesta, pero eso solo resultaba un motivo más para ser el centro de atención.
La verdad era que la casa resultaba mucho mejor que la suya. Tan solo en tamaño ya era el doble. La decoración parecía cara a la vez que moderna. Todo combinaba a la perfección siguiendo un hilo de colores apagados entre los que destacaban el blanco y el negro. Un enorme billar se interponía en el pasillo haciendo que esquivar a la gente resultase un poco más complicado. Entre las interminables cristaleras que cubrían el salón se iluminaba la piscina, de lo que ya disfrutaban varias personas que habían tomado de más demasiado pronto. Más que una fraternidad todo aquello parecía una lujosa mansión.
Damon asomó por encima de las escaleras que daban paso a la segunda planta. Su camisa negra abierta dejaba ver con claridad cada uno de los tatuajes que cubrían su pecho. Anna analizó su torso sorprendida, deteniéndose en la cruz que atravesaba su esternón. El chico dio un sorbo a su enorme copa de cristal y comenzó a bajar los peldaños.
- ¡Pero si os habéis atrevido a venir! – exclamó el joven con una sonrisa de victoria.
- Como tú dices, hay que tener controlada a la competencia. – Anna no tardó en encararse con él.
- Relájate, rubia. Ya tenemos lo que queríamos, no vamos a haceros sufrir más. – Damon señaló hacia la cocina y todos volvieron la cabeza para ver a qué se refería.
Colgada de una cuerda se hallaba el peluche de una leona. Una chica rubia intentaba golpearlo con un bate y los ojos vendados como si se tratase de una piñata. Kenya.
- ¡Devuélvenosla ahora mismo! – Jason soltó la mano de Haley y avanzó hacia Damon respaldado por Peter.
Kenya era la mascota de su fraternidad, más que un peluche era su símbolo y el grupo cada vez tenía menos paciencia para aguantar el incesante desafío al que Sigma Alpha los había sometido.
- Cuando tú aflojes, hacemos un intercambio de leonas. – susurró Damon en el oído de Anna más fuerte de lo que debería para que ella notase cada una de sus palabras.
El chico dio un largo sorbo a su copa y siguió caminando hacia un grupo de chicas que no tardaron en engancharse a su cuello. Anna respiraba aceleradamente y contraía sus puños. Antes de que pudiese ir tras él para seguir con la pelea, Eleanor tiró de su brazo y la llevó hacia el lado contrario al que se había ido el tatuado.
Rick y Peter se dirigieron hacia la cocina para tratar de desatar a Kenya y salvarla de la paliza que le estaban proporcionando. En cuanto las cuatro amigas se separaron un poco del lugar del encuentro, perdieron al resto del grupo y empezaron a buscar algo para beber. Sin alcohol no iban a soportar a ninguno de los miembros de aquella fraternidad.
- ¡Will! – exclamó Sophia al ver a su compañero de clase frente a ella. – No esperaba verte aquí. Mira, estas son mis amigas: Haley, Eleanor y Anna.
El chico alzó la mano para saludarlas a todas y abrazó a Sophia de forma amistosa.
- ¡Yo sí que no esperaba verte aquí! – respondió Will finalmente.
- ¿Conoces a alguien? – inquirió Sophia revolviendo su pelo con una de sus manos.
- Yo... esta es mi fraternidad. – confesó el chico finalmente.
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Alfa
RomanceLos clichés siempre funcionan por algo... Bienvenidxs a su giro de 180º. Cuatro chicas líderes de la fraternidad más importante de toda la Universidad de Chicago. Alpha Roar. Conocida en todo el campus. Exitosa en todo Chicago. Todo se desmorona cua...