Capítulo 16

85 13 7
                                    

La cucharilla del café que removía Haley se paró en seco en cuanto Emma entró en la cocina. Todo el mundo estaba allí y la examinaba sin reparar en lo evidente que resultaba. Tras la visita de Sigma Alpha nadie había vuelto a dormir, así que el tardío desayuno que pasaba a convertirse en almuerzo por los efectos de la resaca se había adelantado.

- Si todos vais a mirarme así, me voy a desayunar a mi habitación. – dijo la chica sosteniendo entre sus manos una de las tazas de la encimera.

- Siéntate. – Anna la invitó con la mano a colocarse a su lado en una de las sillas libres.

Emma dudó por un momento entre salir de la habitación o seguir sus indicaciones, pero finalmente, aceptó la oferta.

- ¿Qué pasó anoche? – Haley se adelantó a las palabras de Anna. No podía callar por más tiempo lo que cada una de las personas de aquella sala estaba proyectando en su mente.

La joven pasó su mano sobre su pelo pelirrojo para colocarlo todo hacia un lado. Tras soltar una larga bocanada de aire, buscó a Beth en la mesa para encontrar una señal sobre qué hacer. Su cuerpo no estaba preparado para recibir un sermón tan temprano. Sin embargo, no le quedaba otra alternativa. Beth asintió con la cabeza apoyándola para contar lo ocurrido.

- No sé por dónde empezar... – suspiró para sí misma. – Estábamos en la fiesta y vi a Alex bajar por las escaleras de la planta de arriba. Yo estaba bailando con Beth y, entonces se acercó a hablar con nosotras.

- ¿Y eso fue lo único que le hizo falta para quitarte las bragas? – Jason soltó aquello de una forma muy cruel.

- ¡Jason! – le reprimió Eleanor sorprendida ante su vulgar vocabulario.

- Solo he dicho lo que todos estamos pensando.

Emma hizo caso omiso a lo que acababa de mencionar y aprovechó el momento para tomar un sorbo de su leche fría antes de proseguir con la historia.

- Yo estaba un poco borracha. Recuerdo que Beth se fue a la barra a por otra bebida y él me invitó a salir fuera. No sabía ni qué hora era, pero pensé que algo de aire fresco me sentaría bien y acepté. Estuvimos bromeando un rato y, no sé. Me trató muy bien. Yo me reía todo el tiempo y, bueno, al final pues... Nos besamos.

Anna dejó escapar una irónica risotada y giró su cara hacia otro lado para no mirarla. Sus pensamientos eran muy claros: Emma había mordido el anzuelo de forma tan sencilla que Alex solo había tenido que tirar del hilo para sostener al pececillo entre sus manos.

- ¿Sabías quién era? ¿Y él? ¿Sabía que pertenecías a esta fraternidad? – Peter intentó sonar lo más paciente posible.

- Sí...

- ¿Y aun así no te importó? ¡Emma! ¡No volviste con nosotros a casa! ¡Por tu culpa anoche se podía haber jodido todo! – Anna ya no podía reprimir su enfado por más tiempo. Su amiga no había pensado en ningún momento en la fraternidad.

- Él no sabía lo que habíais hecho en su casa, me acompañó aquí pronto. Vinimos dando un paseo.

- ¡Esto es increíble! – Haley tiró de la silla con la punta de su zapatilla para ponerse en pie. – Te acompañó a casa y todo. Y encima le dices que vas a salir con él esta noche. ¡Delante de todos nosotros! ¿En qué estabas pensando?

Emma se levantó rápidamente volcando un poco de leche por su movimiento, no iba a consentir que nadie le dijese lo que hacer. Aquel chico había sido realmente simpático y merecía una oportunidad, fuera de la fraternidad que fuera.

- ¡Solo es un tío! ¿Vale? ¡Como otro cualquiera! ¡Tan solo os cabrea porque pertenece a esa dichosa fraternidad! Pero a mí me da igual. No me importa esta absurda lucha que habéis formado.

AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora