Capítulo 12

90 14 4
                                    

El ruido inundaba sus oídos de una forma muy molesta. A Eleanor le costaba entender las palabras de Matt entre toda la multitud. Llevaban hablado un buen rato. Primeramente, ella le había contado por qué había decidido irse de Bristol y acabar estudiando en aquel lugar, cómo su madre había puesto tanto empeño en lo importante que era que conociera un mundo más allá de la ciudad en la que había crecido. A ella le había parecido una buena idea aceptar la beca para estudiar en la universidad de Chicago que su madre había solicitado por ella, y allí estaba, viviendo la experiencia. Matt había estado bromeando sobre lo divertido que le resultaba su acento, juraba que era la primera británica que conocía, y Eleanor no había podido evitar reír divertida.

- Si te parece, podemos seguir hablando fuera junto a la piscina. – sugirió la chica un tanto alterada por el incesante bullicio.

- Claro. – contestó Matt guiándola hacia el exterior.

El fresco viento de la noche golpeó en sus mejillas provocando un ligero escalofrío en su cuerpo. Cruzó los brazos sobre su pecho y frotó un poco sus manos contra su propia piel. Matt no pudo evitar mirar su gesto y enarcar una pequeña sonrisa.

- Puede que no haya sido tan buena idea salir. ¿Quieres volver dentro? – propuso sin quitar ojo a sus repetidos intentos de entrar en calor.

- No, no. Estoy bien.

Su respuesta batallaba por sí misma entre la mentira y la verdad, pero Matt prefirió creer sus palabras por esta vez.

Fuera el ambiente había permanecido un poco más tranquilo. Dado que la noche había empezado a refrescar, la piscina había quedado desierta. Tan solo un suave movimiento se cernía sobre el agua. Al fondo del jardín un grupo de chicos escondían entre sus manos lo que parecía ser un cigarro. La luz de los mecheros iluminaba ligeramente sus rostros. Matt tensó sus hombros por un momento y comenzó a visualizar la escena con un poco más de curiosidad, intentando destapar las caras de los integrantes del grupo.

- ¿Puedes esperar aquí un momento? – antes de terminar la frase, Matt se dirigió hacia el pequeño círculo dejando a Eleanor allí plantada. Cierto interés había empezado a apoderarse de sus pensamientos y la idea de permanecer en aquel lugar sola no le resultaba tan atractiva como la de seguir los pasos de Matt y ver qué estaba pasando.

Sus pies ya habían dispuesto su propia marcha antes de que ella misma lo hubiera decidido. En apenas unos segundos ya se encontraba a pocos metros del grupo. Matt había empezado a hablar con uno de los chicos con bastante soltura.

- Me prometiste que lo ibas a dejar. – lo escuchó decir mientras el joven expulsaba una larga calada de sus labios.

Eleanor no pudo evitar fijarse en él. Su pelo castaño tenía un pequeño toque de gomina sobre la punta, y su barba apenas afeitada rozaba suavemente los dedos que sostenían el cigarro entre su boca. Sus ojos de un azul grisáceo resplandecían bajo la pequeña llama del pitillo. El humo del ambiente comenzó a hacerle toser y fue entonces cuando los chicos se percataron de su presencia.

- Lo siento, no quería interrumpir. – se excusó carraspeando su garganta.

- ¿Nueva amiguita? – su reciente compañero enarcó una ceja para dirigirse a Matt.

- Calla. – este no tardó en replicarle rápidamente. Sus nervios en ese momento resultaban mucho más notables que antes.

Eleanor resopló por el comentario a la vez que meneaba la cabeza. Ella no iba a soportar ninguna broma a su costa, eso lo tenía muy claro.

- Perdona, pero si vas a referirte a mí, puedes mirarme a la cara. – en ese mismo instante el chico giró todo su cuerpo hacia su acusadora.

Era mucho más alto que ella, incluso le sacaba unos cuantos centímetros a Matt. Inconscientemente, Eleanor dio un paso hacia atrás. Los ojos de aquel misterioso extraño la cohibían por algún chocante motivo. El joven pasó una mano por su engominado pelo y llevó la otra hacia sus labios para saborear su cigarrillo. Poco segundos después, espiró todo el humo en la cara de la chica. Eleanor empezó a toser de nuevo y levantó el brazo para expandir con rápidos movimientos la nube recién formada a su alrededor.

AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora