Capítulo 19

88 14 4
                                    

Con un casco en cada oreja, Eleanor meneaba la cabeza al ritmo de "Friday I'm in Love" mientras avanzaba por los pasillos de la facultad. Al fin había llegado su primera clase de Historia de la Lengua Inglesa. Llevaban una semana menos de clase con esa asignatura y sinceramente eso no le hacía ninguna gracia. Ella era una persona muy ordenada. Le gustaba llevar cada una de sus tareas al día y aquel retraso seguro que iba a suponer un extra de trabajo que ya podía haber adelantado.

Una arrugada y redondita gomilla roja recogía en una perfecta coleta su pelo castaño ondulado. Llevaba una camiseta blanca de manga corta, con los filos a juego con el adorno de su recogido. El peto vaquero marcaba sus caderas y rodeaba sus muslos por su acelerada caminata.

Al llegar a la puerta de la clase, paró su lista de Spotify y quitó los auriculares de su móvil para guardarlos en la mochila. Fue andando hacia su asiento en segunda fila intentando que la maldita cremallera del pequeño bolsillo delantero se abriera para poder depositar sus cascos dentro. Una vez sentada, deslizó de una vez el cierre y levantó la cabeza.

El profesor se hallaba ya en su mesa escribiendo una especie de lista en su pizarra. No parecía muy mayor, pero iba muy bien vestido. Llevaba unos pantalones de traje gris marengo que apretaban un bonito trasero que Eleanor no pudo pasar por alto y una chaqueta del mismo tono. Al menos ya tendría un motivo para venir un poco más contenta a clase.

Comenzó a sacar un cuaderno y el estuche para empezar a copiar lo que ya se podía leer en la pizarra. Aún quedaba un minuto para la hora exacta, pero podía ir adelantando. Cogió un bolígrafo y empezó a escribir sobre la libreta al mismo tiempo que el profesor lo hacía.

La gran esfera de la pared marcó las 10 en punto y el pequeño pitido de un reloj digital avisó a todo el mundo de que la lección estaba a punto de empezar.

- Por si alguien sigue despistado, esta es la clase de Historia de la Lengua Inglesa. -aquella voz hizo levantar la cabeza de Eleanor como un relámpago. - Y yo soy Matthew Campbell, vuestro profesor para esta asignatura.

Un fuerte estruendo de lápices y bolígrafos sonó por toda el aula. Eleanor estaba paralizada. Tenía que estar soñando. No, no, no, no. Aquello tenía que ser una pesadilla. ¿Qué hacía él allí? ¿De todos los catedráticos y doctores de la universidad le había tenido que tocar como profesor el chico con el que se había liado en la última fiesta del campus? Cada facción de su rostro se había quedado tan paralizada que parecía una estatua. Desde luego estaba tan blanca en aquel momento como el mármol. Y tan fría.

Matt estaba exactamente igual. No había podido evitar recorrer el camino del desastre de lápices formado en el suelo hasta la causante del alboroto. Allí estaba. Abriendo sus ojos azules como platos sin saber muy bien qué decir. Era algo demasiado incómodo para ambos. Ninguno de los dos podía haberse imaginado llegar a encontrarse en esa situación. Aquello no era destino, sino una broma de mal gusto. Matt apartó lo más rápido que pudo la mirada de la chica e intentó retomar el control.

- Como iba diciendo, yo soy quien va a estar con vosotros durante este semestre enseñándoos todo lo que sé acerca de la historia de la lengua inglesa. Quiero pediros perdón por haber empezado las clases una semana más tarde, pero no supe de este trabajo hasta hace menos de un mes y bueno, me he tenido que mudar lo más rápido posible. Soy de Detroit, para los curiosos. ¡Arriba los Pistons! - dijo alzando el brazo derecho. Su comentario provocó unas leves risitas en la clase.

Eleanor seguía intentando reaccionar. Millones de ideas atravesaron su cabeza en apenas segundos. Dejar la clase en ese mismo momento, buscar cualquier otra asignatura con la que conseguir los créditos, abandonar la carrera, mudarse a la Luna... Cualquiera de sus opciones parecía mejor que estar allí mirando cómo Matt explicaba cómo la iba a evaluar. ¡A ella! ¿Qué iba a evaluar? ¿La manera en la que sus labios se habían juntado en el ropero de una fraternidad? Parecía de película. Aquella serie que tanto le gustaba a Haley vino a su mente. Recordó cómo una de las protagonistas tenía un lío con uno de sus profesores. Sin duda era cosa de ficción. Pero allí no había ningún guion que le dijera lo que hacer, nada estaba escrito. Era la vida real. Su vida real. Y ella se encontraba en ese momento intentando asimilar que su profesor le había cantado encerrado en un armario mientras trataba de respirar contra su boca.

AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora