Capítulo 33

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Sophia buscaba una nueva bebida entre las botellas de la mesa mientras colocaba con su mano derecha un mechón suelto de su pelo tras su oreja. La superficie empezaba a estar pegajosa por la mezcla de licores, así que la chica gastó sumo cuidado en no arrimarse demasiado para no ensuciar su nuevo vestido. Una vez localizada la botella de vodka de fresa, la sostuvo entre sus manos y depositó una buena cantidad en su vaso. Acto seguido, buscó el zumo y terminó la mezcla. Estaba removiendo ambas bebidas sacudiendo un poco el vaso, cuando de repente notó una sombra en su espalda.

- ¿Me pasas la botella de Jack Daniel's? – esa voz. Su corazón se agitó paralizando todo su cuerpo. Sophia cerró los ojos y apretó con fuerza el recipiente. Ahora sí que la noche se había convertido en terrorífica. Su peor pesadilla se encontraba justo detrás.

- No sé qué estás haciendo aquí. – la joven por fin encontró algo de valor para girarse y afrontarlo de una vez.

Ashton la miraba sin ningún tipo de reparo, incluso sonreía satisfecho. Su pose desairada reflejaba que su actitud no había cambiado nada en todo ese tiempo. Seguía siendo exactamente el mismo chico prepotente por el que había estado enamorada. Los recuerdos azotaron su espalda como un látigo de espinas. Los besos, las caricias, los gritos, las discusiones, las lágrimas, el dolor... Todo pasó por su cabeza como si se tratase de una película a cámara rápida. Una ola de emociones se estaba apoderando de ella, aunque había una que se sobreponía a todas ellas: el rencor. Ashton dio un paso hacia delante y alzó los brazos para estrecharla entre ellos.

- Cuánto tiempo sin verte, Sophia. – antes de que pudiera evitarlo ya la había rodeado y atrapado.

La chica seguía con los suyos hacia abajo, sin saber cómo escapar de aquel momento tan sumamente incómodo. Su corazón parecía que se iba a salir de su cuerpo. 6 meses. Ese era el tiempo exacto que llevaba sin verle y, la verdad era que esperaba que hubiese sido más. Él parecía no querer acabar nunca con aquel abrazo, así que Sophia por fin se decidió y extendió sus brazos para empujarlo hacia atrás bruscamente.

- No vuelvas a tocarme. – dictaminó determinante.

- Creía que lo tenías superado, pero ya veo que no.

Volviendo a colocar su sonrisa pícara a un lado, cruzó los brazos sobre su pecho. Ni siquiera había pensado mucho su disfraz. Llevaba su traje de fútbol americano solo que sin el casco y dos rayas negras pintadas en la cara, una en cada pómulo. Su pelo rubio se revolvía sobre su cabeza.

- Si piensas quedarte, tú por tu lado y yo por el mío, ¿está claro, Ashton? – ni siquiera pensaba rebatirle lo que él acababa de insinuar. Ya era suficiente con que las palabras hubiesen sido capaces de salir de su boca.

Seguía sin entender qué hacía allí, en una fiesta para la que se necesitaba invitación. Estaba claro que alguien de la fraternidad lo había avisado, pero no sabía quién. Todos sabían lo que había pasado entre ellos. No tenía sentido que nadie quisiera aguarle la noche así. Millones de dudas se agolpaban en su cabeza sin ninguna respuesta clara.

- Solo quería saludarte. – Ashton dio otro paso hacia atrás para marcar más la distancia entre ellos y cambió su expresión por una mucho más seria. – Estaré con los del equipo.

Todo cobró sentido para Sophia. Jason había estado en el equipo de fútbol americano con Ashton cuando este era capitán y conocía el poder que tenía dentro. Si Jason quería conseguir algo, sabía a quién debía acudir y no había dudado en hacerlo. Lo que no esperaba era que su propio amigo fuese capaz de algo así para poder optar a ciertos privilegios. Era muy rastrero por su parte y pensaba comunicárselo. No iba a dejar que Jason ni Ashton le fastidiaran la fiesta de Halloween, así que, sin decirle nada más al chico, se dio la vuelta y se dirigió en busca de su hermano.

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