Capítulo 21

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"Bienvenidos a Gamma Tau". El cartel con las letras que simulaban la entrada a Las Vegas colgaba en la recepción a la casa de la fraternidad. Desde el curso anterior, las fiestas estaban mucho mejor organizadas. Antes de que Alpha Roar se formase, todas resultaban un auténtico caos. Suelos pegajosos por la mezcla del vómito y el alcohol, botellas vacías demasiado pronto y policía, un continuo descontrol que siempre acababa en gente pasando la noche en comisaría por peleas o beber sin tener la edad legal. Sin embargo, aquel año todo parecía diferente. En los pocos eventos que habían sucedido hasta entonces, todo había ido bastante bien. A excepción de la jugarreta que habían realizado la semana anterior con los fusibles en Sigma Alpha.

Sophia había aparcado justo en la puerta de la fraternidad y Peter había esperado a que todo en su coche quedase cerrado y listo antes de entrar al lugar. Eleanor, Haley y Anna ya se habían adelantado a sus pasos. Tan solo ellos cinco habían decidido ir a la fiesta. El resto había declarado que era una fraternidad demasiado pequeña como para hacer acto de presencia. Su respuesta sonaba demasiado superior y ellas, sí que tenían ganas de salir un rato y despejarse. Era muy raro que Haley hubiese conseguido que Jason se separase de su lado por una noche, pero el chico había dejado más que claro que no entraba en sus planes pasar el sábado rodeado de alcohólicos. Haley sabía perfectamente que lo que de verdad estaba matándole por dentro era la idea de volver a encontrarse con Chris en aquel lugar. Si podía evitar a su nuevo compañero de fútbol iba a hacerlo sin dudar. Por otro lado, tampoco tenía mucho sentido su excusa puesto que Rick y él habían decidido ir a un bar del centro junto a Beth y Emma. Otro dato que no encajaba por ninguna parte en la mente de Sophia. Emma había decidido rechazar su invitación a la fiesta a sabiendas de que Alex iba a estar allí. El día anterior habían estado juntos en todo momento, incluso cuando ella regresó de la cafetería tras su batido con Will, había vuelto a cruzarse con el chico saliendo de su casa. Esta vez había dejado que se fuera caminando. Tras un simple "hola" cada uno había seguido con su recorrido.

Sosteniendo hacia afuera la manilla del coche, comprobó que este se había cerrado y se giró hacia Peter. Le gustaba la nueva relación que se había dado entre ellos. Sin pedírselo, él la esperaba para acompañarla de aquí para allá. Incluso se había ofrecido a ir al supermercado con ella y Rick unos días antes. Su mano pasó por encima de su hombro y ella no hizo nada para evitarlo. Sentía que así estaba bien. Peter levantó sus labios perfectos mostrando sus dientes blancos. Jamás había visto una sonrisa comparable a la suya. Era de otro mundo. Cada vez que Peter encorvaba sus oscuros labios para dedicarle aquel gesto, un notable pellizco presionaba su estómago provocando unas suaves cosquillas tras su rastro. Su recién retomada amistad avanzaba de manera un tanto extraña, pero no le importaba. Ya no tenía a nadie a quien darle explicaciones y eso le hacía sentirse muy liberada.

- Estás preciosa. – susurró muy cerca de su oído. Podía sentir su aliento en su cuello, cálido y deleitable. Había aprovechado sus palabras para atraer más su cabeza hacia la suya y Sophia escondió su cara contra su hombro nerviosa. Peter hacía que cualquier cosa que pasase entre ellos resultase lo más natural posible.

Tras apartarse un poco de su lado, sin permitir en ningún momento que su mano dejase de rodear su cuerpo, posó su vista en sus tacones negros. Esta vez había optado por un atuendo mucho más sencillo que la semana anterior. Sus vaqueros pitillos apretaban contra sus muslos ciñéndose completamente a su figura. Su camisa de tirantes negra volvía a quedar holgada sobre su pecho. Estaba remetida un poco por su cintura, ultimando así su total look. Al menos había sido lista y había optado por coger su chaqueta vaquera para no exponer sus brazos a la fría noche de Chicago.

- Tú tampoco vas nada mal. – Quería devolverle de alguna forma el cumplido y tampoco había dicho ninguna mentira. Peter era demasiado atractivo, incluso decantándose por su estilo desgastado. Siempre llevaba gorra, era una de las cosas que más le llamaban la atención sobre él. No entendía por qué casi nunca dejaba a nadie observar los rizos que revoloteaban salvajes por su cabeza. Cada vez que se retiraba la gorra, estaban aplastados unos contra otros y a Sophia siempre se le pasaba por la mente agitarlos para que volviesen a su locura natural. Alguna vez lo había hecho. Llevaba unos vaqueros que se asimilaban al color de sus ojos y una camiseta blanca de manga larga con cuello en uve. Aquel claro conjunto resaltaba su piel oscura incluso a la tenue luz de la luna y las farolas de la avenida.

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