Un bonito apodo

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Pov narrador :

En el garage el hombre amarrado estaba confundió, asustado, pero sobre todo, estaba herido. Sentía un inmenso dolor cerca de las costillas, nunca se había sentido tan impotente, sin poder defenderse y a la suerte de lo que un loco pudiera hacer con el, aunque no podía verla, sabía que había sangre debajo de su abrigo, empezó a respirar cortadamente pensando que moriria lentamente desangrado ahí. Y de pronto escucho la puerta abriste "Quizá después de todo no vaya a tardar horas en morir, podría ser ahora mismo" pensó el chico desanimándose a sí mismo a cada instante.

- Hola - escucho una voz que sonaba amable y tierna - Creí que podrías tener hambre - Dijo Martín acercándose al chico. Juan solo lo miro con miedo, y Martín lo noto - No tengas miedo, me llamo Martín - dijo acercándole una de las barritas a la cara - oh, claro - dijo dándose cuenta de que él jamás podría tomarla y mucho menos comerla si seguía amarrado y amordazado, el chico fue detrás de la silla e intento desamarrarlo sin éxito - Qué hizo Simón aquí? - se cuestionó quejándose de los complejos nudos, regreso al frente de la silla y miro al chico a los ojos, estaba confundido... triste y sin energía.

Martín se acercó para desamarrar el paliacate en su boca y el chico empezó a sollozar silenciosamente, de alguna manera esto le partió el corazón a Martín que al escucharlo lo abrazó preocupado. En este momento Juan se hecho a llorar de nuevo.

Martín solo se quedó ahí, abrazándolo sin siquiera saber cuál era su nombre pero sintiendo extrema compasión por aquel hombre, cuando se calmó, Martín se separó y abrió la barrita, la acercó a la boca del hombre y este lo miro aún con miedo - Es de cereal - dijo mostrándole la envoltura, entonces el chico abrió la boca y le dio un mordisco, esto hizo sonreír a Martín - Cómo te llamas? - dijo Martín sin dejar de mirarlo.

Juan... Juan Pablo - dijo el hombre inspeccionando cada aspecto de Martín.

Y como te dicen? - preguntó Martín cantarinamente, Juan no respondió, esto estaba siendo demasiado extraño, la sonrisa gentil del menor le hacía preguntase si era posible que solo estuviera fingiendo - te comió la lengua el gato? - preguntó Martín y le hizo un gesto cómico, eso le dio algo de confianza al del sombrero.

- Porqué me preguntas eso? - terminó diciendo Juan con una voz sin fuerza - no se supone qué no debes hablar con las victimas? - completó.

-Victimas? - preguntó Martín incrédulo y Juan lo examinó con las mirada - no se de que hablas Juan - dijo Martín aún sacado de onda.

- Isa, dime Isa - se limitó a responderle el chico, Martín borro la mueca de su cara y le dio una sonrisa.

- Isa... - se quedó pensando - me gusta - dijo y le extendió de nuevo la barrita.

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