Fuego

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Pov Martín:

Isa se alejó, se fue corriendo, se metió al bosque. No era buena idea. Algun día lo hice. Parecía divertido. Me perdí y según Simón, me busco durante horas. Lo único bueno es que es temprano. Hay mucha luz. Pero Isa debe estar asustado. Pero si voy a buscarlo me perderé también.

- Un hilo! Claro como en el cuento - me dije a mi mismo y corrí dentro de la casa. Por suerte había visto un hilo en el garage. Era enorme, y era rojo. Sencillo de identificar entre todo el pasto. Y de seguro sería suficiente para poder encontrar a Isa. Me fui corriendo, lo amarré a una rama y me adentré en el bosque.

Era tan bonito de día. Cuando nada podía asustarte. Cuando los rayos de Luz se filtraban entre la ramas - Isa! - gritaba de vez en cuando y un par de pájaros volaban por el ruido - Isa! Sigues aquí? - gritaba sin dejar de avanzar dejando el rastro del hilo detrás mío - Isa! Soy yo Martin! - dije y al segundo me sentí muy torpe. Quién más iba a ser? Me di un leve golpe con la palma en la cabeza y seguí caminando, entonces lo vi, recostado en un árbol -Isa! - dije corriendo hacia el - Te dije que no corrieras hacia el bosque! - lo regañe.

- Como sea - dijo parándose de mala gana - ahora qué?  estamos perdidos. - se removió el cabello con ambas manos.

- Isa, en serio crees que me metí al bosque solo así? - dije intentando que me mirara.

- Si, francamente... si - se dio la vuelta y miró el hilo que caía por mi mano - eres un maldito genio - dijo tomandome por la cabeza y acercándome a él con un abrazo, por un momento me sentí raro, pero al sentir su corazón no quería que me soltara, me sentí extrañamente bien, extrañamente protegido. Debo estar volviéndome loco. Si eso debe ser. Me soltó y aunque sentí que mis mejillas estaban algo rojas, regrese a la realidad y sin decir nada, seguí el rastro del hilo. Mire de reojo, Isa venía detrás mío.

- Déjame ayudarte - dijo poniendo sus manos sobre las mías para quitarme el rollo de hilo - lo estás haciendo mal, vas a enredarlo. Mira. Vas hacia arriba, baja un poco, y luego vuelve a subir. Vez? Sencillo - dijo repitiendo el patrón un par de veces, mi cara de confusión debió ser muy obvia porque puso el carrete en mi palma, y sin soltar mis manos me enseñó cómo debía hacerlo - entendiste? - me dijo soltándome.

- Si - dije intentando no sonar nervioso por haberle tenido tan cerca - sencillo - sentí mi cara arder. Por Dios, qué me está pasando? "Cálmate Martín!" Me
Regañe internamente. Seguimos y cuando por fin vi el camino, aceleré el paso. Sentía que en cualquier momento Isa se echaría a correr de nuevo ya que ya no estaba perdido.

- Creo que aceptaré tu oferta para llegar a la ciudad - dijo finalmente y sentí una emoción enorme recorrer mi cuerpo. Podría ver la ciudad! Después de tanto tiempo! Por fin estaría en un lugar que no fuera mi casa. Donde hay algo más que árboles al rededor. Sería como estar en una película. Y no pésimamente una de suspenso como la que Simón entendió que quería vivir.

- Perfecto, solo vamos por algo de tomar, no tienes sed? - le pregunté, y al instante me di cuenta de que nunca le lleve algo de tomar, ni un vaso de agua. Soy un pésimo anfitrión. Aunque en mi defensa, el no era precisamente un invitado - que tonto soy, es obvio que tienes sed- dije haciendo un gesto de obviedad y entrando a la casa.

- Martín - escuche su voz mientras buscaba un par de vasos.

- Em? - dije para que supiera que lo escuchaba.

- El fuego está prendido - al escuchar esto deje caer uno de los vasos al suelo. Por suerte Simón no deja a mi alcance vasos de vidrio. Esos están en la repisa de arriba.

- Qué...? - pregunte intentando entender lo que me había dicho y agachándome a recoger el vaso de plástico.

- El fuego - dijo señalando la estufa - está prendido - alzó un poco las cejas y torció la boca. Yo solté el aire que había retenido segundos atrás y me quede paralizado un rato - Martín! Martín! Reacciona! La apago o vas a utilizarla? - la mano de Isaza pasaba con rapidez frente a mis ojos. Quizá me perdí por más tiempo del que pensé.

- Si si si. Por favor. Olvide apagarlo esta mañana- dije por fin y una sonrisa aprecio en mi rostro sin que pudiera evitarlo.

- Desde la mañana?! - preguntó sorprendido - dejaste esto prendido toda la mañana? - lo mire y asentí con un gesto algo apenado - no se como sigues vivo - terminó riendo.

- Ni yo - dije casi susurrando pero pareció escucharme. Me miró, yo solo serví algo de agua de la jarra y le alcancé el vaso.

- Gracias - me dijo tomándolo, yo me giré y mire la estufa de nuevo. Me sentí tan torpe de nuevo. Como fue posible que olvidara apagar el fuego? Y si la casa se incendiaba? Qué iba a hacer? No sabía hacer nada! Nunca nadie me enseñó a hacer nada! Mire el agua dentro de mi vaso, luego mire. Isa. Bueno, casi nadie - Ten - le estire mi vaso.

- Que no tenías sed? - preguntó entrecerrando los ojos.

- Ya no - respondí y de nuevo una sonrisa apareció en mi rostro, acompañada de un escalofrío al sentir su roce cuando tomó el vaso. Qué es esto? Qué me está pasando? El tomó el vaso y cuando terminó, me revolvió el cabello.

- Vámonos niño - dijo y dejó los vasos en el fregadero, lo escuché soltar una risita. Asumí que fue por el sartén quemado que deje ahí.

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