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Pov Martín:

Lo que dijo Isa antes de salir del auto me dejó pensando. Como puede ser que no pensara en eso cuando salimos. Yo no tengo idea de cómo manejar un auto, ni siquiera tengo dinero para irme a casa. No me quedó otra que seguir a Isa y de pasó ver a Malta. Nunca había estado cerca de un perro. Subí las escaleras y entré a su departamento, había dejado la puerta abierta. Terminamos comiendo cereal.

- Bueno Gracias por venir, pero ya debes irte - me dijo levantándose de la mesa, y conectando un viejo celular a la luz, yo me quede en silencio. No quería decirle que no podía irme porque no sabía ni encender el auto.

- Creí que no tenías celular? - intenté cambiar el tema.

- Guarde mi viejo celular en caso de emergencia. Y no me cambies el tema. Sabes que deber irte - me miro de frente poniendo sus manos sobre la mesa.

- Porqué? Acabo de llegar - dije al fin.

- Pues porque Simón llegará en cualquier momento y si no te ve ahí, se preocupara, y si yo tampoco estoy ahí, sabrá que estás conmigo y vendrá aquí. Y todo se iría al carajo. - terminó sentándose en el sofá donde estaba acostada Malta y le acariciaba las patitas sin dejar de mirarme. Sentí una culpa enorme. Me sentí como un completo inútil - debes irte - terminó frío. Me dejó pensando... porqué sé iría todo al carajo? Acaso Simón había amenazado a Isa? Empecé a preocuparme. Pero de todos modos no quería irme.

- Por favor. Simón llegará en la noche. Aún no quiero irme - cambié un poco el tema entre querer y poder, aunque era cierto que no quería irme tan pronto. Termine sentándome en el sofá, Malta se acostó en mi regazo. Instintivamente levante mis brazos.

- Tranquilo, no hace nada. Es muy tranquila - me dijo Isa con sus manos en la cabeza como pensando en que hacer, mientas se paseaba de un lado a otro de la sala. soltó un suspiro y me miró - qué tan tarde? - preguntó.

- No lo sé. A veces llega... llega después de que el reloj suena DING DING DING - imite el sonido de un reloj.

- A media noche? - Me preguntó medio confundido.

-Digamos que creo que si - baje la mirada intentando ocultar que en realidad no sabía cómo responder, y acaricié a la perrita.

-Adivino. No sabes leer un reloj - dijo mirándome con una media sonrisa.

- No muy bien - dije bajando la mirada y sentí como se sentó a mi lado.

- Mira- tomó un reloj de mano que estaba en la mesita de un lado - arriba está el doce. Aquí a la derecha está el tres. Abajo está el número 6 y aquí a la izquierda. Está el 9  - estaba señalando cada uno con sus dedos chatos - fácil verdad?

Lo mire extrañado. Parecía demasiado sencillo para ser verdad.

- Bueno ahora la parte compleja - la manecilla más grande marca las horas. Si te das cuenta como una es más grande que la otra? - me miró, pero yo no deje de ver el reloj - y la pequeña son los minutos. - 15, 30, 45 - dijo señalando de nuevo los números anteriores.

- Espera... que no esos eran 3, 6 y 9? - dije confundiéndome.

- Mira te lo pongo así. Yo soy la manecilla larga, mis números son 3, 6, 9 y 12. Tú eres la manecilla corta, y tus números son 15, 30 y 45. Cuando estas arriba es una hora cerrada. No hay minutos. - dijo aún señalando el reloj - por ejemplo, ahora son las 2, porque mi manecilla está en el 2 , con 35 minutos, porque tu manecilla está en esta línea pasando el 30.

- Las líneas entre mi manecilla aumentan en 5, y las tuyas en 1? - pregunté iluso.

- Exacto. Mira - empezó a mover las manecillas - qué hora marca ahora?

- Ammm - me quede mirando el reloj por unos segundos - Isa 9, Martín 45.... nueve cuarenta y cinco? - lo mire y él sonrió.

- Exacto - se colocó el reloj y se recostó en el sofá, tiro su cabeza hacia atrás al igual que sus brazos. Parecía que estaba dormido.

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