Voy a preguntar esto una sola vez ...

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Pov Simón:

Maldito sea el momento en el que decidí golpear a esa estupida mujer. Maldito sea el momento en el que acepte hacer este viaje. Maldito sea el momento en el que deje a cargo a la estupida señora Mondragón. Pero sobre todo maldito sea el momento en el que lleve a ese infeliz bastardo a la casa.

Estuvimos detenidos en la seguridad del aeropuerto. Poco falto para que empezaran a investigarnos. Por Villa no me preocupo. Dudo que alguna vez haya hecho algo más allá de llevarse un dulce del supermercado. Pero yo me metería en serios problemas si empezaban a investigarme. Por suerte nada más que un poco de dinero basto para que nos dejaran ir. Bueno eso y una explicación sobre un ataque de ira repentino.

Debo admitir que no estuve calmado en ningún momento. De hecho deje a Villa en el aeropuerto abandonado. Ya después me disculparía. Ahora lo ultimo que necesitaba era que se enterara de todo lo que estaba pasando.

El camino a la casa fue eterno. Infinito como nunca antes. Mis puños temblaban de rabia, y todos parecían estar aprendiendo a manejar. Bola de imbeciles. Qué no ven que llevo prisa?

Ni siquiera acomode el auto, entre con furia desmedida. No me moleste en revisar el garage. Era obvio que ese idiota no estaría ahí. Sentía mis sangre hervir de pensar que de seguro estaría con Martín. Llegue a su habitación, abrí la puerta y aunque las ganas de llorar al ver esa imagen me inundaron, era más la rabia que sentía, saqué de un movimiento a ese infeliz aprovechado de la cama de mi hermano, y lo arrastre hasta el pasillo, cerré con llave la puerta. No dejaría que le volviera a hacer daño a Martín.

Escuchaba sus gritos pero sin entender lo que decía. Seguía segado por la rabia. Lancé a Juan Pablo por la escaleras. Sus gritos solo me hacen querer apuñalarlo en esos momentos. Escuché fuertes golpes arriba.

Martin se había vuelto loco. Todo por culpa de esta basura.

Lo golpeé con resentimiento. Él no opuso ninguna resistencia. Casi como si supiera que se lo merecía. Pero claro que se lo merecía. Se quedó recargado en la pared. Respiraba con dificultad. No hizo falta amarrarle. No estaba luchando. Me que ahí. Había un par de hojas tiradas en el suelo. Tome una. Un dibujo en el que apenas se veía un rostro - Qué le pasa a Martín con esta clase de dibujos? - dije rompiéndolo y dejándolo caer frente a la cara de Isaza

- Ese era un dibujo mío... los de Martín son arte.. si lo conocieras entenderías. - Me dijo a lo que yo le solté una patada.

- No tienes ni puta idea de nada - No dije nada más. Me que de ahí solo mirando su miserable existencia. La sangre comenzaba a salí de su boca. Era hora de terminar con esto. Ya me daba igual que Martin se enterará. Incluso me gustaría que estuviera aquí para que viera como muere el hombre que arruinó su vida frente a sus ojos. Pero no le causaría ese trauma.

Me distraje un momento para ir por un cuchillo a la cocina. En ese momento el tarado se paró y empezó a correr rumbo a las escaleras llamando a Martín.

En ese momento lo ahorque y le hice caer al suelo. No podía soportar el sonido del nombre de Martín salir de su boca. Lo azoté contra la pared - Voy a preguntar esto una vez.... Abusaste de mi hermano? - sabia la respuesta y no se porque quería atormentarme escuchando que el lo aceptara. Pero no respondió. Comencé a apretar su cuello - Responde! Carajo - Sentia como las lágrimas se acumulaban debajo de mis ojos.

Tome un trapo y lo amarré a su cuello. Lo lleve hasta la cocina a rastas. Le comenzaba a faltar el aire. Cerraba los ojos. Estaba a nada de desmayarse. - vas a arrepentirte por andar revolcándote con mi hermano maldito fornicador de mierda...

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