Pov Isa:
Este chico sin duda esta malcriado. Indudablemente jamás se había metido a una cocina antes. Me pareció halagador que lo intentara por mi. Pero eso no iba a hacer que me quedará y pasara el resto de mi vida atado a una silla.
- Las llaves están en el auto- dijo Martín sacándome de mis pensamientos, tenía una sonrisa enorme en el rostro. Tome las llaves y salimos de la casa. Íbamos en silencio por el camino hasta que Martín habló - Gracias - dijo rápido y dando un brinquito en su asiento.
- Si, si, ya perdón. Debí agradecerte antes. Gracias por ayudarme... te la debo - dije creyendo que se burlada por no haberle agradecido antes.
- No... en serio gracias.. - sus ojos estaban brillando. Es posible que quisiera llorar y se contuviese - Nadie me había enseñado nada antes - dijo mirando por la ventana.
- De qué hablas? - estaba bastante confundido en este punto.
- De lo qué pasó en el bosque. Simón en tu lugar me hubiera quitado el hilo y lo hubiera hecho él. Nunca me deja hacer nada... nunca me enseñó a hacer nada - las últimas palabras estaban llenas de sentimiento, no sabía que responder, sentí tanta lastima por él en ese momento, baje un poco la velocidad a la que conducía y mire de reojo a Martín. De nuevo jugaba con sus pies. Mire el camino de nuevo, una desviación frente a nosotros. No tenía señalamiento, la calle simplemente te se partía en dos.
- Hacia dónde ? - pregunte mirándolo una vez que frené frente a la desviación.
- No lo sé - dijo encogiéndose de hombros.
- Ya era mucho. Claro! Cómo pude ser tan estupido y pensar que me ayudarías? - dije sarcásticamente.
- No es en serio, no lo sé! Tiene años que no salgo de casa! - dijo un tanto alterado y con una mirada súplicante esperando mi repuesta.
- Préstame tu teléfono - dije y el solo me miró confundido.
- Yo.. yo no tengo teléfono - dijo obviando su respuesta.
Mire el tanque de gasolina y luego mire a Martín - que nos guíe el hilo rojo - dije tomando una de las desviaciones. Ya resolvería cómo volver si este era el camino equivocado, seguimos en silencio un buen rato, el camino parecía eterno, apenas podía creer que alguien pudiera recorrer esta distancia para llegar al trabajo todos los días. Sin dudas una vez más estaba confirmado: Simón estaba loco, y terminaría por enloquecer a su familia, o bueno... lo que queda de ella - Así qué no has ido a la ciudad en años ? - pregunté y de reojo mire como Martín afirmaba moviendo los hombros y apretando los labios - no te creo - dije sin más.
- Es en serio! Simón nunca me deja salir! Siempre estoy en la casa! Todo el tiempo estoy solo! Nunca me dejo tener amigos... dijo que estaría mejor así... aislado del resto del mundo... protegido de sus burlas... de... de - agacho la cabezas algo decaído.
- De qué? - pregunté intentado que terminara de decir lo que estaba diciendo.
- Nada, olvídalo - dijo sin dejar de mirar sus pies.
Demonios este chico tenía un millón de problemas. Pero lamentablemente eso no era mi problema, pero por el momento me resultaba egoísta que estando con él no intentara por lo menos hacerle la platica, así que hablé de nuevo - oye - dije sobándole la espalda con una mano - y cómo crees que es la ciudad? - no sabía que más podía preguntar.
- Pues - se quedó callado un segundo y luego tomó aire, una sonrisa aprecio de nuevo en su rostro y de alguna manera me hizo sonreír también a mi - de seguro tiene grandes edificios, con ventanas enormes - movía los brazos para ejemplificar - y calles con muchos autos! Y tiendas de relojes con vitrinas de cristal! - soltó un suspiro y se dejó caer en el asiento.
- Bueno, levántate del asiento, ese si era el camino correcto, mira, ahí está la ciudad - señale a través del parabrisas, y Martín se pegó a la ventana en seguida. Estaba muy emocionado, respiraba agitado. Nunca antes vi a nadie emocionarse así por ver la ciudad. Seguimos avanzando, entre más cerca estábamos de mi departamento más aceleraba pensando que quizá había perdido demasiado el tiempo y que Malta probablemte podía... no no no! No pienses en eso Juan, Malta está bien, Malta está con vida. Malta es muy inteligente, Malta... por Dios Malta mastica el agua. Acelere a fondo, de nuevo ese nervio de perderla me atacó. En cuanto llegamos tome las llaves del auto y se las estire a Martín - Bueno, toma, gracias. Cuídate - dije cerrando la puerta del auto y corrindo dentro del edificio. Llame al asensor pero al final opté por subir por las escaleras. Pésimo error. De nuevo la herida me mataba. Faltaban solo dos pisos, subí con un poco más de calma, no tenía mis llaves. Quería morirme de nuevo. Recordé la llave de emergencia que guardo bajo la maceta. Escarbé la tierra, encontré la llave, la metí al cerrojo y no escuché que Malta viniera como solía hacerlo. Entré y no la vi cerca - Malta! - grite una vez, no hubo repuesta - Malta! Bebe! Regrese! - dije entrando a la cocina. Estaba ahí, tirada apenas con fuerzas mirándome - Por Dios, Malta. Mírame, ya estoy aquí - la abracé - ya llegó papá, vas a estar bien pequeña, resiste, iremos al médico y todo va a estar bien - estaba a punto de llorar, la acaricié de su cabeza y sentí que alguien estaba cerca, abrí los ojos y ahí estaba Martín, con el tazón de Malta lleno de agua, se acercó y lo dejó frente a ella.
- Es lo que hacen en las películas - dijo dando un paso atrás, lo mire confundido, y al instante sentí como Malta se acercaba al tazón a tomar el agua - vez? - dijo sonriendo al ver que lo que hizo funcionó. No era tan estupido como Simón decía.
Me levante y saqué el bulto de croquetas, y las serví en otro tazón, Malta las devoró, seguía sin fuerzas, la dejé dormir en la sala. Entonces fui a la cocina. También estaba hambriento. Saqué algo de cereal, no me sentía de ánimos para preparar nada, Martín entro de nuevo a la cocina, se quedó parado en el marco de la puerta, mirándome, saqué otro plato y lo puse frente a mi - Quieres? - pregunte y el sonrió.
Si, claro - dijo tomando asiento sirviéndose la leche antes que e cereal. Es raro. Sin duda es un chico raro.
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Solo otro Fanfic Isargas
FanfictionEn esta historia se supone que Simón es un secuestrador. Martín es su hermano. Isaza es el secuestrado. Martín solo quiere protegerlo ya que su hermano está volviéndose loco.