La universidad Wandlung, una de las más famosas de la ciudad y prestigiosas. Su reputación cada vez es mejor y todo gracias a la fraternidad "Alpha", regida por los hombres considerablementes más populares de la universidad.
El lider, William Wang...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Mantengo mis ojos en el libro, colocando mi atención en el y disfrutando del silencio.
Excepto por las explosiones que hago con mi chicle.
Subrayo las partes más importantes, mientras intento entender.
—Buen día.
Aparto mi mirada del libro, giro lentamente mi cabeza hacia mi costado.
William Wang a las doce, a mi lado sentado y con esa sonrisa que me hace apretar mis dientes.
Por unos segundos me lo quedo mirando, no lo había visto tan cerca y menos a la luz del día. El también me detalla, ambos quedamos bajo guardia unos segundos.
—Lo era hasta ahora —digo—, ¿qué quieres, Wang?
—No te veo hace tanto tiempo, quiero saber como estas—se encoje de hombros, levanto una ceja
—Estoy perfecta —sonrío—. Y renacida después de dar una increíble fiesta.
Asiente como si nada, pero se que su gordo orgullo quedó lastimado luego de lo del viernes pasado. Su fiesta se canceló porque no pudieron recuperar la luz y eso nunca les había pasado.
Por supuesto que deducimos que harían algo para rebajarnos, tuvimos que buscar todos los factores. Cortarnos la luz fue algo predecible.
—Me imagino. De hecho, de eso quería hablarte. De una fiesta.
—Es lo único que conoces, ¿verdad?
—Pronto saldré de esta universidad y trabajare todos los días, tengo que aprovechar este tiempo libre. ¿Le ves algo de malo?
—Para nada. Tu organismo tal vez un poco, pero yo no —sonríe—. ¿De que fiesta hablas?
Suspira y yo hago un globo con mi chicle, lo mira unos segundos.
—De la discoteca Hexe. Una discoteca especialmente para universitarios. Supuse que como ahora hiciste esta fraternidad popular, que por cierto, lo estas haciendo muy bien —levanta una ceja
—¿Si?
—Muy bien, podría considerarte un rival digno —rio
—Que honor —digo con claro sarcasmo—. Yo no te consideraría ni cerca de digno.
Ríe entre dientes y mira hacia abajo, apoya su mano en el césped. Se inclina más, quedando más cerca de mi.
—No me hagas corregir esa actitud en publico, renacuajo —murmura
—Que amenazador —murmuro de vuelta—, sigues siendo de los que ladran y no muerden.
Mueve su mandíbula y yo sonrío más, sabiendo que tengo razón.
—Mantengo mi postura ante todos. No querrás estar conmigo a solas —vuelve a amenazar
Me inclino más y miro sus labios unos segundos, le doy una mirada incitadora.
