Capitulo XIV

8.8K 857 141
                                    

Puedo sentir su mal humor, los murmuros de enojo que suelta y los pellizcos que me da en mi piel

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Puedo sentir su mal humor, los murmuros de enojo que suelta y los pellizcos que me da en mi piel.

Sinceramente, me gusta cuando estaba enojada conmigo. Emma es alguien bastante paciente y mantiene su postura, pero cuando se trata de mi, pierde todo eso y se convierte en una enana gruñona.

Siempre intenta ocultarlo, devolviéndome los comentarios o actuando astuta. Pero puedo ver esa vena en su cuello, la tensidad de su cuerpo y ese lindo rostro volverse rojo del enojo.

Miro hacia arriba cuando se escucha otro trueno.

Se que la vicedirectora dijo a la derecha, la escuche bien y Brian me mencionó que cuando giráramos habría unos hongos alucinógenos. Se que Emma no prestó atención porque estaba distraída con mi mirada.

No puedo evitar mirar hacia las rotundas y voluptuosas nalgas que tengo a centímetros. Podría acercar mi boca y morder una porque la verdad, se ven realmente irresistibles.

Así es Emma. Su cuerpo podría llegar a ser una mismísima caldera y a nadie le importaría quemarse con tal de poseer esa incomparable anatomía. Y por supuesto que ella lo sabe, por eso no deja que cualquiera tenga el placer.

Me siento poderoso sabiendo que yo si la tengo.

—Puedes bajarme. Iré hacia la derecha.

—No.

Suspira.

—Lloverá pronto y tu caminata es lenta, ¿por qué caminas lento?

Disfruto de este momento a solas.

—Y además no quiero que me vean en esta situación contigo —vuelve a decir

—Yo estaré encantado.

—¿Por qué tienes que ser un maldito egocéntrico hijo de...? —jala fuertemente mi cabello, interrumpiéndose a si misma

Gruño y me detengo, mientras mi cabeza se va hacia atrás.

Ya sacó su fuerza almacenada.

Llego mi mano hacia atrás para alcanzar la suya pero parece alejarla.

Me deja sin poder mover mi cabeza por unos segundos, llevo mi mano a su pantalón y rápidamente lo bajo. Eso la hace soltarme enseguida, mientras jadea.

—¡Imbécil!

Intenta volver a subírselo y incorporo mi cabeza, no lo dudo ni un segundo y llevo mis dientes a su trasero descubierto. Muerdo esa suave y blanca piel, ahora dejándole una marca.

Su cuerpo da un respingo y suelta un grito ahogado, toma mi cabello y vuelve a jalarlo pero muerdo más fuerte y me aferro a la mordida. Escucho como se queja alto y se limita a golpearme.

—¡Para, por favor!

Despego mis dientes y observo la marca que deje, lamo mis labios.

—Perfecto.

WandlungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora