Dyanna Waters - la bastarda de Jaime Lannister - siempre se sintió sola en Desembarco del Rey.
Sin saber siquiera quién es su madre, anhela conocer su herencia, pero su padre no está dispuesto a compartir.
Cuando la Guerra de los Cinco Reyes empieza...
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Han pasado unos días desde que Jon, Benjen y Tyrion dejaron el grupo, y Dyanna se sentía más sola que nunca. Ella no había hablado realmente con las dos chicas Stark con las que viajaba, y principalmente se mantuvo para sí misma.
Jaime a menudo se encontraba tratando de animarla, pero parecía que ella no tenía nada de eso.
Mientras los hombres terminaban de armar el campamento en la Posada de la Encrucijada, Dyanna se sentó sola- mirando a la chica pelirroja, Sansa, luchaba para mantener a su lobo mascota bajo control.
Algunas chicas de Desembarco del Rey comenzaron a reírse de ella, pero Dyanna no estaba con ellas. Eran las próximas socialités- por qué se asociarían con ella?
Dyanna resopló cuando la pobre chica se encontró cara a cara con Ser Ilyn Payne y luego curiosamente vio como el Perro también hablaba con ella.
Dyanna no trataba mucho con Ser Ilyn Payne- trataba de mantenerse alejada lo más posible. Cuando era pequeña, el hombre la aterrorizaba y aunque ella había crecido considerablemente desde entonces, él todavía le recordaba de sus inocentes pesadillas.
Joffrey se acercó a Sansa y a Sandor- enviando al 'perro' lejos. El se marchó directamente a donde Dyanna se sentaba sola- murmurando bajo su aliento.
"Odio a ese niño."
"Estoy segura que te odia de igual manera." Replicó, mirando como Joffrey escoltaba a la chica.
"Va a herir a esa chica." El gruñó. "No le ha hecho daño a nadie."
"Lady Sansa va a aprender como todo el resto de nosotros lo hizo- Joffrey no es un chico amable."
Mirando a la chica rubia, el Perro dejó salir un quejido mientras golpeaba con su puño la pared de piedra contra la que ella se había posado. "Cómo estas todo el maldito tiempo calmada?"
"Es un talento."
Dyanna no estaba calmada todo el tiempo- solo había aprendido su lugar. Ella no tenía derecho a una voz en Desembarco del Rey.
"Es irritante."
"Perdón?" Se burló, girándose a mirar al inquietante hombre.
"También eres sorda, niña?"
"Sabes, realmente me olvido continuamente de lo grosero que eres todo el tiempo, Sandor." Ella lo miró y él pareció estremecerse ante el uso de su nombre.
Sin decir nada más, el Perro sacudió su cabeza y se alejó- dejando a Dyanna mirando a la gente correteando a su alrededor.
No pasó mucho tiempo hasta que decidió retirarse a la Posada.
Sacando algunos libros que empacó para el viaje, decidió que era tiempo de aprender sobre la historia de Dorne y los Martell.
El cielo se oscureció, pero cuando el sol se fue a descansar, pareció que la posada cobró vida. Antes de que Dyanna pudiera terminar su capitulo, se oyeron gritos y chillidos desde fuera de su ventana. Cuando salió de la cama para mirar a través del vidrio, se quedó boquiabierta ante la vista. Las calles estaban iluminadas con un fuego rojo- no era un fuego agresivo, sino un fuego de un grupo de búsqueda.
