Dyanna Waters - la bastarda de Jaime Lannister - siempre se sintió sola en Desembarco del Rey.
Sin saber siquiera quién es su madre, anhela conocer su herencia, pero su padre no está dispuesto a compartir.
Cuando la Guerra de los Cinco Reyes empieza...
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Dyanna llegaba tarde a la reunión.
Su cabello estaba cepillado pero despeinado, y un largo vestido carmesí fue colocado apresuradamente sobre sus curvas.
"Me disculpo por mi tardanza." Ella habló al entrar en la habitación. "Tenía asuntos que atender."
"Dyanna." Tyrion sonrió mientras se paraba para saludarla. "Estos son los portavoces de los maestros de Bahía de los Esclavos."
"Creí que íbamos a reunirnos con la Reina?" Un hombre se giró para mirar a Tyrion. Dyanna reconoció a algunos de los hombres ante ella, pero no pudo recordar sus nombres.
"La Reina está lejos." Dyanna sonrió dulcemente al hombre mientras se tomaba su asiento junto a Tyrion y Varys. "Ella me dejó en su lugar."
"Y qué es lo que quieres?" Levantando su nariz, y Dyanna solo levantó una ceja.
"Creo que, más bien - qué es lo que ustedes quieren?"
"Queremos que dejen Bahía de los Esclavos." Otro hombre dijo - su voz suave y rica. "Tomen sus dragones y sus mercenarios y váyanse."
"La Reina Daenerys no se quedará en Meereen para siempre. Su camino la lleva al Oeste." Tyrion cruzó sus piernas.
"La última vez que nos vimos le ofrecí barcos para que pudiera volver a Poniente - donde pertenece. Los rechazó." El primer hombre habló de nuevo - con sus ojos claros mirando profundamente a Dyanna.
"Ella los rechazó porque miles de hombres, mujeres y niños todavía vivían encadenados." Dyanna lo miró de vuelta.
"Como lo han hecho desde el principio de los tiempos."
"Ya no." Gusano Gris se paró más recto desde su posición defensiva detrás de Dyanna.
"Oh, crees que eres un hombre libre ahora?" Uno de los esclavistas más callados habló. "Todavía sigues órdenes. Sólo porque ahora tu ama sea una mujer de cabello plateado, no significa que no sea una ama."
"Amigos, por favor." Tyrion aplastó cualquier discusión que estaba surgiendo. "Siempre ha existido gente con poder y los que no tienen nada. Así es el mundo - no vinimos a cambiarlo."
El hombre al final de la línea sacudió su cabeza "La esclavitud es nuestro mundo."
"No se necesitan esclavos para hacer dinero." Tyrion trató de explicar. "En Poniente hace siglos que no hay esclavos y crecí más rico que todos ustedes. Nuestra Reina reconoce que fue un error abolir la esclavitud sin tener un sistema con qué reemplazarla."
Dyanna trató de ocultar su sorpresa mientras su tío hablaba, pero ella se aferraba al final de cada palabra - tratando de averiguar a dónde les llevaría su próxima frase.
"Así que esto propone la Reina- la esclavitud nunca volverá a Meereen, pero les dará a las otras ciudades de Bahía de los Esclavos tiempo para adaptarse al nuevo sistema."
"Qué significa eso?"
"En vez de abolirla de la noche a la mañana, les daremos siete años para hacerlo. Los dueños de esclavos serán compensados por sus pérdidas a precios justos, por supuesto. A cambio, cortaran su apoyo a los Hijos de la Arpía."
"No apoyamos a los Hijos de la Arpía." Uno de los maestros defendió.
"Si, sí, pero igual dejaran de apoyarlos." Tyrion puso los ojos en blanco mientras miraba a su sobrina. "Espero que acepten, no tendrán una mejor oferta."
Tyrion se puso de pie primero y ofreció su brazo a Dyanna, para que ella lo tomara formalmente. Aunque se sintió inútil en esta reunión, sabía que era de suma importancia que estuviera allí y al día con los acontecimientos actuales.
Sin embargo, no estaba segura de que a Dyanna le vaya a agradar la oferta que hizo Tyrion.
En silencio, el grupo se trasladó a la sala del trono central de al lado - donde se reunieron con una multitud de civiles.
"Amigos míos, lo lamento, deben haber esperado mucho tiempo." Dyanna habló con fluidez su lengua. "Qué podemos hacer por ustedes?"
"Se reunió con los esclavistas?"
"Así es."
"Nuestros hermanos y hermanas murieron luchando contra esta escoria. Ahora los invitas a nuestra ciudad y bebes vino con ellos?"
Dyanna respiró hondo mientras examinaba los muros de piedra que la rodeaban. Lentamente comenzó a bajar la gran escalera para no estar tan encima de la gente. "Me imagino que esta sala fue construida para que los gobernantes intimidaran a los gobernados. Yo no soy su gobernante. No soy la Rompedora de Cadenas. No sé cuando Daenerys volverá de su viaje, pero sé que si hay una posibilidad de que podamos hacer paz - una paz justa, entonces debemos aprovecharla. No confió en estos hombres - nunca confiaré en ellos, pero debemos hacer las paces con nuestros enemigos, no con nuestros amigos."
Tyrion le sonrió a su sobrina y los hombres libres dejaron la habitación una vez más.
