LIONHEART ✔

6

Nunca supieron qué le pasó al lobo.

Originalmente, Dyanna temió por su vida cuando el lobo se extravió- si Cersei descubría que ella había liberado al lobo, habría consecuencias terribles.

Ahora estaba orgullosa de sí misma.

Llegar a Desembarco del Rey fue uno de los momentos más importantes de la vida reciente de la chica. Ella viajaba detrás del grupo cuando la estructura de piedra apareció en la distancia, y se quedó atrás hasta que su caballo se detuvo fuera de los establos del Rey.

Bajando de su caballo, se dirigió directamente hacia el interior- su bolso colgando en uno de sus hombros. Su cabello estaba anudado y su ropa prácticamente arruinada.

No podía esperar para estar en casa.

No habían sirvientas una vez que abrió la puerta de su habitación- una sorpresa bienvenida, pero había un baño con agua hirviendo en la esquina. Tal vez nadie esperaba que se dirigiera inmediatamente hacia sus aposentos?

Para Dyanna, no había otro lugar donde quisiera estar.

Sacándose su ropa, la chica entró directamente al agua, amando la manera en que el agua hirviendo parecía quitarle de cualquier suciedad acumulada en el viaje.

No fue mucho después de que se haya limpiado y vestido que hubo un golpe en su puerta.

"Adelante!" Gritó mientras comenzaba a desempacar sus bolsos en su cama.

Lentamente, la puerta se abrió. Esperando encontrar a su padre, se giró con una sonrisa en el rostro, la cual flaqueo al ver quien estaba realmente ahí.

"Lady Stark?"

"Espero no haberte molestado...Nunca nos hemos conocido de verdad, cierto?" Sansa preguntó desde la entrada. La chica era tímida- sus ojos estaban bajos, y todavía no entraba totalmente a la habitación.

"Entra, por favor." Dyanna le dio su bendición, inclinándose una vez que Sansa entró. "Mi nombre es Dyanna."

"No tienes que inclinarte por mi," Sansa sonrió, sus manos posicionadas cuidadosamente frente a ella. "Todavía no soy la Reina. Por favor, llámame Sansa."

"Sansa." Dyanna sonrió. "Hay algo que pueda hacer por ti?"

Sansa tarareó mientras estudiaba la habitación de la bastarda. Era bonita- demasiado para una bastarda, sin embargo no tan bonita como la suya, obviamente. Mirando a una de sus paredes, de repente quedó encantada por un brillante adorno azul que yacía en su torcida estantería. "Qué es eso?"

Los ojos de Dyanna miraron a su adorno de huevo de dragón, e instantáneamente saltó para mostrarle a la chica norteña, "Es un adorno que mi padre me regaló cuando era pequeña."

Entregándoselo, Sansa sonrió, "Es hermoso, dé qué tipo de huevo es el modelo?"

"Un huevo de dragón." Dyanna dijo orgullosamente.

"Los dragones se extinguieron hace mucho tiempo, cómo sabes que es preciso?"

"No lo sé, pero sé que es hermoso sin embargo."

Sansa asintió- entregándole el huevo a Dyanna, quien lo puso de nuevo en la estantería. "Lo es."

"Por qué estás aquí, Sansa?" Dyanna preguntó de nuevo, y Sansa pareció temblar internamente.

"Hay alguien más en la habitación?"

"No."

"Estoy asustada de Joffrey." Dijo sin rodeos, y el corazón de Dyanna se hundió de repente por la chica. "Y pensé que eres una de las únicas personas que podría sentir lo mismo."

Dyanna pausó- ya no estaba asustada de Joffrey, pero no podía negar que lo estuvo.

"Joffrey me pegaba- cuando éramos pequeños." Admitió, "Y yo solía defenderme hasta que me regañaron por hacerlo."

"Qué hiciste?" Sansa se posó en el extremo de la cama de Dyanna mientras miraba a la rubia recordar sus memorias más oscuras.

"Aprendí a someterme. No puedes ganarle- Joffrey es el siguiente en la línea por el Trono de Hierro. La única forma de escape es a través de la muerte. Si le das una razón para hacer tu vida un infierno, lo hará. Si tu familia comete un error, se desquitará contigo, y si tus amigos lo miran mal, puede que tengas que prepararte."

"El no puede ser horrible todo el tiempo, verdad?"

"Realmente no has pasado suficiente tiempo con él si crees que tiene una cualidad redentora." Dyanna dijo honestamente, y Sansa agachó su cabeza.

El par se mantuvo en silencio por un segundo, antes de que Sansa asintiera lentamente. "Es mejor que me vaya- mi padre debe estar buscando por mi."

"Mantente a salvo, Sansa." Dyanna sonrió mientras llevaba a la pelirroja hacia la puerta-mirando como se escabullía por el pasillo, sin mirar hacia atrás.

"Hiciste una nueva amiga?" La voz de su padre preguntó mientras paseaba por el corredor.

"Apenas una amiga- solo quería un consejo." Dyanna se encogió de hombros. "Una chica como ella nunca sería amiga de una bastarda."

"Qué consejo necesitaba?" Jaime cuestionó, más curioso mientras la conversación progresaba.

"Cosas de chicas, sobre todo. Creo que quería compañía más que nada." Dyanna respondió mientras sostenía la puerta para que su padre entrara. No le podía decir la verdad-sabía que su padre tenía un poco de debilidad por los hijos del Rey.

"Estoy orgulloso de ti." Sonrió mientras sus ojos escaneaban su habitación. "Pero no estoy aquí por eso."

Dyanna no respondió- tenía una sospecha a que venía. Manteniéndose callada- simplemente miraba mientras él continuaba hablando.

"Cersei piensa que no es correcto que cenes con nosotros mientras tenemos invitados."

"Y tú qué piensas?"

"No es correcto compartir mis opiniones." Espetó. "Haré que te suban la comida a tu habitación a la hora de comer."

"No lo hagas." Dyanna susurró en voz baja, "No quiero sentirme aún más como un prisionero. Si tengo que comer con los de baja cuna y los sirvientes, entonces eso es lo que haré."

"Ese no es lugar para ti." Jaime dijo defensivamente, pero Dyanna se encogió de hombros. "Tampoco en la mesa del Rey, padre. Comeré con mi gente."

Para Jaime, sus palabras se sintieron como un cuchillo en el estómago.

Si tan solo supiera lo especial que es.

Asintiendo silenciosamente, Jaime salió de la habitación. Ya no deseaba ver a su hija en una crisis tan silenciosa, porque realmente no sabía cómo lidiar con ello. Dyanna era quizás la chica más especial en Desembarco del Rey, y sin embargo toda su vida, se sintió como una extraña.

Si tan solo pudiera ver cual es su verdadero propósito- lo que siempre había sido.