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Dyanna parecía haber corrido al rincón más oscuro de Myr mientras se aferraba a su dragón, que escaneaba la zona en busca de amenazas

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Dyanna parecía haber corrido al rincón más oscuro de Myr mientras se aferraba a su dragón, que escaneaba la zona en busca de amenazas.

"Métete en la bolsa!" Susurró con enojo a Rhaenyra, quien obedeció a su madre instantáneamente- metiéndose de nuevo en el saco, pero por desgracia para ella, parecía que a Myr no le agradaba ella en este momento.

"Oye, eres la perra dragón?" Un hombre llamó, y la mano de Dyanna se apretó alrededor de Rhaenyra que todavía estaba escondida. No necesitaba otra apariencia de su dragón y definitivamente no necesitaba más sangre en sus manos.

"A qué te refieres?" Le preguntó al desconocido mientras intentaba mantener el nivel de su voz. "Los dragones son mitos."

"Eso no es lo que mis amigos me dijeron." El hombre se rió, y dos más aparecieron a su lado, observando cuidadosamente los movimientos de Dyanna.

Debajo de su mano, podía sentir a Rhaenyra retorcerse pero no estaba dispuesta a dejarla ir. Rhaenyra pudo haber sido capaz de quemar vivo a un borracho, pero ella era todavía era muy pequeña. Dyanna no sabía cuán hábiles eran esos hombres.

Antes de que tuviera la oportunidad de responder, una flecha pasó por su cabeza, clavándose en el ojo izquierdo del hombre del medio y matándolo en el acto. Los dos hombres que estaban a su lado no estaban muy lejos, y dos flechas más apuntaron a sus pechos, dejándolos a ambos aferrados a las heridas abiertas que habían dejado.

Soltando su agarre en Rhaenyra, Dyanna se giró rápidamente para ver al atacante y se sorprendió cuando se encontró cara a cara con una chica, que tenía su arco apuntando directamente a ella.

"No quiero hacerte daño." Dyanna colocó la bolsa suavemente en el suelo y levantó las manos para rendirse. Lentamente, una cabeza de dragón azul salió de las ataduras y puso sus ojos en la chica morocha que ahora amenazaba al par.

"Qué hay del dragón?" La chica preguntó, asintiendo con la cabeza a Rhaenyra que estaba viendo la escena desarrollarse cuidadosamente.

Dyanna le dio un ligero empujón al dragón con su pie, quitando su atención de la morena y volviendo a su madre. "El dragón no te hará daño."

A regañadientes, bajó el arco, y la morocha salió de la zona sombría y entró en la luz. Debía tener la misma edad que Dyanna, pero su cara parecía deteriorada. Puede que todavía fuera joven, pero había visto lo peor del mundo, Dyanna estaba segura de ello.

"Te agradezco que me hayas salvado la vida." Dyanna le dio a la chica una sonrisa. "Puedo preguntar tu nombre?"

La chica dudó antes de responder- sus ojos se dirigieron al dragón que olfateaba el aire mientras la miraba. "Mi nombre es Alys."

"Un hermoso nombre." Dyanna dijo mientras bajaba las manos, empujando una de ellas hacia adelante para que Alys la agitara. "Yo soy Dyanna."

Alys le extendió cuidadosamente la mano, dándole a Dyanna un firme apretón de manos mientras lo hacía. Aprovechando la falta de concentración, Rhaenyra se bajó del libro en el que estaba y salió de la bolsa, acariciando la pierna de Alys a manera de agradecimiento.

Alys se estremeció pero no hizo ningún esfuerzo para alejarse.

"Qué puedo hacer para agradecerte?" Dyanna preguntó a la chica, quien se concentró de nuevo.

"Ví lo que hizo tu dragón en los muelles."

"Conocías al hombre?" Dyanna empezó a preocuparse. "Lo siento mucho, Rhaenyra solo estaba protegiéndome, yo-"

"No." Alys sacudió su cabeza, interrumpiendo a la rubia. "Vine a preguntarte algo, estás buscando a la Reina Targaryen?"

Dyanna temía la idea de decirle la verdad a una total desconocida, pero esa desconocida le había salvado potencialmente en los minutos anteriores. "Si, lo estoy."

Respirando profundamente, Alys casi sonrió. "Hay un grupo de nosotros- algunos de nosotros somos refugiados de la guerra de Poniente, otros son de la costa oeste de Essos. Nos dirigimos a Bahía de los Esclavos para jurar nuestra lealtad a su causa."

"Refugiados de guerra? A qué te refieres?" Dyanna preguntó, todavía ajena a los horrores de su familia.

"Le llaman la Guerra de los Cinco Reyes." Alys frunció su ceño. "Con Joffrey en el trono, hay mucha gente que lo llama ilegítimo o gente que piensa que puede hacerlo mejor."

"Cualquiera podría hacerlo mejor que Joffrey." Dyanna suspiró. "Siempre y cuando tengan un cerebro de tamaño decente, por supuesto."

Eso hizo que Alys sonría por un segundo. "Los Cinco Reyes- Joffrey Lannister, Balon Greyjoy, Robb Stark, Renly Baratheon y Stannis Baratheon."

"Ambos Baratheon se están rebelando?" Dyanna preguntó, agachándose para animar a Rhaenyra a volver a la bolsa.

Necesitaría idear un mejor plan si realmente quería mantener al dragón escondido del mundo.

"Si- aunque no juntos" Alys explicó. "Pero ambas sabemos quién es la verdadera gobernante de los Siete Reinos."

Dyanna hizo una pausa, Joffrey era su primo, y parte de ella quería estar al lado de la familia que había conocido toda su vida.

Por otro lado, Daenerys era su media hermana, y aunque nunca la conoció, sabía en los más profundo de su ser que resonaba con su causa.

"Si." Dyanna estuvo de acuerdo. "Y quiero ayudarla a recuperar su trono."

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