Mis manos sostenían el móvil aferrándose a él, no podía creer lo que veía en la pantalla, la imagen me hacía sentir un hueco en el corazón.
El frío de mi al rededor me ayudaba a no caer en una crisis nerviosa, entonces decidí salir de mi departamento en búsqueda de distraerme e intentar mantener mi mente clara.
Al caminar por las calles de Nueva York y trataba de hacer que mis respiraciones se tranquilizaran a medida que avanzaba por las concurridas avenidas, me dirigí a una cafetería frente al central Park, el lugar se había convertido en uno de mis favoritos en la ciudad, al cruzar la puerta solté el aire que inconscientemente estuve reteniendo, solo hasta tomar asiento mi mente comenzó a realizar preguntas sin parar.
¿Ésto es real?
¿Realmente es Adam?
¿Por qué hace ésto?
A pesar de las múltiples preguntas en mi cabeza, una pequeña parte de mí se negaba a creer lo que, frente a mis ojos, no había dudas de que ocurría.
Aferrándome a esa mínima esperanza y en búsqueda que me dijera que ésto era alguna clase de alucinación, envié un mensaje a Adam adjuntando la fotografía que más me dolía observar.
Él, abrazando por el cuello a una chica rubia, besándose mientras ambos sonríen en lo que pareciera ser alguna clase de restaurante.
Mis manos temblaban a la par que lo enviaba, pensé en adjuntarlo con algún texto, pero estaba demasiado nerviosa como para escribir en el teléfono.
Después de enviarlo puse el móvil sobre la mesa, temerosa de que en cualquier momento llegara la respuesta de mi ...prometido?.
No soy consciente del tiempo que paso mirando a la ventana, con la vista perdida entre la gente que pasa fuera del local y admirando el frio paisaje con las copas de los árboles cubiertos con nieve, hasta que sin poder detenerla, una lágrima recorre mi mejilla sin una advertencia previa, simplemente la preocupación y el miedo acumulados salen a manera de un tranquilo llanto que intento detener para no provocar una escena a mitad de la ciudad.
Pero antes de darme cuenta, una mano sosteniendo un pañuelo entra en mi campo de visión a la par que una voz preguntaba.
-¿Estás bien?
Al girar para observar a la persona que me tendía la tela color verde oliva, unos ojos azules me recibieron mientras que el propietario de éstos continuaba hablando.
-Tómalo, por favor.
Decía mientras sus cejas se alzaban un poco y en sus labios se dibujaba media sonrisa.
-Gracias. -dije al tomar el pañuelo de sus manos.
Me sequé las mejillas intentando esconder mi rostro en el pequeño cuadro de tela.
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Vuelve a mí, Adam [COMPLETA]
RomanceSegunda temporada de "Solo llámame Adam" "¿Crees poder perdonarme?" "No lo sé." "Lo siento." -Con una trayectoria casi impecable y una carrera traída de la tumba, llega una vez más al cuadrilátero para probar suerte. Con 1.88 metros, 83 kilogramos y...