Los invitados llegaban y entraban saludando alegremente. Algunas señoras solteras, otras con su marido, pero todas tenían un punto en común... Sus hermosas hijas que casualmente tenían más o menos la edad de Yoongi.
El pálido pasó por alto este detalle. De hecho nadie más que los padres de Yoongi sabían sobre la verdadera razón de la cena. Incluso su hijo se preguntaba porque hacían una cena de tal magnitud, con tan grande cantidad de invitados.
Bueno, en realidad, eran solo cuatro familias, incluida la suya, pero para Yoongi eso ya era mucho. Habían tres jóvenes, una de cabello largo, negro y lacio, que miraba hacia cualquier lado, desinteresada en la cena, otra delgada, cabello corto castaño, que le sonreía tímida a todo el mundo de vez en cuando, tirando su flequillo detrás de su oreja. Y luego estaba la tercera, Madeline. Sí la reconocía, se puede decir que no había cambiado nada desde que se separaron a los 9 años. Seguía igual de delgada y coqueta como siempre lo fue, a pesar de que en esa época era una niña, igual se las arreglaba para tirarle piropos de albañil al pálido cuando ningún adulto se daba cuenta.
En esos tiempos Yoongi ni se enteraba a que se refería con todas esas palabras que parecían sacadas de contexto, pero cuando fue creciendo entendió que la niñita se la pasaba coqueteandole sin escrúpulos de una manera muy extraña para tener tan solo 9 años.
— ¡Yoongisito! Tantos años que no nos veíamos...— la chica rubia se sentó en la silla al lado de Yoongi. Obviamente a los señores Min les pareció espectacular que Madeline haya vuelto de Estados Unidos junto a su madre, y por supuesto no perderían la oportunidad de invitarla, a pesar de que ambas señoras habían perdido el contacto hace años, logró encontrarla en Facebook y le envió la invitación al darse cuenta que estaba en Corea.
— sí... — contestó Yoongi un poco incómodo por la repentina aparición. No esperaba volver a verla, y menos en su casa.— sigues igual.— acotó para no sonar tan frío con la invitada.
— ¿En serio? ¡Tu igual! No has cambiado ni un poco...— se hizo la sorprendida, mirando de pies a cabeza al pálido, que comenzó a comer de lo que le habían servido.— sigues igual de guapo.— le dijo en un tono sugerente, apoyando su mano en el muslo de Yoongi, haciendo que este comience a toser sorprendido.
— g-gracias...— habló el pálido luego de recomponerse. La sonrisa de la rubia se ensanchó al notar los nervios de Yoongi. y comenzó también a comer junto a él, mientras los adultos conversaban sumidos en sus recuerdos de adolescencia y niñez, y contando cómo los había tratado la vida.
— cariño, si ya terminaron de comer pueden ir a la sala a conversar — la señora Min les habló a los jóvenes que estaban allí mirando a los adultos conversar. Todos aprovecharon la oportunidad para levantarse e irse.
— disculpa...— la chica tímida tocó el hombro de Yoongi, y este volteó.— ¿Donde está el baño?— dijo con algo de vergüenza.
— arriba, es la primera puerta que vez al subir.— respondió Yoongi amablemente, sentándose en el sillón. La chica le agradeció y se fue, siendo seguida segundos después por la de pelo negro y lacio.— Mmm... ZosPechOsO.— murmuró el pálido riéndose de su propio pensamiento, sin tomar en cuenta la presencia de la rubia, que se las rebusco para sentarse a su lado en el sillón.
— Yoongi ¿Como has estado todo este tiempo? ¿Me extrañaste?— Madeline se inclinó hacia el lado, queriendo estar aún más cerca del pálido.
— eh... He estado bien, últimamente hice más amigos que antes...— contó Yoongi, ignorando la segunda pregunta porque su respuesta era «no, no te extrañe ni un poco»
— oh... ¡Que bueno!— exclamó aunque parecía no estar contenta con eso.— estoy un poco sorprendida ¡eres tan tímido que no me lo esperaba!— habló como si lo conociera a pesar de no haberlo visto hace años, y eso le molestó un poco a Yoongi.
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¡Maldito Club de Shipers!
FanfictionKim Taehyung se dió la vuelta, sin prevenir que venían Min Yoongi y su equipo de basket por el pasillo, por lo que, obviamente, chocaron, y el más bajo cayó al piso. Rápidamente Taehyung fue a ayudarlo, dándole su mano con una sonrisa avergonzada...