«14: pijamada »

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— ¡VIVAN LOS NOBIOSSSS!— Gritó Kaisu. Entonces Yoongi y Taehyung se separaron dejando un silencio algo incómodo.— chales, otra vez la cagué.— susurró la chica para si misma.

— buenoooo ¿Y la comida? Vine porque me lo prometieron.— sentenció Jin, con su novio agarrado del brazo.

— por dos.— respondió Jungkook haciéndose el enfadado.

— por tres.— se coló Namjoon.

— ¡acá está la chimichanga!—  habló Jimin, recién descubriendo toda la comida chatarra en la despensa de la casa de su amigo.

Entonces todos se amontonaron como lobos hambrientos, comenzando a pelear por la comida y todo, dejando como segundo plano a ambos chicos que se alejaron de a poco para sentarse distantes en ambos extremos del sillón en la sala.

— ¡Pum!— exclamó el castaño bajito tirándose al lado de taehyung.— ¿como andamio?— preguntó con la boca llena de golosinas.

— todo viento.— respondió Taehyung recobrando una sonrisa.

Entonces otro más se lanzó al sillón, era Namjoon. Todos se le quedaron mirando porque al lanzarse tan fuerte hizo tambalear el sillón, pero al parecer ni cuenta se dió, y solo habló.— Jimin ¿Puedo invitar a un amigo? — preguntó con el celular en su mano.

— eso depende del dueño de casa...— el castaño apuntó a su amigo.

— claro, no hay problema.— dijo amablemente el moreno.

El resto, excepto Yoongi, seguía peleando por la comida. Si, pueden imaginarse a Jin peleando con Jungkook por una bolsa de frituras, mientras Kaisu se guardaba todo lo que fuera comestible en sus bolsillos, engordando así unos 5 kilos su silueta. La verdad es que todos estaban mirándolos a ellos tres, riéndose porque creían que nadie los observaba.

— en todo caso ¿Quien invitó a Lord farcuad?— cuestionó Taehyung.

— se invitó sola.— respondió Jimin quitándole importancia al momento en el que sonó el timbre.— ¿Tan rápido llegó tu amigo?

— supongo que es él... ¿Le hacemos el ritual?— ideó Namjoon, a lo que todos estaban de acuerdo.

Se volvieron a poner las batas preparando su actuación, pero de manera rápida, y abrieron la puerta. Ahí estaba un chico moreno, castaño oscuro, delgado y algo bajito, pero no más que Jimin. Vestía de playera verde, pantalones sueltos y unas zapatillas peculiares que combinaban el blanco y el amarillo, traía una sonrisa en el rostro que se borró al notar las velas en el suelo de la sala oscura.

Y su rostro se deformó mas aún cuando un brazo lo jaló dentro de la casa y cerró la puerta.— ¿N-namjoon?— titubeó, dándose cuenta como persona con batas los rodeaban.

— Chumbalaka chumbalaka Zumbalaka Zum...— comenzaron a cantar como coro de iglesia, solo que mucho menos lindo.

— ¡NAMJOONIEEEE!— Gritó mientras corría por todos lados el invitado. De tanto correr y lloriquear en busca de su amigo, chocó con un cuerpo, y al tener una estatura parecida a la de Namjoon, se aferró a él, escondiendo su rostro en el cuello de aquella persona.

Entonces las luces se prendieron y todos se quitaron las batas mientras reían. La nueva víctima de sus bromas incluso sintió a su supuesto amigo riéndose, hasta que se dió cuenta que esa no era la risa de su amigo, intento separarse pero sintió que una mano pegaba su cabeza de nuevo al hombro.

— tranquilo pequeñín, no llores...— se burló el moreno acariciando la cabeza del nuevo invitado. Solo entonces lo soltó para ver cómo esté se separaba con el ceño fruncido, pero más confundido que enojado.

¡Maldito Club de Shipers!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora