«41: amor propio y más »

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Namjoon había vuelto a la escuela, por poco no lo dejan entrar, pero mencionó que había olvidado algo, y no tuvieron más opción que dejar que entre unos segundos.

Pero en vez de buscar el supuesto objeto perdido, se dedicó a buscar a la rubia, con la cual jamás había hablado como tal, por lo que ésta sería la primera vez que lo conocería, y lo conocería en su peor plano.

A lo lejos la divisó, saliendo del baño de chicas, y la siguió un poco hasta tomarla por el brazo y darla vuelta, lo que provocó que está soltara un gritó de miedo, y luego suspiró al ver al chico.

— agh... Sueltame.— le ordenó la rubia, pero Namjoon sabía que si hacía eso ella se iría.

— no, primero escúchame.— impuso el más alto, tratando de calmarse a sí mismo. La rubia no hizo nada más que poner una expresión de intriga para que siga hablando.— ¡Tú! — la señaló.— ¡deja de creer que puedes hacer lo que se te da la gana con quién quieras solo porque no te dieron lo que querías!— exclamó, pero casi en susurro porque no quería que alguien los corriera del pasillo.— ¿Acaso eres una niña que necesita atención? Ya eres una adolescente, madura y deja de dañar a gente que no te ha hecho nada malo.— le regaño, como si de un padre se tratara.

Madeline miró molesta a otro lado, dándose cuenta de que aún la tenía agarrada del brazo.— ¡tss!— soltó tirando de su brazo para salir del agarre.— ¡Tú no sabes nada de mi vida!— le dijo para voltear e irse.

— ¡Se lo suficiente!— gritó namjoon.— ¡Niña malcriada y con falta de atención! ¿Es por eso que buscas tanta aprobación masculina? ¿Por eso te enfadas cuando te rechazan? ¡Eres demasiado predecible! ¡apenas te conozco y ya sé cómo hacerte enojar!—  la rubia que iba diez pasos alejada se dio la vuelta con los puños cerrados y retrocedió cinco pasos.

— ¡Deja de fingir! — le gritó al más alto.— ¡seguro esta es tu excusa para hablarme porque te mueres por mi! Eres un hipócrita usando a tus amigos para acercarte ¿Lo sabes?— río para si misma con prepotencia.

— ¿Acaso oyes las estupideces que dices?— cuestionó Namjoon con sarcasmo.— Mira niña, ya no importa cuánto te esfuerces en atacar a mis amigos, sea lo que sea yo estaré allí para apoyarlos. No soy muy fuerte, ni muy inteligente, pero al menos ellos tendrán mi amistad cuando la necesiten.— expresó, acercándose un poco más a la chica, para mirarla desde arriba.

— ¿Y?— Madeline fingió no importarle ni sus palabras ni la inminente cercanía, mucho menos lo intimidante que era estando enojado.

— a diferencia de ti, nos tenemos entre nosotros, y tú no tienes nada... ¿Sabes por qué? Porque no sabes aceptar un no por respuesta, porque eres tóxica y solo te importa que todo el mundo te ame, pero jamás lo lograrás de esa forma.— el moreno se dió la vuelta, con los puños apretados por el enojo del encuentro, dispuesto a irse, pero algo lo hizo pararse en seco.

— ¿Y entonces como lo logro? ¡¿Como hago que todos me amen?!— la voz de Madeline a sus espaldas sonó rota y con desesperación, lo que sorprendió a Namjoon, que miró con pena a la chica que tenía los ojos llorosos.

En un acto de benevolencia le dió el mejor consejo que pudo recibir alguna vez aquella rubia.— No es necesario que todos te amen, basta con que tú te ames a ti misma, y lo demás vendrá después...— la rubia le quedó mirando extrañada, intentando descifrar las palabras del más alto.— Con paciencia...— añadió al final Namjoon, antes de partir de una vez por todas.

Y aunque el encuentro fue terrible, la última parte de la conversación lo dejó con una pizca de esperanza.

[...]

Ya eran las cinco de la tarde... Del día siguiente al que Yoongi quedó encerrado. Su madre estaba demasiado preocupada por él, sobretodo porque no había comido nada, y su esposo no le permitía ni siquiera acercarse a la pieza de su hijo. Pero ese día el hombre salió, a trabajar más tarde de lo común, aún así, ya no estaba en casa, sino que camino al trabajo, así que la señora Min cocino algo rápido y se lo llevó a la habitación de su hijo.

Lamentablemente su esposo se había llevado las llaves, pero ella era inteligente, y ya había buscado en internet como abrir las puertas, así que con una tarjeta intentó e intentó hasta que logró abrirla de golpe, dejando ver a un Yoongi sorprendido, con una mochila gigante en sus manos a punto de lanzarla por la ventana.

— mamá...— musitaron los labios secos de su hijo único, y ella corrió a abrazarlo, dándole un sándwich y un vaso con jugo.

— bebe...— ordenó en silencio aunque nadie pudiera oírla y volvió a abrazarlo, acariciando su cabello.— mamá está aquí...— susurró.

— p-perdón...— la voz del chico se oía cansada y ronca de tanto llorar durante la noche, y su madre lo sabía, porque ella tampoco pudo dormir escuchando a su hijo sufrir.

— no debes disculparte... Tu padre está equivocado, porque pone por delante sus prejuicios antes que tú felicidad.— explicó la señora, soltando el abrazo y mirando de nuevo a su hijo, y la ventana abierta detrás de él.— ¿Huirás?— preguntó con algo de tristeza.

— y-yo... Planeaba ir a la casa de Tae, pero no le digas a papá... Por favor...— rogó Yoongi con un puchero poco visible.

La señora Min sonrió con dulzura.— espérame aquí.— le ordenó, para irse unos minutos y luego volver con dinero y un celular entre sus manos.

— toma, este es mi celular antíguo, tiene mi actual número... Y llévate este dinero, no es mucho, pero espero que te sea útil...— le entregó la madre a su hijo y este sonrió, a punto de llorar.— lamento no poder darte un hogar seguro...— agachó la cabeza con pena.

— no es tu culpa... No eres la única que vive en esta casa.— Yoongi abrazó a su madre con fuerza.

A esas alturas ambos estaban sollozando, ya todo se volvía incierto y no sabían cuando podrían volverse a ver sin poner en riesgo la seguridad del único hijo de aquel matrimonio.

Soltaron el abrazo y ambos sabían lo que tenían que hacer. La señora Min retrocedió y cerró la puerta, fingiendo que nunca entro a la habitación, Yoongi la aseguró desde adentro para que pareciera que nada la había movido, y luego de eso saltó por su ventana hacia en árbol, y del árbol al suelo con su mochila llena de su ropa y cosas que creyó necesarias.

Entonces salió corriendo en dirección a la casa de su novio.

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Man, nada que ver pero antes de escribir esto releí el capítulo anterior y me encontré con esto:

REPETÍ TRES VECES EL ENTONCES EN TODOS ESOS PARRAFOS SKXNWLFBWLFBSK

Igual ya lo arregle, pero tipo, me decepcione mucho de mi habilidad de narración xD igual, me quejo pero ni siquiera reviso antes de subirlo porque soy una floja y a mucha honra😼👌

Weno eso...

No sé qué decir al final de los capítulos xD pero pues... A esta historia le queda muy poco, y hay probabilidades de que sea la última historia que suba ksbxlsbdks o tal vez no, no se sabe.

Chau uwu

¡Maldito Club de Shipers!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora