ᴛʜᴇ ꜰᴀᴋᴇ ʟᴏᴠᴇ 𝐨𝐟 𝐚 𝐛𝐚𝐝 𝐛𝐨𝐲 || ᴊᴋ ©

𝟙𝟡.

Apagué el molesto sonido de la alarma y continué durmiendo un poco más de la cuenta.

Estaba demasiado cansada y lo que menos me apetecía ahora mismo era ir a la universidad.

Las únicas fuerzas para poder levantarme de la cama era ver a mis amigos.

Después de un pequeño rato, o eso me pareció a mí, abrí de repente los ojos.

¿Qué hora es?

Tomé mi móvil que descansaba en la mesilla de noche para encenderlo.

— ¿¡Las siete y media!? — me alteré.

Me levanté de un salto de la cama.

Abrí mi armario, menos mal que la noche anterior había dejado doblada y preparada mi ropa para hoy.

Era un vestido a cuadros color amarillo con negro, por debajo un jersey de cuello alto color crema combinado con una falda vaquera y unas botas militares negras.

Todo ello es ropa comprada por mis amigos.

Por encima me puse una chaqueta marrón, muy calentita y perfecta para el otoño.

Entré en el baño para peinarme y hacerle una coleta a mi castaño y reluciente cabello. Me puse unos pendientes plateados, eran como dos lunas menguantes.

Me lavé los dientes, apliqué cacao a mis labios dándoles un tono color rosáceo y un poco de crema a mi piel.

Salí del baño para tomar mi mochila y meter mis libros y libretas en ella.

Casi me caigo por las escaleras de lo rápido que iba.

— Señorita, ¿no desayuna? — preguntó Nani confundida al ver como estaba a punto de salir por la puerta.

— Es que llego tarde. — mordí mi labio inferior con culpabilidad.

— Siempre se le pegan las sábanas. — negó divertida.

Se acercó a mí con un brick de zumo de uva y una tostada.

— Tome, cómasela por el camino. Por cierto está usted muy guapa hoy. — sonrió dulcemente.

A veces sentía que ella era mi segunda madre.

— Gracias, te amo Naniii. — canturreé.

Salí corriendo por la puenta antes de que se me hiciera más tarde todavía.

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〖 Narra JK 〗

— ¿Entonces como siempre? — dijo TaeHyung elevando las cejas.

— Exacto. Iremos al club sobre las diez y nos divertiremos con las chicas. — pasó su brazo por el hombro del de sonrisa cuadrada.

Se miraron con picardía para así hacer un mini bailecito celebrándolo.

— ¿Pensáis acostaros con alguna?

Apoyado sobre los casilleros consumía el resto del cigarrillo que se encontraba entre mis labios.

— Eso no se pregunta. ¿Acaso no sabes que es necesario el sexo al ser adolescentes?

Ambos se echaron a reír, risa que acabaron contagiándome por muy tonta que fuera.

Entonces una estampida de personas pasaron por delante nuestro y comenzaron a rodear a una persona.