𝟚𝟙.

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Una fuerte fuente de luz se avalanzó sobre mis ojos provocando que se abrieran de golpe, ese gesto causó una ceguera mañanera la cual desapareció cuando los sobé con mis manos, sin embargo aún los tenía entrecerrados.

Desde la cama era capaz de ver por la ventana la imagen de un cielo completamente azul inundado por algunas cuantas nubes grises de las lluvias de estos últimos días.

Aún no estaba consciente de lo que ocurría a mi alrededor, seguía adormilada.

Decidí volver a recostarme sobre la cama para continuar durmiendo.

Tomé la sábana impulsándola hacia arriba para así taparme nuevamente.

Estiré mi pierna un poco más hacia el lado izquierdo y menuda sorpresa me llevé, estaba sobre algo.

En ese momento recordé que JungKook había estado cuidándome la tarde anterior y que se había quedado a dormir.

Apenas inmóvil retiré la sábana que se aferraba a su figura, debido a que se apoderaba de él por completo que nisiquiera se le veía la cabeza.

El azabache estaba tumbado mirando hacia mi dirección, encontrándome con su faz cara a cara.

Estaba recostado de lado y con su brazo escondido bajo la almohada.

Sus prominentes ojos estaban cerrados y sus labios levemente entreabiertos sintiendo su respiración chocar contra mi rostro.

Si no tuviera esos agujeros en las orejas repleto de piercings, tatuajes por todos sus brazos y manos y esa personalidad tan egocéntrica, distante y fría...

Diría que se veía como un inocente niño que dormía y viajaba a través de los sueños para hayar la calma y la serenidad.

Decidí hacer lo mismo cerrando mis párpados por completo y reconciliando el enseño.

Justo cuando comenzaba a quedarme dormida un sonido de abajo hizo que abriera de nuevo mis ojos de golpe y elevarme sobre la cama.

— ¿Qué hora es? — me pregunté a mí misma susurrándolo para no despertar al pelinegro.

Tomé el móvil, que como todas las mañanas, se encontraba cargando en mi mesilla de noche.

Lo alcancé para presionar el botón y confirmar mis sospechas.

— ¡No puede ser!

Fue lo que dije al ver la pantalla para que acto seguido tirara el móvil por alguna parte de la cama.

— ¡JungKook despierta! — hablé desesperada mientras lo movía. — ¡Que te levantes idiota! — me subí sobre él.

En su rostro se dibujó un ceño fruncido y unos ojos rasgados que aún no estaban abiertos del todo.

O eso era antes, ahora los tenía abiertos como platos y más bien estar sorprendido parecía asustado.

— ¿Qué haces? — musitó él con una voz algo ronca.

— ¿Eh? — dije también confundida. — ¿a qué te...

Entonces caí en cuenta de que estábamos en una postura algo incómoda para ambos.

Yo a horcadas sobre él y sin saber como sus manos llegaron a ambos lados de mis caderas.

Regresando a mis cinco sentidos me bajé de encima suyo para así levantarme de la cama y tomar su chupa de cuero para tirársela en la cara.

— Debes marcharte, ¡ya!

También se eleva de la cama aún inconsciente.

— ¿Y se puede saber por qué tanta prisa muñeca? — preguntó calzando sus características botas militares negras y colgando la chaqueta sobre sus hombros.

ᴛʜᴇ ꜰᴀᴋᴇ ʟᴏᴠᴇ 𝐨𝐟 𝐚 𝐛𝐚𝐝 𝐛𝐨𝐲 || ᴊᴋ ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora