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Un pulso inquieto, una respiración desordenada.

Como si de un cadáver andante me tratara, mi rostro era como un folio, en blanco, sin ningún trazo sobre él.

Oscuras cavidades bajo mis ojeras, labios cortados con una gran desnutrición y algo descoloridos.

Mi organismo había sido adueñado por una gran pérdida de peso a juego de una colosa ansiedad.

Solo apretaba mis ojos, reteniendo mis dolorosas lágrimas pero había llorado tanto que nisiquiera podía seguir haciéndolo.

No quiero escuchar sus palabras, no quiero admitir la realidad.

Oprimí mi rostro al igual que mis grandes puños, cabizbajo y lleno de culpabilidad y rabia.

Pero no puedo seguir atrapado en mi consciencia...

Ella había muerto.

Ahí estaba ella, mi princesa, frente a mis ojos recostada sobre la cama en la que descansaría por el resto de su vida.

Parecía un ángel, hermosa. Vestida de blanco, su hermoso y corto vestido, su cabello azabache y ondulado, casi llegando a sus hombros.

Su neutrable rostro, blanquecino con sus mejillas color carmesí, como si hubieran sido pintadas con delicadeza con un pincel.

Una línea atravesaba sus dulces y gruesos labios, algo extraño, ella siempre tenía una gigantesca sonrisa.

Quería besarla, aunque fuera por última vez.

Las personas del entorno se mantenían en silencio, algunas lloraban, así como Jennie, quien era consolada por el toque de su hermano mayor Jin.

Su pareja NamJoon lo miraba con tristeza, apoyando su mano en su cintura aproximándolo a su pecho para besar su cabeza.

Hwasa tenía su mano entrelazada con Kai, uno de los tantos profesores que anteriormente me daban clase.

Y aunque me hubiera enterado de su ruptura, de que su amor a escondidas había finalizado, sabía que ambos seguían gustándose mucho, aunque ellos dijeran que simplemente sentían atracción física.

El grisáceo cielo fue cubierto por una manta de nubes ennegrecidas, apagando al día. Estaban llenas de agua, así que comenzó a llover, como si desahogaran todas sus penas sobre mí, mojándome.

Las gotas resbalaron por mis mejillas al igual que mis lágrimas, las cuales se mezclaron sin poder diferenciarlas. Las sequé con la manga de mi traje negro, rozando la tela contra las múltiples heridas de mi rostro.

El padre de ____________ me había golpeado muy fuertemente culpándome.

Casi me mata, pero mi padrastro logró detenerlo. Estaba frente a mí ahora mismo, mirando fijamente el cuerpo sin vida.

— Vámonos Jayden, debes descansar... — le dijo una mujer bastante más baja que él.

Si mal no recuerdo se llamaba Nani y trabaja para la familia Smith desde hace años atrás.

La gente comenzó a alejarse del sitio, el entierro había finalizado y la lluvia aumentó su intensidad. Pero me daba totalmente igual cualquier cosa por ella.

Sentí una mano apoyarse en mi hombro.

— JungKook... — dijo la de cabellos morenos y, aunque no me llevara del todo bien con ella ni con sus amigos, ahora eran los únicos que me comprendían.

— Jennie... — dije dándome la vuelta lentamente, con una voz apagada mientras sobaba mis ojos. Llevaba días sin dormir, y aunque no lo hiciera esta pesadilla no terminaba.

ᴛʜᴇ ꜰᴀᴋᴇ ʟᴏᴠᴇ 𝐨𝐟 𝐚 𝐛𝐚𝐝 𝐛𝐨𝐲 || ᴊᴋ ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora