ᴛʜᴇ ꜰᴀᴋᴇ ʟᴏᴠᴇ 𝐨𝐟 𝐚 𝐛𝐚𝐝 𝐛𝐨𝐲 || ᴊᴋ ©

𝟜𝟙.

JungKook, anonadado, me tenía atrapada en sus trigueños ojos; analizándome detenidamente. Es como si tratara de recordarme, haciendo un pequeño esfuerzo, pero parecía no reconocerme.

— Es, ¿imposible? — hacía una mueca mirándome con algo de desprecio. — además yo tengo novia.

Auch.

He sentido una punzada en el pecho.

Me acerqué cruzando mis brazos.

— ¿Nancy? ¿Nancy Jewel? ¿la famosa estudiante y jugadora de volley de la otra universidad de la ciudad?

— ¿Qué comes que adivinas? Porque estás empezando a darme mal rollo friki. — dijo moviéndose a un lado de la cama tratando de mantener cierta distancia.

Rodé los ojos.

— La has dejado, habéis roto.

Él se quedó pensando.

— Bueno, no creo haber durado mucho tiempo siéndole fiel.

A mí me eras fiel... aunque me hiciste creer que no.

— Pero... — esta vez apagó la televisión y me prestó la mayor atención posible. — ¿cómo sabes...?

— Es una larga historia. — intervine. — te la contaré otro día.

Le veía desconfiado por mis palabras, y es que me dolía, pero tenía que ser positiva con toda esta situación e ir poco a poco si es que quería recuperarlo.

Aunque yo tendría que coger un vuelo al otro lado del mundo en menos de quince días. Solo quería que regresara el JungKook que se había dado cuenta de sus errores y que intentaba cambiar para ser una mejor persona.

Tal vez, yéndome me olvidaría de él, podría empezar desde cero y también podría darle una oportunidad a Soobin y seguir con nuestro acuerdo.

Rehacer mi vida.

Y si JungKook no me recordaba a lo mejor era un punto en positivo. Le haría menos daño cuando me marchara, solamente sufriría yo y nadie más.

Menos dolor.

— Es que me parece imposible que tú hayas sido mi novia. — habló como si pensara en alto. — somos polos totalmente opuestos.

— Bueno, como dicen, los polos se atraen. — respondí.

Este se rió burlonamente.

— Estoy empezando a pensar que todo esto es un cuento tuyo que te has inventado solo para confundirme. — ladeó su cabeza sonriendo. — ya sé que soy guapo, pero mocosa, no eres mi tipo, nunca lo fuiste, ni jamás lo serás.

Ahora quien reía era yo.

— Ah, ¿sí? ¿y según tú como es tu "tipo"?

Miró hacia el techo con su mano apoyada en su mentón. — Dos o tres años mayor que yo, alta, delgada, pero con pechos y culo grandes. —posó su mirada en mí.

Me estaba comiendo con la mirada, como si estuviera viendo cada detalle de mi persona.

— Aunque ahora que te veo de cerca con ese vestidito, tienes un buen cuerpo. — su lengua rozó su labio inferior con sutileza.