ᴛʜᴇ ꜰᴀᴋᴇ ʟᴏᴠᴇ 𝐨𝐟 𝐚 𝐛𝐚𝐝 𝐛𝐨𝐲 || ᴊᴋ ©

𝟞.

Sin decir ni una sola palabra JungKook se adentró en aquel edificio.

Observé cada uno de sus movimientos, se dio la vuelta y me miró dándome a entender de que lo siguiera.

Inhalé aire y me adentré en aquel desconocido lugar.

Me sorprendí bastante, solo por la entrada era demasiado lujoso.

Jeon se posicionó frente a un ascensor y apretó el botón que segundos después ya estaba frente a nosotros con las puertas abiertas.

Una vez llegamos a la tercera planta, caminó haciendo resonar sus botas Martens por aquel profundo pasillo.

Detuvo su andar frente una puerta, más concretamente la "376" y de su bolsillo trasero saca un juego de llaves.

Con una de estas abrió la cerradura para después entrar.

¿Eh?

Era un departamento espacioso y moderno mezclado con una hermosa decoración y con mucho orden.

Vaya, orden, pensaba que esto sería el mismísimo desastre.

Había un gran ventanal que regalaba unas hermosas vistas de la ciudad, un sofá enorme de color negro, una gran alfombra roja que recorría la mayoría del salón y una televisión que solo por su tamaño, se sabía que su calidad sería excelente.

Además de la Play Station que tenía a su lado con un juego de mandos.

Giré sobre mí y me encontré con la cocina, su una encimera de color rojo y un suelo blanco.

Las paredes eran grises, dando un ambiente desarrollado. En el centro había una mesa para comer. Al fondo, un gran pasillo, supongo que llevaría hacia las habitaciones.

Parpadeé varias veces y miré a Jeon.

Este dejó su chaqueta de cuero en un perchero y se acercó a la cocina para servirse un vaso de hielo con whisky.

Dio un sorbo para luego hablar.

— ¿Quieres algo de beber? — cerró la botella.

— Quiero saber que pinto yo aquí. — seca.

Cuanto antes hablara, antes me iría.

Este sonríe para dar un segundo trago terminando por completo su bebida.

Con cansancio quitó sus botas para a continuación sentarse en el sofá.

— Ven.

Rodé los ojos y me posicioné delante suya.

— Jeon no estoy para bro-...

Me interrumpió tomándome de la cintura para sentarme sobre sus piernas.

— ¿Q-Qué ha-haces? — tartamudeé.

— ¿Nerviosa? — sonrisa ladina.

Desvié la mirada.

— Tonterías...

En verdad este hombre me pone demasiado nerviosa y no sé por qué.

— ¿Ah sí? ¿qué pasa si hago esto?

— ¿Eh?

De un momento a otro estaba tumbada en el sofá y con él sobre mí, nuestros labios se rozaban, mantenían el contacto.

— Te voy a violar... — susurró en mi oído.

Mis ojos se abrieron como platos y mi respiración se aceleró a lo que él suelta una carcajada.