ᴛʜᴇ ꜰᴀᴋᴇ ʟᴏᴠᴇ 𝐨𝐟 𝐚 𝐛𝐚𝐝 𝐛𝐨𝐲 || ᴊᴋ ©

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El salón de mi hogar era muy acogedor, pequeños recuerdos del pasado venían a mi mente cada vez que estaba en el.

Recuerdo cuando por las noches no podía dormir debido a la tormenta, a veces iba a junto mi padre para dormir a su lado, pero la mayoría de veces se encontraba trabajando.

Venía corriendo a los brazos de mi madre, eran como una manta que me arropaba cuando tenía frío, un escudo indestructible o un refugio al cual acudir cuando lo necesitaba.

Mientras enrredaba sus dedos en mi cabello, acariciaba mi cabeza y repitiéndome una y otra vez: "todo estará bien".

Después me preparaba un pequeño vaso de leche fría, juraría que era como un antídoto, era tomarlo y entrarte un inmenso e inagotable sueño en el momento.

Me dormía sobre el pecho de mi madre hasta que me quedara profundamente dormida.

Al final por las mañanas despertaba en mi cama, como si todo hubiera sido cosa de mi mente pero no.

Sonreí al recordarla porque la necesitaba tanto...

Sus sabios consejos en este momento, sus abrazos, sus caricias...

Si pudiera escuchar su dulce y relajante voz por última vez...

Pero lo último que oí de ella fue un grito de horror y dolor.

Mis ojos se cristalizaron al recordarlo. Pero no era una débil así que contuve mis ganas de llorar.

— Toma asiento. — sugerió mi padre.

Sin quejas me senté sobre el sofá de terciopelo y crucé mis piernas debido a que llevaba una falda.

Estaba vestida para ir a casa de Jeon, hoy tenía que darle nuevamente clases, aunque estuviéramos enfadados tenía que hacerlo.

No quiero broncas ni sospechas por parte de mi padre.

Nani se adentró en la sala y rellenó unas tazas los cuales tenían pequeños dibujos milimétricamente perfectos y detallados.

Desde aquí podía oler el aroma del rico té verde.

— ¿De qué quieres hablar? — escupí para que se dejara de rodeos.

— Quiero tener una charla contigo acerca del matrimonio. — afirmó él. — Quiero explicarte como van a funcionar las cosas.

No dije nada, dándole a entender de que podía comenzar a hablar.

— La boda será a principios del próximo año, en enero. Después de ello os iréis de luna de miel por dos semanas, el lugar podéis elegirlo entre los dos. Cuando regreséis os hospedaréis en la mansión que hemos comprado donde comenzaréis a vivir juntos. Y después ya iréis ambos a vuestros puestos de trabajo.

— ¿Y cuando nos divorciamos? — era lo único que me interesaba.

— Eso ya lo hablaremos en su momento. Luego de que os divorcéis podéis seguir siendo novios como antes.

Ahora que había mencionado eso.

¿Jeon seguiría fingiendo que es mi novio?

Supongo que no, si nos divorciamos también deberíamos dejar ese juego a un lado, ¿si no qué se pensará la gente?

— ¿Eso es todo? — dije tratando de contener mis ganas de gritar de lo molesta que estaba.

— Sí, puedes marcharte. — dio un sorbo a su té.

Coloqué mi mochila sobre mis hombros para salir de allí con un andar rápido.

Estaba demasiado enfadada, odiaba el hecho de que me vaya a casar a una edad tan temprana, que deba de dejar mis estudios para trabajar en la empresa de mi padre.